CAPITULO 6 REMUS TONKS SIRIUS GINNY

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Harry llegó por sorpresa a consecuencia del incidente en su vecindario con un dementor, el chico que vivió estaba enfurecido con sus amigos por mantenerlo al margen de la existencia de la Orden, Hermione sabía que eso podía suceder, era lógico, ella también estaría enfadada si le guardaran un secreto que le concernía a su vida.

Harry, también estaba nervioso por el pequeño juicio que tendría mañana, la única persona con la que se relacionaba era con Sirius y eso era porque era su padrino.

Mientras que los gemelos hacían de la suyas apareciendo y desapareciendo todo el rato, trataron de espiar todo lo que se decía en la orden, Hermione actuó como si tuviera interés en saber lo que se decía, pero en realidad es que poco o nada le importaba ya que todo de relevancia se lo diría severus después.

Dos horas después, cinco cafés solos y cargados sin azucar y cinco tomos de derecho penal de magia, Hermione llego a la conclusión de que no podían echar a Harry de la escuela ni de la sociedad de magos y brujas.

-Harry, escucha he averiguado algo, importante y...

-Hermione, no me interesa dentro de doce horas es el juicio y no me importa lo que diga un estúpido libro

-Pero es...

-Suficiente Potter, ve arriba a descansar.

-Usted no es profesor ahora, asi que no me puede dar ordenes

-Ah no, ¿que apuesta?, ¿quiere empezar el año con un castigo y debiendo puntos?

-Harry - interrumpio el señor Weaslly - puedes acercarte un momento tenemos que hablar

Eso fue suficiente para que los dos aprendiz y profesor, estuvieran solos, ella lo abrazo, y se aseguró de que estuviera bien, si daño, sin heridas, sin dolor, ella se propuso vigilar su salud lo máximo que pudiera.

-Oh, Severus, te he extrañado, esta casa es horrible, el retrato de la señora Black, Kreacher, los Weaslly purulando todo el día asegurandose de que este siempre acompañada

-ya veo, pero ellos quieren que no estes triste por la distancia que ha provocado el señor oscuro entre tu familia y tú.

-Lo se, pero añoro, estar sola, poder tumbarme descalza en el sofa y simplemente leer algún libro, sin que nadie me mire sin que nadie pregunte qué es lo que estoy haciendo.

-Ven venga te concederé ese deseo, podemos seguir leyendo el libro que dejamos a medias.

-Gracias

-Siempre, para lo que quieras, poco después del desayuno de la familia. Si hubiese encontrado a Jane en peligro aparente, la señora Bennet se habría disgustado mucho; pero quedándose satisfecha al ver que la enfermedad no era alarmante, no tenía ningún deseo de que se recobrase pronto, ya que su cura significaría marcharse de Netherfield. Por este motivo se negó a atender la petición de su hija de que se la llevase a casa, cosa que el médico, que había llegado casi al mismo tiempo, tampoco juzgó prudente. Después de estar sentadas un rato con Jane, apareció la señorita Bingley y las invitó a pasar al comedor. La madre y las tres hijas la siguieron. Bingley las recibió y les preguntó por Jane con la esperanza de que la señora Bennet no hubiese encontrado a su hija peor de lo que esperaba. —Pues verdaderamente, la he encontrado muy mal —respondió la señora Bennet (...)

La lectura continúo hasta que casi terminaron el libro, ella se dejaba acariciar el pelo mientras que el la leía, era como esta de vuelta en su casa en las tardes de verano cuando habían finalizado sus clases y se retiraban a la biblioteca a leer.

MI QUERIDA APRENDIZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora