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Al principio de la relación, las cosas no podían ser más dulces. Para empezar, no esperaba que ella fuera a hacerme caso. Luna constantemente hacía bromas y Ricardo se jactaba de haber tenido razón todo el tiempo. 

Todo era tal y como debía ser.

Pero cuando llegas a la cima, lo único que queda por hacer es caer.

Las primeras dos semanas nada parecía haber cambiado entre nosotros, y a la vez todo era diferente. Tal vez porque la tenía todo el tiempo en mis piernas. Y, cuando no, estábamos acostados viendo cosas en su celular... o hablando de tonterías. Lo normal.

La primera vez que entré a su habitación, noté que ella tenía una ligera obsesión por...

— ... ¿Bo Burnham?

— ¿Qué te digo...? — Se volvió a otro lado, intentando disimular la pena que le daba. — Me... Me identifico con él a un nivel espiritual.

Solo vi sus stand-ups porque ella prometió terminar Harry Potter. Vi los shows que me mostró con atención; Words, Words, Words. What y Make Happy. Tenía que admitirlo. El señor Burnham era un genio que parecía odiarse a sí mismo.

Esa debió ser mi primera señal de alerta.

La primera vez que la viDonde viven las historias. Descúbrelo ahora