Sin Escape

Segunda Hora

Hora 2

Detrás de la mujer vienen 2 hombres, los cuales me agarran y me suben a la mesa, dejándome empinada.
Me atan los brazos y piernas a cada extremo de la mesa.
No puedo moverme, ni hablar.
Volteo la cabeza, y veo que la mujer prende la cámara. Empieza a grabarme.
_ Si haces exactamente lo que te digo, no subo este video a Internet, pero si no me obedeces en cualquier cosa que te diga, lo voy a hacer, y tambien vas a ser castigada_ dice la mujer, mirándome a los ojos, que por cierto, ya estaban llorosos.
La mujer graba mi culo en un buen ángulo y acerca uno de sus dedos a él.
Los hombres se van, dejándonos solas.
La mujer comienza a jugar con mi ano. Hace círculos con el dedo alrededor de él.
Me empieza a meter el dedo, primero lentamente, y acelerando cada vez más.
Mi ano se dilata, y se abre. Es un dolor insoportable
Empieza a meter dos dedos, siempre grabando lo que hace.
Me folla con los dedos, mi culo no va a poder resistir mucho más.
Saca los dedos de mi culo, y se acerca a mi cara, y me saca la cinta de un tirón.
_Chupalos, y dejalos limpios_ dice la mujer.
Obedecí, con asco
Empiezo a chuparlos, no me arriesgo a morderlo, ya que las cosas se pueden poner peor de lo que ya están.
_ Buena chica_ me felicita con un tono de burla.
Se acerca a un armario que hay cerca, y saca de él una sustancia líquida dentro de un frasco.
_ ¿Qué es eso?_ pregunto yo espantada.
_ Si hablás, subo todo a Internet, no lo olvides._dice ella
Se acerca a mi culo, nunca dejando de grabar.
Extiende su brazo para abriba, para grabar la escena.
Me empieza a lamer el culo, de arriba abajo, y luego pasa al ano.
Mete su lengua lentamente, tan profundo como puede.
La saca, y vuelve al armario.
Saca una cuerda, y se acerca a mi cabeza. Me ata el cuello, para que no pueda levantarlo
Va hacia mi culo, que ahora está en pompa, y toma el líquido.
Me lo empieza a meter por el ano, lentamente
Esa cosa me empieza a quemar por dentro! Duele muchísimo, ya no logro soportar el dolor y ahogo unos gritos.
_ Como es tu primera vez, te la voy a dejar pasar, pero mañana te voy a humillar mucho mas_ dice ella. Como si todo esto no fuera suficiente humillación, pienso yo, pero no me atrevo a decirle nada.
El reloj suena, y se va de la habitación.
Ahora entra otra mujer, con un látigo. Espero que no me lastime, aun que lo dudo mucho...