El pasado se convierte en presente

10 1 0
                                    


Luego de que el general Kon se fuera, Quedamos libres de orden alguna, es raro esto, normalmente cuando un ayudante termina una tarea, se le asigna otra, o se la da permiso para poder descansar, pero esta vez no, estaban tan apresurados en salir nuestros superiores que hasta parece que se olvidaron de nosotros.

- ¿Y ahora que hacemos Kudo?

- No lo sé, caminemos por ahí mientras tanto

Casi nunca hablo de temas que no son ordenes o trabajos con Omori, me siento mal por ello, desde que llegue aquí se acercó a mí para ser mi amigo, podría decirse que es el único amigo que tengo en todo el ejército.

- ¿Dime Omori, que opinan tus padres de tu decisión de entrar al ejercito? Si mal no recuerdo ellos tenían influencias para poder librarte de él, diablos quien no quisiera una oportunidad así.

- Realmente me tacharon de loco cuando tome esa decisión jaja, hasta mis vecinos.

- La verdad es que si fue un poco loco de tu parte Omori...

- Jaja talvez, pero, aun así, es lo que quería, en cambio, ¡mis padres insitie...ouch!

Omori estaba tan concentrado en hablar que choco con otra persona, una enorme persona, por cierto, no sé cómo no lo vio, es casi el doble de su tamaño, mi cabeza podría ser su brazo.

- Fíjate por donde vas enano

- Discúlpame yo, no vi por donde iba

- En una guerra por ir así de despreocupado ya te habrían volado la cabeza, crees que el señor Gilbert murió para que incompetentes como tu ocupen espacio en este mundo.

- Oye oye.- Le dije con voz firme, ya que podía ver como Omori se iba echando atrás sin decir nada.

- ¿Y tú quién eres?

- Me llamo Kudo Shizue, eso solo fue un accidente, no te da motivos para hablarle así a una persona.

- Mmm, Cual tu rango.

- ¿Que?

- Tu rango. ¿Cuál es?

- Somos ayudantes al servicio del Ejercito de la humani...

- Nada, eso eres, nada, Este sitio no está hecho para gente como tu o tú, si yo fuera ustedes, pediría mi baja o intentaría cortarme una pierna para que así me expulsen, todo es mejor que estar dando pena por aquí.

Por más que pensaba en el grandísimo imbécil que era ese tipo, no podía dejar de pensar que solo talvez tenía un poco de razón, nunca habíamos hecho algo para contribuir a la defensa de los humanos, o de la misma ciudad. Éramos simples ayudantes, no hacíamos más que limpiar, mover cosas de un lado para otro. Mi madre me dijo que si estas en una batalla que no puedes ganar simplemente no participes, en este caso decidí no responder, pero Omori pensaba lo contrario.

- Oye Escúchame Simio. – Le dijo en voz alta Omori mirándolo directo a los ojos.

- ¿Si...mio?

- No sé quién te crees que eres y tampoco me importa, lo único que te diré es que toda esa fuerza y musculo que tienes no sirve de nada porque olvidas lo más importante. Que sirves al Ejercito humano, y eso es precisamente lo que te falta, humanidad,

- ¿Qué estás diciendo?

- Las personas que persiguen ciegamente un objetivo harán lo que sea por ello sin mirar a su alrededor, sin mirar el daño que están haciendo, puedo verlo en ti, tienes un objetivo, igual que yo, pero la diferencia es que no dejare que mi determinación me convierta en una mala persona, porque hay gente que me apoyo y me trajo hasta donde estoy ahora, no puedo ser egoísta y ver por mis propios intereses, en estos tiempos, lo único que importa es el compañerismo, el ayudarse el uno a otro, el que si tienes la oportunidad de poder salvar a alguien hacerlo, porque ellos serán los únicos que te ayudaran a ti cuando estés en peligro.

Nueva LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora