Capítulo 3: De nuevas adicciones y sentimientos nunca experimentados.

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A Jonah le temblaban las piernas más que en toda su vida y hasta ese momento no sabía que las manos podían sudarle tanto.

Trataba de calmarse interiormente diciéndose que era sólo una simple cita pero el hecho de que fuera la primera y la suma de que esta primera cita fuera con Samantha no ayudaban mucho a que pudiera tranquilizarse.

El día anterior en clase sólo podía pensar cómo le iba a contar a Samantha su decisión de que sí quería quedar con ella (pues ella le había preguntado días antes si algún día podría estar con él a solas). No sabía cómo acercarse y había pensado mil cosas para no tener que hacerlo, como por ejemplo mandarle una nota, tirarle aviones de papel (lo cual descartó enseguida al ver que no era tan buena idea como parecía en un principio) o incluso mandar a Corbyn a hablar con ella (a pesar de saber que él se negaría rotundamente). Pero el que ella le mandara una nota en mitad de la clase de lengua que decía '' ¿acaso no tienes pensado que pasemos un rato a solas?'' con una tinta negro brillante con trazos en blanco debido a que el bolígrafo usado estaba a punto de gastarse, supo que no debía dejar escapar esta oportunidad. Se armó con su bolígrafo azul y escribió con cuidado ''sí, claro. Q tal mañana viernes por la tarde??''

A lo que ella contestó afirmativamente y justo debajo de la respuesta con un número de teléfono que debía ser el suyo.

Y él, tan nervioso como se sentía, deseaba ciertamente que el día pasara lento, muy despacio para así no tener que enfrentarse de algún modo a la situación que le esperaba al día siguiente pero sin darse cuenta, ya se encontraba en aquel parque donde había quedado, esperando en un banco a la llegada de Sam.

Miró su reloj y comprobó que había llegado cinco minutos tarde, pero el que ella no estuviera ahí le alivió sabiendo que no había sido él el impuntual, no causando así una mala impresión.

Trató de calmarse una vez más, su corazón iba a escapar en algún momento de su pecho. Siguió los consejos de Corbyn (quien misteriosamente era un experto con las chicas) e inspiró y exasperó todas las veces que fue capaz. Dejó de serlo cuando la rubia se posicionó justo enfrente de él, musitando un ''Hola, guapo''. La miró de arriba hasta abajo, y una vez terminó pensó cómo siquiera se había atrevido a presentarse en aquel parque para quedar con semejante belleza.

Tragó saliva y articulando un dificultoso ''hola'' le dio un beso en cada mejilla a modo de saludo.

Hablaron.

Hablaron mucho más de lo que él creía que podían hablar, pues a fin de cuentas Samantha y él no tenían una relación cercana. Simplemente eran compañeros de clase hasta que ella empezó a fijarse en él y tratar de llamar su atención de todas las maneras posibles. Y por lo que parecía, lo había conseguido. Ella había captado su atención gracias a todas sus propuestas ¿cómo resistirse si cada vez que abría la boca, sus carnosos labios pintados de un disimulado rojo se movían creando un efecto hipnótico? ¿Cómo resistirse a la manera en la que hablaba, interesante, ingeniosa, arrastrando sensualidad en cada palabra? ¿Cómo resistirse a la manera en la que movía las caderas al caminar? Por no hablar de cómo le miraban sus ojos.

Jonah estaba perdido en ella.

- Me llevas atrayendo desde que te vi, Jonah.- dijo mirando peligrosamente sus labios.- Había oído hablar de ti, no sabes cuánto.

- ¿Ah, sí?- balbuceó.

- Oh, vamos ¿cómo no fijarse en ti? Eres de los más altos de la clase, inteligente, deportista... y pareces un chico muy dulce.

Jonah se sonrojó sin poder siquiera hacer algo al respecto y rogaba en sus interiores que ella no se diera cuenta, pero era demasiado tarde.

- ¿Es en serio? ¿acabo de hacer que te sonrojes? – preguntó retóricamente. - ¿he sonrojado al apuesto Jonah Marais? Creía que estabas acostumbrado a este tipo de comentarios.

- Créeme, no recibo esos comentarios de parte de nadie.

- Creía que sí, y de hecho deberías, Jonah. Eres un verdadero bombón. Uno que no me puedo resistir a probar.

Sin saber cómo él ya se encontraba sumergido en sus labios. No creyó que realmente aquello pudiera estar tornando de ese modo. No creyó llegar más lejos de un simple coqueteo. Y lo presenció. Lo presenció cuando probó el sabor a adictivo a cereza en sus labios: la cosa no quedaría ahí. No conocía mucho a Samantha, pero sí que había oído hablar de que ella no se rendía fácilmente hasta cazar a su presa. Incluso Bradley se asombró al ver que esa nueva presa se trataba de Jonah. Y no es fácil alejarte de algo que es tan atrayente a pesar de sospechar que no es sano. Ella, que era una ladrona de besos, una asesina de corazones cada vez que cruzaba un pasillo. Una asesina que había ido a parar con el pobre Jonah Marais.

¿Cómo huir?

¿Cómo gritar ayuda, sabiendo que estás a tiempo, sin querer ser salvado?


Cuando ella llama. |jonah marais|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora