Anti-Shawn

CHAPTER EIGHT

*Me siento malvada, vemos que puedo hacer por Leti*

Al día siguiente, permanecí en mi cuarto, sin salir, simplemente pensando, que mal hice en mi otra vida para recibir ese trato de Shawn.

--Leticia, el desayuno -escuché la voz de él. Mire el reloj en la mesa de noche, 10 de la mañana, decidí ignorarlo, pero mi vista permaneció en la puerta.

Que se cree? Que después de haber hecho pasar tal tipo de vergüenza le iba a hablar? Sin dudas, no. Sí quiere que, siquiera, le dirija la mirada, realmente espero una disculpa, y como sé que el no sabe que existe esa palabra, simplemente, no le voy a hablar nunca más en mí vida. Los golpes en la puerta, llamándome para que baje siguieron unos segundos más. El silencio inundo mi cuarto y volví a mi lectura. Los sábados son los mejores, la mayoría de ellos, Shawn desaparece después de la comida más importante del día, y como es esta... En en almuerzo quizás baje.

Unos minutos pasaron y la puerta volvió a sonar, fruncí el ceño frustrada, me levanté de mala gana y la abrí de golpe. Aaliyah, me miro algo asustado por mis movimientos bruscos, le sonreí, disculpándome.

--Hola, Liyah, que paso? -me apoyé en el umbral, la niña, que no es niña, y me pasa de altura, me miro.

--El desayuno, hoy se nos ocurrió ir a pescar, acá algo lejos -murmuro con un falso fastidió. Los sábados, ajá, eran esos días donde, aparte de los domingos, nuestros padres se reunían para salir a hacer algún tipo de actividad de interés común. Mi interés común era quedarme en casa, o salir sola, a algún lado, Las mamas acompañaban a sus esposos y, bueno, Aaliyah iba con ellos, y por suerte, Shawn se perdía por ahí. Hice una mueca y negué.

--Paso, Aaliyah, dile a mi madre, que comeré algo cuando sea el almuerzo -antes de que cierre la puerta, la detuvo.

--Pero nos vamos en minutos.

--Diles que me haré algo yo -la niña, no niña. asintió y desapareció cuando cerré la puerta. Le puse llave y apoyé la frente en ella. Lancé un grito ahogado por mis manos, y volví a sentarme en la cama. Lo odio.

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--Cariño, nos vamos -mi mama golpeó la puerta en clave, dos golpes a izquierda, dos a derecha y uno en el medio, eso me decía que debía ir abrirle y dar una buena excusa. Con pesadez, deje el libro en la cama y caminé donde la puerta.

--Que sucede, amor? Desde que viniste del baile estas así? -me acompañó dentro del cuarto y cerró la puerta-, paso algo en ese baile? -abrí los ojos sabiendo a que se refería, pero negué.

--No, mamá, simplemente me siento rara -ella me miro con la cabeza ladeada y los labios fruncidos. Reí-. No de ese modo, ya sabes, creo que estoy creciendo -dije con una sonrisa, que no sé de donde la saque. Klara, me sonrió y asintió.

--Esta bien, hija, pero come algo, en la noche regresamos -asentí, e dio un beso en la cabeza y se perdió detrás de la puerta cerrada con llave. La sonrisa que pude obtener, desapareció y hundí mi cara en un almohada. Lo odio.

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Tres de la tarde, fueron cunado mi panza exigió que la alimente. Rodé los ojos, cunado quiero que se mantenga quieta, no hace más que gruñirme. Salí fue del cuarto, confiada, iba en pantalones cortos y una remera suelta, además de en medias, no había nadie en casa, así que..

--Ah! -grité cuando vi el cuerpo de alguien de espaldas en la cocina, me eché un paso hacia atrás y fruncí mi ceño enojada cuando vi a Shawn. Me miro sin decir nada, pero sus ojos viajaron, notablemente, por mi anatomía, deteniéndose, notablemente, en mis piernas. Idiota. No era que mis piernas eran horrendas, tuve ganas de decir, en cambio, prometiéndome que no le hablaría pase por su lado para ir a la heladera.

--Por qué no bajaste a desayunar? -preguntó mirándome de reojo, lo sé, porque también lo miraba de ese modo. Observe el contenido de la heladera, buscando algo nulo, esperando que llegué alguna disculpan, sin esperar que hablé.

--No hablarás? -preguntó, al cabo de un rato, mi mirada seguía en lo que la heladera tenía por dentro, bastante comida para recalentar, algunos yogures, frutas, huevos, que me encantaría estrellar en la cabeza de Shawn, y cosas que no merecen ser nombradas. La cerré y caminando unos pasos a la derecha, me decidí en abrir las puertas de la lacena superior. Di unos pasos hacia atrás y me elevé de puntitas para ver lo que había. Cereales, galletitas comunes, de dulce, más cereales,. Resignada, sin ver nada del agrado de mi estomago, la cerré.

--Quieres almorzar? -preguntó Shawn, de igual forma pase de él, pero no me dejo continuar. Sus dedos, agarraron mi brazo y me retuvo ahí, sin dejarme ir. Traté de safarme, pero su agarré seguía, no me agarraba con fuerza, pero me dejaría ojo de tanto tratar de salir.

--Vamos, Leti, no es para tanto -dejé de moverme. Mi espalda se sentía observada por su mirada, pero no gire. Permanecí ahí, sin hacer nada. Cerré los ojos y los puños, tratando de no darme vuelta para no gritarle y golpearlo.

--No podes hacer un melón de un maní, Leti, te lo digo de enserio. No era para tanto, no mate a nadie -su mano seguía en mi brazo, me di una vuelta y mis ojos pararon en los suyos.

--Me dañaste, mucho más que otras veces, Shawn, tocaste un tema, un lugar, que.. -negué con una sonrisa dolida-, no loo entenderías, nunca nadie te daño -traté de irme pero me dio una vuelta y me hizo chocar contra su cuerpo. MI cara se elevó para mirar sus ojos, pero miraron sus labios entre abiertos.

--Lo siento -habló en susurró, cálido aliento golpeaba mi frente-. Se que me pasé, pero...

--Las acciones dicen más que las palabras -murmuré.

--Que quieres decir? -mire sus ojos y luego sus labios, para volver a sus ojos. Sin chistar, agachó la cabeza, me elevé en puntitas, y sus labios se fundieron en los míos. Mis manos apretaron su remera en puños, para atraerlo a mí. Su mano paro en mi trasero y otra en mi nuca, dejando ningún margen de espacio. Sonreí, a mitad del beso, lo odiaba, pero amaba mucho más esto.

*PUM*

Les gusta lo que escribo?

Mayormente siempre pregunto pero me veo ignorada

Empece las clases, la CTM, 

Alguien más?

Y... se esperaban esto?  Que se vendrá después?

Shawn y Leti...?

Que dicen?