Observé cada rincón de la habitación. Una ventana daba hacia el bosque, la estancia era bastante oscura y la alumbraban unas cuantas velas. No había visto instalación eléctrica en ninguna parte de la casa. Una camisa y unos pantalones bastante precarios, he de decir, estaban tendidos en la cama. En el suelo unas botas completaban el conjunto. Mi cuerpo y mi mente no tenían fuerzas para discutir o pensar más y simplemente me dejé llevar. Me cambié y salí. El hombre que me había acompañado estaba de espaldas a mí, pero cuando salí, cogió algo del suelo y me lo tendió.
-Cuanta menos gente te reconozca ahora, más fácil será para ti - tomé la capa que me entregaba y me la puse. Era parecida a la suya y podía ocultar mi cara con ella - sígueme, no llames la atención y sobre todo no pierdas la calma ¿entendido?
Apenas tuve tiempo de asentir con la cabeza cuando comenzó a caminar. Sus pasos eran ágiles y veloces, se movia entre la maleza con una facilidad envidiable. Mientras, yo, era un manojo de trapos y pasos mal dados. Llegamos a una zona donde los árboles se abrían un poco. Un camino de tierra era visible en el suelo.
-Nos mantendremos a un lado, agacha la cabeza... - se giró y de un movimiento brusco me puso la capucha - y no te dejes ver. Eres peor que los aprendices, ellos tienen más luces - farfulló.
-¿Disculpa?
-Disculpas aceptadas.
Y antes de que pudiera contestarle echó a andar otra vez. A duras penas le seguía el paso. Entonces escuché un estruendo y relinchos que se acercaban cada vez más. Giré la cabeza para ver quien era y de pronto una mano me agarró el brazo acercándome a mi acompañante.
-Agacha la cabeza y no hables- fue lo único que dijo antes de que aquellos hombres llegaran.
Venían montados a caballo con trajes de caballeros. Cotas de malla, cascos... y una espada que reposaba en su cintura. Al llegar a nuestra altura el primero de ellos mandó parar a los demás. Eran imponentes, encima de aquellos animales tenían un porte si aun se podía, más temible. Sus vestiduras, a diferencia de las nuestras, relucían, lo que hacía más notable la diferencia existente entre todos. Entonces el que dio la orden nos miró.
-¡Kilian! que alegría verte de nuevo - se notaba la burla en su voz. Al menos había descubierto quien era mi acompañante - no me digas que te diriges a Fraga- más información, estábamos volviendo... pero aun así, esa gente- Vaya, hacía tanto tiempo que no salías de entre los arbustos que pensé que te habrían atrapado las Gracias. Ya sabes las tres chiquillas. Sí, están muy rebeldes últimamente, parece que todos están muy indisciplinados... espero que no seas tú la causa - arrastró las últimas palabras.
-O no claro que no Sr. James. ¡Como podría! En cuanto a mis intenciones, me dirijo a Fraga sí. Asuntos personales.
La respuesta no pareció del agrado del caballero. Este paso su mirada de Kilian a mí y se acercó con paso lento. Me encogí sobre mi misma deseando volverme invisible y eso produjo una sonrisa siniestra en su rostro. Una mano se apoyó sobre mi cabeza, aun no podía averiguar quien era yo pero en unos segundos lo sabría.
-Vamos James - Intervino rápidamente Kilian.
-No me faltes al respeto
-Sr. James. La está asustando. Si disculpa mi atrevimiento ¿podría pedirle que la soltara?
-¿Por qué debería hacerlo?- preguntó ahora curioso. Notaba como su enfado aumentaba a cada palabra - ¿Quién es ella?
-Nadie, por amor de Dios Sr. James, los asuntos de un hombre no deberían esparcirse tan a la ligera y no querría despojar de honor a la dama- El hombre le miró insatisfecho con la contestación- Válgame el cielo. Es una prostituta. ¿Le importaría ahora dejarla en paz?
Sr. James comenzó a reír insaciablemente y yo noté como me subían los colores ¡Una prostituta! noté alguna mirada lasciva viniendo de los compañeros del tal Sr. James.
-Así que el gran Kilian, ¡La Leyenda! ¡El Protector! se entrega por fin a los placeres carnales como cualquier otro hombre. ¡Y nada más y nada menos que con una puta cualquiera! -Se produjeron risas entre todos los presentes, pero cesaron demasiado pronto. En un brusco movimiento me quitó la capucha y paseó su mano por mi mejilla - Permíteme dudarlo - tomó uno de mis mechones y lo olió - una furcia no se encoje de este modo ante las caricias de un hombre. Ni tiene olor a flores en el pelo - de forma tosca me agarró de la cara y me obligó a mirarlo a los ojos - no se cuales son vuestras intenciones, pero andaos con cuidado. Además, Kilian no es compañía apropiada - mirando entonces al aludido añadió - Él se enterará de esto - volvió a su caballo y mientras se montaba añadió -Ha sido un placer. Kilian, señorita, nos volveremos a ver.
Entre polvareda y relinchos desaparecieron como habían llegado. La conmoción desapareció en el momento en el que Kilian me puso de nuevo la capucha.
- ¿Estas bien? - preguntó.
Asentí con la cabeza.
-¿Quienes eran esos hombres?
-Gente con la que no te quieres volver a encontrar.
Volví a hacer un gesto con la cabeza y seguimos nuestro camino.
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Juego De Ángeles
Fantasy-Te he estado buscando durante mucho tiempo. -No... no se quién eres. -Lo recordarás. Un escalofrío recorrió mi espalda al ver las garras dibujadas en la pared. No podía ser real. Un chillido me perforó los tímpanos y supe que ya estaban ah...