El otro mundo

Capítulo 3: EL ENTRENADOR

El entrenador siempre ha sido un hombre muy amable con nosotras. A mis compañeras de equipo y a mi nos ha entrenado desde que éramos prácticamente bebés. Él es prácticamente como nuestro segundo padre.
Cuando lo conocimos era un hombre joven, con pelo y muy fuerte; ahora, de hecho, ahora era todo lo contrario. Puedo decir que conmigo siempre tuvo una relación muy próxima, y que a veces confiaba más en el que en papá. Siempre me contaba que, de pequeño, él era el jugador más pequeño de su equipo y siempre decía a los que se burlaban de él que un día alcanzaría las estrellas y sería un jugador de baloncesto importante. La verdad es que fantaseaba mucho, pero un día creció y se hizo grande. Un seleccionador lo fichó para ir a jugar con grandes estrellas a la NBA, y así lo hizo.
Pasó un año debutando en esta liga y, para su sorpresa, ganó et título a MVP. Le ofrecieron grandes metas con grandes beneficios. Cuando su vida parecía perfecta, algo sucedió que le marcó para siempre... en un partido, un jugador contrincante que medía el doble que él se le cayó encima, rompiéndole de esta manera la rótula e impidiéndole jugar el resto de su vida. Pero eso no le impidió seguir estando en el mundo del deporte, así que se hizo entrenador, y de esta manera nos conocimos. Siempre fue un hombre muy paciente y optimista.

Muy apenada por el entrenador y por papá decidí descubrir qué había sucedido, así que inicié una búsqueda por mi cuenta, empezando por husmear los armarios de mamá. No encontré nada, así que me estaba retirando de su habitación cuando por casualidad me dio por mirarme a su espejo, reflejando una caja que se encontraba debajo de su cama. Me acerqué a la caja y la saqué para tener mayor visibilidad. En ella, había un gran espejo, un libro y una foto en muy mal estado (y rota). Primero le saque el polvo al libro. Era un libro de terciopelo, no muy grande con una imagen en negro. Un negro tan negro que parecía que si lo tocaba me absorbería. Leí su portada "Magia negra". A mamá siempre le gustaron los libros de fantasía y no la culpo, ya que a mí me apasiona la lectura gracias a su influencia.
No me molesté ni en leer la contraportada y pasé a la foto. En ella se veía a mamá muy feliz. Llevaba un gran vestido blanco y una gran sonrisa, con ella estaba otro hombre, muy guapo también con un esmoquin azul marino, acompañado de una flor blanca como la nieve. En la foto se apreciaba que estaban abrazándose muy felices. Fijándome más en los detalles vi que en el fondo de veían dos siluetas más, una era de un hombre de muy cercana edad a la que debía tener mamá en esa foto y la otra silueta era la de una mujer, que por su apariencia no debía estar pasándolo muy bien en ese evento ya que  no compartía la misma felicidad que mamá y papá. Esa mujer, al igual que el hombre, miraban con cara indeseable a mamá y al otro hombre. No llegaba a reconocer el rostro del sujeto masculino, pero la mujer... era nuestra vecina, la señora Lily Potter, mujer de James Potter. Giré la carta y detrás estaba escrito "te quiere, Dave".
Sin darme un respiro, llevé la caja a mi habitación y sin dudarlo un segundo ya me encontraba tocando al timbre de mis vecinos. Para mi sorpresa, nadie estaba en casa.
El Sr. Weasley, que pasaba por ahí dando su paseo diario, me contó que los Potter no estaban desde la desaparición de papá. Llegó la noche y yo seguía investigando por la casa cuando miré por la ventana y me encontré a mamá hablando con los Potter que ya habían regresado. El Sr. Potter le dio a mamá un colgante y rápidamente se despidieron. En la cena le pregunté a mamá por los Potter y me contó que estaban de viaje y que acababan de regresar, pero pronto volverían a irse ya que la Sra. Potter estaba enferma e iban en busca de una cura para ella.