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La primera vez que la vi... No la vi a ella. Vi a la gran montaña de libros que intentaba cargar por sí misma. No habría reparado más tiempo en ella de no ser porque tropezó y todos esos libros cayeron. Me acerqué a ayudarla a levantar todo el estropicio, y ella apenas y podía levantar el rostro de la vergüenza que probablemente tenía.

— ¿No te lastimaste? — Pregunté.

— No, solo mis rodillas si eso cuenta... — Ella se limitó a negar con la cabeza mientras volvíamos a apilar los libros. — Gracias a dios no había mucha gente en el pasillo... Gracias por ayudarme, también.

— No es nada. — Me encogí de hombros. Coloqué el último libro en la pila y noté que ella me estaba observando demasiado fijamente. — Avísame cuando te vuelvas a caer.

— Qué gracioso... — La chica rodó los ojos antes de volver a cargar la pila por sí misma.

— ¿Segura que no necesitas ayuda con eso?

— Estoy bien, ¡Gracias! — Repitió antes de seguir adelante, con los pasos seguros y la frente muy en alto para poder ver delante de ella.

La primera vez que la viDonde viven las historias. Descúbrelo ahora