#Natalianosepela

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-Hola, ¿Cómo están? –preguntó Ignacio, que había agarrado una silla, ubicándose al lado de la Ely, quedando yo de frente a él. Ay, cagué-

-Hola, súper ¿y tú? –me le adelanté a la Ely en la respuesta-

-Bien, piola jaja me llamo Ignacio, por si acaso –dijo medio nervioso-

-Yo soy Natalia –le respondí-

-Yo Elizabeth, un gusto, ah jaja

-Hola chicas! –llegó a nuestro lado Catherine, se sentó al lado mío-

-Hola! –le respondimos al unísono, presentándonos-

Después de un buen rato, hablando, escribiendo el diálogo y riendo, terminamos y le entregamos nuestro resultado a la Profesora que muy sorprendida nos recibió con una sonrisa y nos invitó a irnos cagando por la puerta para que no distrajéramos a los demás que aún no terminaban. Como nos quedó tiempo libre, fuimos al casino y comimos pura chatarra, la típica que venden en los casinos de las U, pero con hambre hasta el agua es un manjarate. Yo, obviamente me chanté un completo atravesado porque #GordaFeliz. Ahí hablamos de nuestra vidas (ahí descubrí que Ignacio tenía polola, fuck yeah), contamos anécdotas y nos pasamos nuestras redes sociales. #Natalianosepela.

Así pasaron los días, semanas y con el Ignacio y la Ely, nos hicimos muy buenos amigos, webeabamos más que puta curá y nos reíamos en todas la clases, de repente se unió a nuestro grupo de minas y dejábamos la cagá. Hacíamos todos los trabajos juntos y para taller nos molestábamos, tirándonos comida. Si, ya sé que es malo, pero una vez a las quinientas no hacía mal jiji.

Hubo un día que comenzó a portarse raro, más raro que pescado con hombros y no sabría cómo describir su comportamiento, pero era bastante singular. A veces se enojaba sin que nadie le hiciera nada cuando hacíamos vida social con otros grupos, otras veces le gustaba tirarse flores y ser canchero, otras simplemente me decía cosas cómo ''que guapa te vez'', ''que suerte el mino que esté contigo'' y cosas así. Yo no respondía ni hacía nada de vuelta, porque hay que respetar las relaciones y apoyar al género, además, me contó que su mina era bastante flaite (no lo dijo así, pero lo dio a entender) y ni cagando me metía ahí, después la loca me amenazaba con dejarme la media sonrisa en la guata y tajearme todo lo que fuera tajiable. Era un riesgo que no me interesaba correr, amaba demasiado mi guata grasosa llena de completos como para perderla.

Así se comenzó a portar, tan notoriamente que incluso la Ely, la Fabi y la Ale se dieron cuenta.

-Oye, ¿Qué onda con el Nacho? –me preguntó la Ale-

-Nada po, anda más raro que gallina con tetas y no puedo hacer nada contra eso –respondí sin darle mucha importancia-

-Mmmh, sí, sospechosa la weá –me dijo la Ely con ojos de detective Conan- está muy rarito contigo sí.

-Nada que ver, igual, no pesco mucho –mentí, su comportamiento me daba para pensar muchas weás y mi hobbie era pensar weás, pero tampoco quería pasarme rollos aweoneitors- Ya, mejor no hablemos más de eso, no quiero pensar cosas de más.

Yo no estaba ni ahí, pero ellas estaban atentas a todos los movimientos de él hacia mí...

¿Esta hueá es el amor en la Universidad?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora