7 minutos en el cielo (Klance)

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Keith no entendía porqué aceptó ir a aquella fiesta en primer lugar. Había sido una total tontería. Quizás si no lo tentarán esos ojos azules que ahora mismo estaban rodeados de chicas con con siluetas femeninas delineadas en cortos vestidos; él no hubiera aceptado la invitación de Lotor a aquel lugar.

¿Ahora que haría? Estar parado ahí, contra la pared y un vaso de soda dándole un trago mientras el pecho le dolía al ver como él cedía ante los labios de una rubia que a penas le había hablado el día anterior.

—¡Vamos a jugar!— gritó Allura de repente. Todos empezaron a rodear a la morena, incluyendo al McClain quien veía al moreno.— ¡7 minutos en el cielo!— Lance miraba juguetón a la fémina, se le veía animado a participar.

No, Lance; tú no, por favor. Suplicó Keith observando el entusiasmo del moreno.

—Cualquier cosa puede pasar.— enunció Lotor rodeando por la cintura a su novia.— ¡¿Quién se anima?!

Y para su desgracia el moreno fue el primero en alzar la mano. En seguida vio como algunas chicas susurraban con sus amigas viendo si se animaban a participar. Por supuesto; era Lance McClain ¡Por dios! El soltero más codiciado de la High School.

Maldición ¿En que estaba pensando al decidir venir aquí? Sólo a lastimar su autoestima, seguramente, como siempre hacia.

Varios se animaron a participar y empezaron a acercarse a la pareja principal de la fiesta. Keith sólo observaba a la distancia, ni de loco participaría. Las oportunidades de que Lance fuera su acompañante eran realmente escasas; si jugaba terminaría con alguien desagradable seguramente.

—¡Kogane!— de repente enunció Allura.— Por dios. Es la primera vez que se te ve en una fiesta. Vamos, tienes que jugar. Haz tu debut, Keith.— le invitó. Ahora tenía todas las vistas encima de él. Esto era demasiado incómodo.

—Yo no juego a eso. Gracias.— varios abucheos empezaron a sonar. La muchacha negó triste.

—Keith, anda, no seas aguafiestas.— insistió aún esperanzada.

—Allura, no es no.— respondió sincero. No tenía porqué jugar esas asquerosidades.

—Bien, como...— fue interrumpida por un gesto de mano de Lance.

—¿Qué te sucede, Kogane? ¿Acaso eres un gallina?— vociferó el moreno. Todos sabían de la legendaria rivalidad con origen desconocido de esos dos. Ver al McClain retando al azabache era como una proclamación de batalla. Se veía el "odio" en los ojos de Keith.

—¿Gallina?— rió un poco.— Al menos yo no tengo que rodearme de chicas para sentirme seguro de mí mismo.— soltó con despreció. El moreno avanzó hacia él hasta estar cara a cara.

—Claro, rarito. Al menos yo no les soy un repelente como tú. Quizás por eso no quieres entrar al juego, temes pasar los 7 minutos incómodos por no saber cómo tratar a una chica.— ambos clavaban la mirada en el otro tratando de perforar su alma.  Se repairaba la adrenalina. Keith sentía la indignación en sus venas.

—Allura, yo juego.— enunció por fin.— Sólo para demostrarle a este patán que puedo darle los mejores 7 minutos de su vida a cualquier chica que entre conmigo.

Todos estaban sin palabras en la boca, viendo una pelea más de esos dos. No era de sorprender que muchos pensaran que algún día esos dos se terminarían matando.

La gente empezó a avanzar hacia donde se haría el juego. Keith empezó a identificar el tipo de personas que se habían unido a la partida: futbolistas, chicos ricos, la jefa de porristas, algunas chicas del club de teatro; personas populares en general. En definitiva no encajaba.

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