Capítulo IV

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Louis P.V.

Eran alrededor de las 5 de la tarde cuando el teléfono de mi oficina comenzó a sonar.

-Señor Louis, su madre se encuentra aquí afuera ¿desea que la haga pasar?

-Hanna, dile que estoy en una reunión importante y que no la puedo atender.

-Que grosero de tu parte mentirle a tu propia madre.-Di un suspiro y volví a colocar el teléfono donde va y mire a mi madre, tratando de poner la mejor sonrisa que podía.-¿Cómo has estado mi calabacita?

-Hola mamá- dije dandole un beso en la mejilla.- Creí que nos veríamos hoy en la noche ¿Qué te trae por aquí?

-¿No puedo venir a ver a mi amado hijo al trabajo? ¿Se te olvida que esta oficina fue primero mía?- se colocó una mano en el pecho de forma dramática, para luego reírse.-Bueno, bueno... Supuse que debía traerte esto en persona, el cartero debió equivocarse y me dejó este paquete, te lo manda Dann.

Agarre la pequeña caja de cartón , la cual ya estaba abierta. Al revisar lo que se encontraba dentro, me tope con un pequeño cuaderno de cuero, parecido al cuaderno que le había visto la noche anterior a Thea. Además, en la caja había una nota.

"Tal vez no debería dártelo, pero una parte de mi considera que esto te ayudará a entender y manejar mejor toda la situación. Lamento no haberte dado más detalles, pero creo que debes descubrir por ti mismo la gravedad de la situación. Te pido que no le comentes a Thea que este cuaderno estaba bajo tu cuidado, se enojaría grandemente. Gracias nuevamente por todo. -Dann."

-Ahora, a lo que vinimos. Dime Louis... ¿Cuando me daras nietos?- preguntó mi madre alegremente, mientras agarraba un chocolate de mi escritorio. -Yo no me hago más joven y creeme que tu tampoco; es más... ¿eso es una cana? Deberías ir haciendo el testamento, lastima que no hay hijos ni esposa para dejarle herencia.

-Jajajaja, muy chistosa ¿Tendremos esta conversación cada vez que nos veamos?-la mire con cara de desesperación, odiaba cuando se ponía en esas.-Realmente mamá, si no me he casado es por algo. Te suplico que no sigas con esto y mucho menos que lo comentes en la cena del día de hoy.

-¿Sabes algo cariño? No te podrás ocultar siempre. Sé que te da miedo, pero debes enfrentarlo en algún punto. Siempre has sido bueno en todo, pero no puedes darte por vencido en el amor solo porque no funcionó una vez.

-No voy a hablar del tema ¿entendido? El amor no sacará adelante a la empresa, ni dará de comer a todos los empleados. Te pido por favor que te retires, ya nos veremos en la noche.

-Está bien. Nos vemos en la cena.

Mi madre se levantó en silencio y salió de la oficina. Di un gran suspiro, me quite los anteojos y puse mi dedo índice y pulgar en el puente de la nariz, mientras cerraba los ojos y trataba de mantener mis nervios bajo control. Odiaba ese tema con toda mi alma y mi madre lo sabía muy bien, pero no dejaba de insistir y sacarlo a relucir en el momento menos adecuado.

Volví a mirar el pequeño cuaderno de cuero que se encontraba en mi escritorio, lo agarré y comencé a ojearlo; parecía un diario o mejor dicho, lo era. La única diferencia tal vez era que estaban escritas en forma de cartas y todas dirigidas a la misma persona, Alex. Comencé a pasar las hojas y una fotografía cayó entre ellas. En la foto salia Thea, con un muchacho; ambos se encontraban abrazados y sonriendo, se veían realmente muy felices. Al darle vuelta a la foto, en ella se encontraba una inscripción:

"01 de Enero

Alex y yo nos vimos para año nuevo, fuimos a comer y al cine (la mejor manera de comenzar el año)."

Algo real y efímero (2018)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora