Tu Cuerpo... Mis Ganas

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     Este reencuentro trajo esperanza al pobre Morinaga.
Él nunca dejará de luchar por regresar con quien ama tanto. Amo la entrega y perseverancia de este personaje!
Sensei creó a un Souichi hermoso debe haber llorado cuando lo vio y para compensar y dar equilibrio creó a Morinaga... dos partes perfectas de un amor tan grande como imperfecto.

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    Durante todo el trayecto de regreso al hotel donde se hospedaba con Tadashi, Morinaga no había pensado para nada en él, no fue sino hasta que llegó a la habitación que se percató del lío que le esperaba.
Abrió la puerta y lo primero que vió fue a Tadashi, sentado en el sofá de la suite bebiendo su jugo de frutas. Visiblemente molesto, el chico rubio comenzó a gritarle. Morinaga lo veía sin decirle nada, verlo tan enojado le daba algo de tranquilidad, así sería él quien termine esa absurda relación

__¡Tetsuhiro! ¿Quien te crees que eres? ¿Donde demonios has estado...? Seguro te fuiste a revolcar con el cara de frígido ese de Tatsumi... Te juro que...!__
Pero se detuvo al ver el rostro del chico alto, amoratado y con curitas en la cara.
__Pero... que te pasó? ¿El te golpeó? __

__ No Tadashi-san, Unos tipos me asaltaron afuera del edificio... __

__ Oh por Dios... !! Creí que estabas revolcándote con el gato callejero ese...__

Morinaga solo pensó en lo mucho que le habría gustado revolcarse con Souichi y que ese gato le clavara las uñas en la espalda.
Horu le preparó a su novio un aromático baño caliente y un buen masaje. Morinaga pensaba en lo extraño que se le hacían todas esas atenciones en comparación con la insípida forma de ser de Senpai y en como preferiría esa inexpresividad del hombre al que en realidad amaba y deseaba.
Aunque si bien Tadashi se desvivía por Morinaga, era solo por considerar un reto mantenerlo a su lado, hace años este mismo chico le había plantado, despreciado y olvidado inmediatamente, y nadie se había atrevido a despreciarle jamás. Así que era algún tipo de revancha hacer que Tetsuhiro se enamore de él.
Cuando salió del masaje con una toalla a su cintura, Tadashi se le acercó insinuante y cariñoso. Morinaga pensó que asi debía sentirse Souichi cuando no quería ser tocado. La diferencia era que él podía despertar en su ex amante todos los puntos de pación y extasis de su cuerpo. En cambio con este chico debía hacer un esfuerzo enorme por excitarse.
Horu en forma agresiva, haciendo alarde de su propia sensualidad le quitó la toalla que lo cubría y empezó a lamerlo entre sus piernas. El chico alto cerró con fuerza los ojos, intentando imaginar que era otro el que lo hacía, de inmediato comenzó a recordar unos labios carnosos entrecerrados y se concentró en los recuerdos de aquel a quien extrañaba tanto. Tadashi se desvistió él solo en tres segundos... muy pronto Motinaga lo tenía listo para penetrarlo, cuando este comenzó a dar sus muestras de éxtasis. El ruido era terrible, y el perfume de su piel entraba por sus dosas nasales hasta sus párpados provocando un potencial migraña. Morinaga luchaba por concentrarse y no escucharlo, por imaginar como siempre que no era esta la persona incorrecta, pero era demasiado difícil. Incluso la visión de Souichi se desvanecía siendo interrumpida por la voz aguda de Tadashi.

__Que te pasa ultimamente Tetsuhiro? Ah! Bien, terminaremos después__ Le dijo dandole una última lamida a su cuerpo, mientras soltaba una baba por su pierna. No es que el joven estuviera mal, quizá a otro podría enloquecerle sis caricias.
_Otro que no hubiera tocado nunca a alguien como Souichi__ pensaba el chico alto mientras se cubría de nuevo con la toalla viendo a su novio alejarse con un tono burlón. __Debes estar cansado para que me rechaces así... Descansa, mas tarde me lo cobraré...Debo irme a ver a unos ejecutivos.__

Al fin lo dejaba solo. Morinaga aún sentía las ganas en su cuerpo. Cerró los ojos y comenzó a recorrerse él mismo sus partes sensibles. Trató de recordar ahora sí, el dulce aroma de aquella persona, el sabor de su néctar en la boca y lo perfectamente estrecho de su cuerpo. Movió su mano con prisa imaginado la sensible piel de su amado. Las líneas perfectas de su cuerpo, su olor, sus ojos, su nariz... creyó incluso poder lamer detrás de su oreja, esto enloqueció sis ganas logrando llegar al orgasmo incluso con un gemido involuntario, que lo hizo volver a la realidad. Miró su mano y se frotó su propia savia recordando como algunas veces se le daba a probar a la persona que amada.
Después de darse una ducha y mudarse de ropa, quedó inquieto, no podía sacarse de la cabeza las ganas de llamar a Souichi. Dio un par de vueltas, miró tv, pero nada lo distraía de las ganas de oir su voz.
Se vió a sí mismo de repente marcando el número para hablar con él.

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