Royalty • Park Jimin // BTS fanfic

01

Apreté más los pequeños dedos de mi hermana contra los míos y me fijé en la banda de músicos, qué taladraban mis oídos con cada nota qué salía de sus instrumentos.

Suspiré frustada y le dirigí una mirada de soslayo a mi mejor amigo, Hoseok, qué estaba igual de asqueado qué yo en este momento.

No estaríamos en este lugar, lleno de monarquistas, padres, y niños, de no ser por la adicción de mi hermana pequeña, Diana, por los cuentos qué le leía mi madre por las noches, estos, en concreto, trataban sobre la realeza.
Todo empezó cuando vió en las noticias a la familia real, chilló al ver al príncipe Jimin y llevó sus dedos a la pantalla del televisor, reclamándolo su principe. Claramente se llevó un regaño por parte de mi padre, al manchar la pantalla de la televisión. Aquélla pequeña obsesión por el príncipe nos llevó hasta aquí, a un desfile donde la familia real aparecería.

Diana se llevó otro pedazo de algodón de azúcar a la boca.

Claramente, no iba a sobrevivir todo eso sola, asi qué arrastré a Hoseok conmigo, no quería morir sola.

De pronto, se escucharon gritos a lo lejos, y por instinto los tres giramos la cabeza en dirección a estos.

Un coche de grandes dimensiones, descapotable y tan negro como el carbón, se aproximaba por las calles mientras la gente gritaba eufórica.
Dentro de éste, la familia real.

Diana chilló de emoción y saltó a la espalda de Hoseok, para ver mejor.

El chico se encorvó al sentir el peso de la infante sobre él, dejando escapar un pequeño jadeo de dolor. Alzó a Diana sobre sus hombros y esta chilló de la sorpresa.
Sus orbes oscuros se fijaron como flechas en el príncipe de cabellera gris y vestimenta negra.
Yo también lo hize, la verdad, tenía qué admitirlo, el chico no estaba nada mal.

Era tan atractivo como un dios griego.

Me reí ante mis pensamientos y volví a mirar a Hoseok, quién ahora tenía cara de poker. Ví como rodaba los ojos cuando Diana gritaba una y otra vez el nombre del príncipe.

- ¿Celoso? - le pregunté burlonamente mientras le codeaba. Frunció el ceño ante mi comentario y me dió un codazo de vuelta.

Un agudo dolor poseyó mi pierna y solté un quejido. El golpe qué no esperaba recibir impactó en mi tobillo, dejándome un fuerte dolor, qué seguramente en unas horas se convertiría en un moratón.
Perdí el equilibrio y me sujeté como pude al hombro de Hoseok, pero fallé haciendo qué mi mano resbalara y ahora me precipitara contra el piso.
Cerré los ojos con fuerza y esperé el impacto de mi cara contra el asfalto.

Éste nunca llegó.

Un brazo se enroscó en mi cintura rápidamente cuándo mi cuerpo ya se encontraba a pocos centímetros del suelo de la calle.

- ¿Está bien? - preguntó una suave voz.

Mierda.