Presente
Al fin algo de paz y tranquilidad. Ya era hora.
Día 0 - bosque
Hoy es un día extraño, ni mi madre ni mi padre me han traído mi desayuno, son ya las 2 a.m. y nadie cruza la puerta del aviario... Esto resulta desconcertante...
Miré a los demás búhos y ellos me devolvían las miradas de confusión, después de tres largas horas al fin llegó nuestra comida, pechuga de pollo cruda y despojos de la cena. ¡Mi favorito!
Salté sobre cada rama para alcanzar el manjar pero como siempre ese palo se interponía en mi camino. Lancé un quejido cuando este me golpeó mi ala izquierda, me moví dejándole pasar y observé quién llevaba el traje de mi padre. Era mi primo James. ¿No sabe que aquí mando yo? Agh, da igual, siempre consigue lo que quiere; la última vez le di un picotazo en el hombro porque se sentó en mi banca del agua, solo mis compañeros y yo podemos sentarnos ahí. ¡Él no es uno de los nuestros! ¡No sabe si quiera piar! Comencé a imitar un siseo cuando se acercó al abrevadero. Por su culpa me quedé sin salida nocturna al bosque. No le perdonaré ni una.
Son las 6 a.m. y mamá ha venido con los guantes de cuero. ¿Daremos un paseo por el bosque? Se les ha hecho muy tarde. La luz me molesta.
Me puso la cuerda en la pata derecha y me llevó junto a dos búhos reales bien grandes. Me llevaba realmente bien con ellos, su envergadura era mucho mayor que la mía... A mi... Me cortaron las alas cuando era pequeña... No puedo volar y por consiguiente cazar... Me siento una inválida, pero disfruto viendo el bosque mientras anochece, los árboles se llenan de vida. La brisa, el sonido de las hojas... Es simplemente mágico.
Mamá deja a los aviadores en un tocón y me lleva a una especie furgoneta como la suya solo que esta es más oscura.
-Hoy iremos a otro bosque para que puedas explorar cariño -Me dijo, no me sentía muy bien, quería volver al aviario-, te ves cansada, puedes dormirte en ella.
Trató de empujarme ligeramente al interior pero me paré en seco. Al no volar pesaba demasiado como para que me cargaran, además era más alta que mi madre, le sacaba media cabeza si me enderezaba completamente. Emití un par de gemidos agudos demostrando mi desprecio al interior del auto. No tenía ventanas oscuras, no tenía una rejilla de ventilación ni un comedero/bebedero para aves. Mamá sabe como debe transportarme, esto no me gusta.
-Vamos Katherine, no tardaremos, no seas terca, venga cariño, entra por favor.
Intentó disuadirme pero me negué, usé la fuerza de mis piernas para echarme hacia atrás y evitar que sus intentos de meterme dentro fallasen hasta que alguien me tapó la cabeza con un saco y me amarró la correa al interior de la furgoneta. Me deshice del agarre de mi progenitora y lancé arañazos al aire agitando mis alas con todas mis fuerzas buscando herir a ese tercer ser que me había cegado, el saco me permitía respirar pero no era lo suficientemente fino como para permitirme ver, además se había cerrado con un sonido metálico y algo pesado colgaba de este golpeándome en el pecho cada vez que me movía.
Finalmente esa persona me empujó por la espalda hacia el final del espacio de almacenaje y cerró la puerta. Intenté calmar mi respiración, era consciente de que me habían engañado, mi propia madre me había engañado. A papá no le iba a gustar, él me cuidaba y me mimaba, me acicalaba las garras y me dejaba suelta por el jardín sin importarle los comentarios de los vecinos. Él no dejará que se salga con la suya.
Día 1 - celda 255
Demasiado silencio a excepción de la radio por la que se comunicaban con otros extraños. Podía sentir cómo la temperatura del ambiente cambiaba a una más cálida. Habrían pasado unas 6h desde que me metieron aquí. Comprendo mi situación, debe de haberme vendido como hizo con las crías de lechuza. No se lo perdonaré jamás.
Dos hombres abrieron las puertas y agarraron la cuerda conectada con mi pata. No me podía oponer demasiado, sabía que si hacía un mal movimiento y a ciegas seguramente perdería todo el ala. Desde que me quitaron las plumas ya no me han vuelto a crecer... Pero ahora son muy fuertes y un buen golpe con ellas hace bastante daño, aun así no me fío, ellos llevan aparatos que seguro que me dejarían peor de lo que ya estoy.
Ululé una vez estuve metida en una jaula aislada y sin ese molesto saco sobre mi cabeza. Me sentía en cierto modo... Como en casa.
Día 70 - celda de aislamiento
Hoy me han llevado a aislamiento... He salido al patio pero la luz me cegaba y terminé atacando a todo aquel que se me acercase, al final me sedaron y terminé encerrada en otra zona distinta a la sala de la que hablaron mis vecinos de celda, ellos pasaron por contención pero ninguno de ellos es un búho, así que seré especial o algo. Aquí se está más tranquilo, me han puesto música y sonidos naturales, ha sido un buen día.
Día 71 - celda 255
El doctor ha dicho que se acabó lo que se daba, no ha conseguido que diga nada, ni él ni sus ayudantes. Entiendo el lenguaje humano y sé repetir palabras e incluso sabría responder preguntas pero no me siento cómoda con personas cerca, prefiero estar sola, viendo a mis vecinos y escuchándoles piar, ladrar, maullar, gritar, hasta algunos ríen y aúllan aun siendo de otras especies. Este lugar no me agrada del todo pero me siento bien rodeada de tipos que saben mostrar lo que son. Me siento libre de ser yo misma aunque esté encerrada. Solo espero encontrarme con más aves, en especial con otros búhos cuando salga al patio de nuevo.
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Espíritu Animal
Ficción GeneralUna nueva historia ha salido a la luz. La clínica abrió sus puertas. Descubre qué espíritu animal poseen y cómo sobreviven en esta jungla de cemento.