Capítulo 3

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Otro día llegaba a esas cálidas tierras, un chico se levantó rápidamente de su cama a penas el despertador sonó a las 5 de la mañana, la verdad es que hubiese sido mejor haberse quedado en la bahía con su presa que volver a casa, después de todo no había pegado el ojo en toda la noche.

Apenas puso un pie sobre el bote volvió a respirar con tranquilidad, toda la noche estuvo pensando en que si de verdad había atrapado un tritón y de ser así si aún seguía prisionero, lo que no le gusto fue ver que no había probado bocado y lo peor es que se mantenía en la misma posición. Es más, su hermoso color había perdido brillo.

Alarmado se acercó al chico notando por primera vez su respiración irregular, actuó sólo por instinto soltando al peliverde de su prisión, lo tomó en brazos, vio como los ojitos esmeralda se abrían con pesar haciendo que el joven al ver a su captor mostrará una agradable sonrisa, esto fue un golpe duro ¿¡Cómo podía sonreír de esa forma si estaba siendo una víctima!? — Pensó enfadado consigo mismo.

De la nada como si supiera lo que debía hacer se arrojó al mar, no entendía nada de hecho ahora que habían pasado unos minutos y nada ocurría se sentía estúpido, uno por encontrarse dentro del agua cargando a un ser moribundo y lo más importante, ser el causante de que un ser mitológico estuviese a punto de morir.

Su cabeza era un completo lío, llegó a preguntarse en el caso de que el tritón muriera se convertiría en espuma de mar, pero en cuanto esa idea se hizo presente movió su cabeza de un lado a otro intentando desecharla. Estaba metido en ello cuando una fría mano se posó sobre su mejilla de inmediato observó al culpable, quien con sus ojos entreabiertos lo observaba sin borrar la que ahora le parecía una estúpida sonrisa de su rostro.

Soltó al tritón al ver que ya había recuperado sus colores, además tenerlo en brazos dentro del mar le pareció de lo más ridículo, ya le daba lo mismo si se escapaba, no tenía intención de tener a un ser moribundo.

Nado de vuelta a su bote el cual estaba firmemente atado a la orilla, pero algo que no esperaba sucedió, el tritón lo seguía de cerca.

Cuando llegó a la orilla y una vez sobre la arena se sacó la camiseta y la estrujo quitando el exceso de agua, hizo lo mismo con los pantalones, notando como el peliverde quien se encontraba cerca de la orilla lo miraba con asombro.


— ¿Planeas quedarte como idiota cuando te dan la oportunidad de escapar? — Pregunto cuando se encontraba tan solo con su ropa interior, estiró la camiseta y el pantalón a la orilla del bote esperando que se secara un poco, tras hacer eso y voltear pudo notar que el joven había desaparecido — Creo que después de todo eso será lo mejor.


Subió a su embarcación ordenando algunas cosas sobre él, para marcharse y olvidar todo lo sucedido, cuando casi al terminar sintió como este se movía, alerta a lo que pudiese ser volteo notando como el joven había vuelto, sus manos se encontraban cómodamente cruzadas en el borde del navío con su cabeza apoyada sobre ellas observando atentamente al humano.


— ¿Qué es lo que esperas para marcharte? Si sigues aquí no dudare en apresarte de nuevo sé que ganaría bastante contigo — Vio como el tritón no paraba de sonreír y le hacía unas extrañas señas entre ellas le indicaba que se acercara, a penas lo hizo el peliverde se internó en las aguas extrañado se apoyó en la orilla mirando hacia abajo, intentando averiguar qué era lo que tramaba. Cuando de repente salió a flote mojándolo un poco por la fuerza con la cual había salido, quedaron frente a frente a escasos centímetros, los ojitos esmeralda se abrían completamente por asombro y mostrando una vez más su sonrisa le ofreció unas algas marinas al humano.

Bajo las profundidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora