En un movimiento quedé cara a cara con aquella extraña figura. Llevaba una capa negra, todo vestido de negro casi con harapos, no era una ropa común que digamos. Era considerablemente más alto que yo por su complexión robusta supuse que era un hombre. Llevaba la cara tapada con un trapo y no alcanzaba a verle los ojos que estaban ocultos por una capucha. No me dió tiempo a analizar nada más, me puso una venda en los ojos y empezó a caminar mientras me guiaba. No sabía como reaccionar ante lo que estaba pasando: una "sombra" me atacaba en el gimnasio, alguien entraba a mi casa y para colmo me perseguía por todo el bosque junto con otro bicho, aparecen tres mujeres semidesnudas y ahora este sujeto. ¿Me estaría volviendo loca? ¿sería todo un sueño? era todo demasiado real, y no podía olvidarme de mi brazo. Estaba segura de que me lo había roto pero al tocarlo ahora... perfecto. Y estaba siguiendo a ese indivíduo sin saber quién era, que quería o qué podía hacer.
-Supongo que no sabes donde estás - afirmó rompiendo el hilo de mis pensamientos.
-No me he debido de alejar mucho del pueblo- aclaré poco convencida - por allí deben estar la zona residencial, más o menos... me he despistado un poco.
-No me refiero al lugar. Sigues en Fraga. ¿Sabes que día es hoy?
-Pues - dudé- Sábado, veintiuno de Octubre, 2020 -Un gruñido salió de su garganta y apresuró más el paso. Pero no dijo nada más - ¿puedo preguntarte algo? - no obtuve respuesta, pero no perdía nada intentándolo - ha sido una mañana un poco... bastante extraña y no entiendo nada de lo que está pasando. Pero no soy tonta, no puedo estar en el mismo lugar que antes. Ahora mismo será primavera, hace unas horas estaba lloviendo y era otoño. Las cosas no cambian de esta manera. Estoy haciendo mis mayores esfuerzos para no salir huyendo.
-Como si pudieras - me interrumpió. Obvié el comentario y continué.
-Te estoy siguiendo sin ninguna certeza de que no me vas a hacer daño, sin saber a donde vamos y sin saber si me estoy volviendo loca. Por favor necesito alguna respuesta.
Un silencio nos rodeó. No insistí más pero entonces dijo algo.
-Vamos a mi casa, te conseguiré algo de ropa para que no llames la atención. Luego debo llevarte a un lugar a aclarar ciertas cosas y lo demás lo podrás ver por ti misma.
El resto del camino no se pronunció ni una palabra. A pesar de no poder ver por donde pisaba disfrutaba cada sonido y aroma. Algún tras pies de vez en cuando me devolvía a la realidad o aquello en lo que me encontraba ahora. ¿Y si había muerto y eso era el cielo? que estupidez. Entonces unas imágenes vinieron a mi cabeza: el coche, mis padres, mi hermano... y el camión que venía enfrente. Nunca más volví a verles. Todos fallecieron en aquel instante pero por algún motivo yo sobreviví. No recuerdo que pasó después de aquello, no hay recuerdos de los años venideros. ¿Por qué había venido esto a mi cabeza? algo lo había traído. Un sonido. El sonido del camión... era el mismo que el de aquel bicho había hecho al verme salir por la ventana del baño. Una luz golpeándome los ojos me distrajo. La cabaña era toda de madera a excepción de una chimenea que permanecía inerte en la pared. Ropa, que más bien parecían pedazos de tela sin sentido, andaba desperdigada por doquier: una bota, más capas, una camisa... Algo de herrería colgaba de las paredes. Tan rustica que dudé, otra vez, de si seguía en el mismo lugar, y no solo eso, si seguía en el mismo año.
-Te he dejado en esa habitación de allí algo de ropa más... apropiada - dijo el chico que me había "rescatado" girando una esquina - no tardes mucho en cambiarte, sabe que estás aquí y nos está esperando.
-¡Espera! - le paré cuando pretendía salir por la puerta - ¿Quién sabe que estoy aquí? ¿Qué es aquí? ¿Por qué...
-No hagas más preguntas y ve a cambiarte- me respondió ya perdiendo la paciencia- estaré fuera. Ah y por si intentas escapar, no hace falta que te avise de que lo sabré ¿verdad?
Airada di media vuelta sin contestarle y entré en la habitación que me había indicado.
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Juego De Ángeles
Fantastik-Te he estado buscando durante mucho tiempo. -No... no se quién eres. -Lo recordarás. Un escalofrío recorrió mi espalda al ver las garras dibujadas en la pared. No podía ser real. Un chillido me perforó los tímpanos y supe que ya estaban ah...