NUEVO MUNDO-2

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   La fuerza del agua me empujó hacia abajo, pataleé como pude intentando salir a flote. El brazo me impedía hacer los movimientos necesarios. Si ellos no saltaban me ahogaría, ya está, aquí terminaba todo. Mis pulmones empezaron a demandar oxígeno y mi cuerpo se convulsionó levemente. Cerré los ojos resignada y en ese momento noté el suelo bajo mis pies, un último intento. Empujé con todas mis fuerzas e ignorando el dolor moví los brazos, ya veía la salida, solo un poco más. Mi pecho ardía, necesitaba respirar ya. Y al fin salí, tomé aire con desesperación. Chapoteando llegué a la orilla y arrastrándome conseguí salir. Me tumbé boca arriba en un intento de recuperar el aliento e instintivamente dirigí mi mirada hacia arriba. ¿Dónde estaban los que me perseguían? ¿Los habría perdido? No podía ser. De un momento a otro una sensación de calma y abatimiento me invadió. Comencé a notar el dolor del brazo y al mirarlo estaba notablemente hinchado y morado. Lo dejé reposar a un lado y las lágrimas empezaron a caer solas. Simplemente me quedé ahí, tumbada. 

   Época actual

   -¿Y la chica, Umbra?

   La figura encapuchada se detuvo al lado de aquella criatura. Uno de ellos tenía silueta humana y el otro era una sombra o Umbra, así les llamaban. El humano se situó al lado del otro ser que se agitaba revuelto mirando hacia abajo en el precipicio. Un gruñido retumbó por todo el claro y una mano se acercó tranquilizadora a él.

   -Tranquilo chico, solo es cuestión de tiempo. En cuanto ella lo comprenda uno de los dos encontrará al otro. Ten paciencia.

   Un gruñido impaciente fue toda respuesta. Dieron media vuelta y se desvanecieron en la oscuridad del bosque.

   Época ____

   Paré de llorar al fin. La ropa se me pegaba al cuerpo debido al agua ¿y ahora qué? Abrí lentamente los ojos, el cielo ya no estaba nublado de echo lucía un azul brillante que jamás había visto. Respiré profundamente y el olor a flores me inundó por completo. Algo no estaba bien, era pleno otoño y sin embargo hacía calor. Me incorporé y admiré el paisaje florido y brillante que había a mi alrededor, por un momento perdí la noción del tiempo pero pronto me di cuenta de que debía volver a casa. Antes de eso decidí llamar a la policía. Saqué mi móvil, si no lo había perdido ahora podría agradecer a Ricky de haberme convencido para comprar un "último modelo a prueba de agua". Sin cobertura. Ya lo haría cuando volviera. Ubiqué el camino por el que había venido y me puse a andar. Notaba palpitar el brazo con cada paso que daba y ahora que la adrenalina se estaba disipando esa sensación era más fuerte. Tenía que pararme de vez en cuando para calmarme e intentar "mantener el brazo en su sitio" cosa que resultaba bastante complicada. Miré el reloj del móvil, las 12. Habrían pasado unas tres horas desde que empezó la persecución. Empecé a plantearme la opción de que no tenía ni idea de si estaba siguiendo el camino correcto o simplemente daba tumbos por el bosque. Después de otro rato de caminata me percaté del crujir de ramitas y hojas detrás de mi, me tensé pensando que me podían haber encontrado otra vez pero no tenía fuerzas para volver a huir y me giré decidida a encarar a quien fuese.

-¿Quién anda ahí?- grité- ¡Da la cara!

   Todo el cuerpo me temblaba. Un silencio se hizo presente, no podía ser, estaba segura de que alguien me seguía.

-Se que estás ahí, es inútil que intentes esconderte ahora.

   Un movimiento entre los árboles hizo que me tensara. Vi algo acercándose cada vez más a mi, de árbol en árbol. Giré sobre mis talones intentando seguirlo con la mirada pero era demasiado rápido y entonces tres mujeres aparecieron entre los árboles. Poseían una belleza única, una que jamás había visto. Su piel emitía un trémulo brillo y entonces me percaté de que iban parcialmente desnudas. Su cabello largo, trenzado de manera casi tímida danzaba sobre sus hombros de manera hipnotizante  y algunas flores colgaban de ellos. Empezaron a bailar enfrente de mi y comencé a sentirme levemente mareada. Todo parecía ir a cámara lenta y mi cuerpo se sentía tremendamente pesado. Noté como unas manos empezaban a pasear por mi cuerpo. No veía nada con claridad y solo escuchaba pequeñas risas y una música en la lejanía y justo cuando me iba a rendir a aquella magnífica sensación todo volvió a la normalidad. Noté unos brazos rodeándome y vi como las tres muchachas salían apresuradas al escuchar un siseo que provenía de la persona que me tenía atrapada. Miré hacia abajo y vi mi ropa hecha girones. La mano de quien me sostenía acarició suavemente mi cuello hasta tomar un mechón de pelo y ponerlo hacia atrás. La otra mano se dirigió hacia el brazo, que por unos momentos había olvidado que me había roto. Me revolví incomoda al darme cuenta que pretendía agarrarlo. No me dejó apartarme. Su mano apenas me rozó y el dolor desapareció, no me hizo falta mirarlo para saber que ya no estaba quebrado. Respiré con todos los músculos contraídos, notaba el corazón retumbar en el pecho y por un momento, cuando habló, fui consciente de cada cosa que pasaba a mi alrededor.

-Llevo buscándote toda la vida, Zenda.

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