—Felicidades señor Min, sus bebes están muy sanos, ¿puede verlos?— preguntó la enfermera y el señor Min asintió, tres pequeñas incubadoras, todas en la misma fila. Tres bebes que lloraban, él sintió que también quería llorar, estaba aterrado y le hacía falta aire. Acababa de convertirse en padre y de tres bebés al mismo tiempo. Sus manos viajaron hasta el frío cristal que le separaba de los pequeños, el señor Min oficialmente jamás podría cumplir su sueño, así que deseó por lo menos sus hijos lograran sus metas.
Nueve de Marzo de 1993. Hospital General de Daegu, Corea.
Ésta es la historia de tres hermanos, exactamente iguales por fuera pero increíblemente peculiares por dentro. Nacieron en el apogeo de la juventud de sus padres, cuando las flores florecían y la primavera estaba cerca. Como una especie de buen augurio, el invierno estaba terminando y sus padres creyeron se había acabado la tormenta.
Pero apenas comenzaba.
El señor Min tenía veintinueve años recién cumplidos, su joven y guapa esposa tenía veintisiete cuando los pequeños nacieron.
Ambos se conocieron en la universidad, la joven señora Min entonces no era mas que Gulietta Mykonos, la estudiante de intercambio proveniente de Grecia. El señor Min en realidad era sólo Min YoonSoo, no podías decir que era guapo, tenía pinta de estudioso, era delgado y de tez pálida, llevaba el cabello desordenado siempre y gafas con cristales gruesos. Siempre usando chaquetas de pana y sus jeans muy azules.
Para Gulietta, la vida en Corea era menos aburrida que en su casa en la isla Delos. Su padre, un pintor famoso, le llenaba de regalos costosos y joyas, quizás para llenar aquel vacío en el corazón de Gulietta: su madre había fallecido durante el parto.
Para Min YoonSoo la vida en Corea era rutinaria: universidad, su trabajo a medio tiempo en el diario de Daegu y volver a casa, tal vez por eso Min YoonSoo cayó enamorado de la guapa diosa griega de la facultad de ciencias médicas. Aunque nadie sabe con certeza cómo él logró enamorar a la princesa de Grecia.
Lucían como una pareja dispareja, Gulietta era más bien despreocupada. Andando por la vida con prendas extrañas, ropas y combinaciones que no se veían en las revistas aunque ella pareciese modelo. Tenía su propio estilo, YoonSoo carecía de aquello.
Así que cuando se graduaron le pidió a Gulietta matrimonio, ella se encogió de hombros y aceptó.
La vida de casados fue fructífera y divertida, noches de verano en Grecia, vida bohemia, Gulietta andaba descalza por la casa que con su herencia había comprado en Daegu. Una modesta casa de estilo antiguo, con grandes puertas oscuras y ventanas enormes.
Se dedicó al jardín, YoonSoo a escribir en su propia oficina. Una vida buena, despreocupada.
Hasta que Gulietta quedó embarazada. Bien, podían con un bebé, YoonSoo se sentía con suerte.
Pero no fue un bebé, fueron tres.
La casa se lleno de llantos, biberones y olía a pañales sucios. YoonSoo dejó de escribir, ahora tenía que ayudar a su esposa con los bebés. Darles el biberón, sacarles el aire, cambiar pañales.
Lo sintió, era la vuelta a la rutina.
El padre de YoonSo le consiguió un trabajo en el área administrativa de una empresa de atún enlatado. Su trabajo era realizar informes a los dueños, había estudiado literatura para acabar informando ventas y pérdidas de atunes enlatados. Vaya tiempo perdido había pasado leyendo Shakespere.
Gulietta, sin embargo, disfrutaba un poco más a sus hijos. Tres niños que andaban por ahí carcajeándose y babeando los muebles. Cuando los pequeños cumplieron edad suficiente para una guardería, Gulietta ingresó al mundo laboral como enfermera en el hospital de Daegu.
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Dalí, Van, Picasso. [P A U S A D A]
Fanfiction"En algún lugar de Daegu, el señor Min YoonSoo presenta a tres pequeños niños. -Este es YoonHi, él YoonGi y mi pequeño YoonKi. Tres pequeños pares de ojos, narices iguales y vestidos de forma idéntica. La gente no logra diferenciarles fácilmente, pe...