III

28 5 2
                                    

Fue a finales de Mayo. Ya era verano pero aún faltaba un poco de tiempo antes de salir de vacaciones, en lo único que los tres chicos pensaban era en que pronto comenzarían el instituto medio. Aunque también se emocionaban con la idea de que pronto podrían ir a nadar.


Aquél día su padre no pasó a recogerles como era usual. Esperaron delante del edificio a pleno sol, sentados en las escaleras y hambrientos. Todo estaba en silencio. La calle lucía desierta y ya no habían muchos chicos dentro de la escuela.

—Vámonos—propuso YoonHi, sudaba a mares y se le veía molesto. Un efecto colateral del hambre.

Entonces los tres observaron a una mujer de largos cabellos negros y vestido negro correr desde la otra acera hasta donde de encontraban. Era la hermana de su padre, la tía YoonSun, se les dijo que tocaba el clarinete en la filarmónica de Nueva York. Su madre la llamaba 'Morticia' a escondidas de su padre, a la señora Min parecía no agradadarle y esa era una razón por la que la joven tía no frecuentaba a sus sobrinos.

Los tres notaron que su tía YoonSun lucía pálida. Sus ojos estaban tan rojos como su labial.

—¡Gracias a Dios están aquí!— les hizo un gesto con la mano como si estuviera tratando con cachorros: —Vengan. Vamos a comer.

—¿Y papá? —preguntó YoonHi

—No ha podido venir— respondió inquieta—. Su madre me pidió venir a recogerles ¿Quieren pizza?

—No quiero— afirmó YoonKi por todos con un tono hostil —Quiero ir a casa.

—Yo también — replicaron dos bocas más. Los tres sabían que como equipo la unión hace la fuerza. Se convertían en ese único organismo de nuevo.

—Por favor niños— rogó —Iremos después de comer pizza de cuatro quesos.

Se miraron, se trataba de un acuerdo visual. Un acuerdo tácito. Comerse esa pizza y volver a casa.

La tía interpretó aquello como una respuesta positiva. Tomaron un taxi hasta la pizzería en el centro de Daegu, a los pequeños les pareció demasiado vacío para tratarse de un Jueves.

Se sentaron en una mesa y su tía les dejo solos para ir a ordenar. Aprovechando el momento, YoonHi tomó la palabra:

—Creo que es obvio que algo no anda bien— sus dedos buscaron su mentón, era la pose pensativa.

—Tal vez papá quiere que convivamos con ella— propuso YoonGi —No la vemos nunca y papá sabe que yo quiero tocar música — YoonHi negó exasperado.

—¿Y sólo por ti habría de hacer esto?— la voz de YoonHi se elevó un poco y YoonGi sintió que en cualquier momento se echaba a llorar. —Vamos YoonGi, tampoco te pongas así, pero no es posible lo que dices. No tiene sentido.

Pero, ¿por que?

—Yo estoy preocupado por papá. Quiero irme a casa— YoonKi apenas susurró, hasta ahora se había mantenido afuera del juego detectivesco. YoonHi le miró y luego a YoonGi antes de tomarles las manos por encima de la mesa.

—Esto es lo que haremos: comeremos y pediremos irnos a casa— afirmó, los demás asintieron. Tenían un plan.

Tan pronto su tía estaba de vuelta guardaron silencio. YoonSun les sirvió una porción y disfrutaron de la mezcla de quesos fundida en sus paladares. La tía YoonSun hasta ahora se había mantenido silenciosa, miraba nerviosa su teléfono móvil y de vez en cuando les regalaba una sonrisa fija.

Dalí, Van, Picasso. [P A U S A D A]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora