Two of Us (Nosotros Dos)

Capítulo 8

La multitud se regodea y aclama justicia, mientras por su cuenta le tiran fruta podrida, y él imposibilitado no hace más que dejarse salpicar por la indignación del pueblo. Gime por las cadenas siendo tiradas junto con el friccionamiento del hierro en rodeo de su cuello.
Así, bañado en porquería insulta a la gente exacervándola aún más. Entonces el forcejeo con la guardia escoltando a John se hacía
más y más tenso hasta romperse. La guardia desapareció como dejando al pueblo la tarea de verdugo en el suplicio. "¡Maldito marica! ¡Muere
afeminado! ¡Traidor!", gritan a la vez que lo despojan del cabello desprendiéndolo, lo arañan, lo golpean hasta ser un cuerpo inanimado.

-Ah!- Despertó.
-¡¿Qué pasó?!- Exclamó Paul asustado.
-Tuve una pesadilla, no te alarmes.
-Casi me matas del susto, ¿estás bien?
-S-sí.- Y siguió durmiendo.

John estaba traumado por lo acontecido, él sufrió más la ruptura que Paul, quien buscaba animarlo en vano en la casa que ellos alquilaron
para vivir juntos. Su estado era sombrío, digno de un ademán de murciélago.
Una noche dijo que iba a visitar a su hijo y no volvió hasta el otro día, en realidad había optado por hacer útil su habilidad nocturna siendo
más bien vampiro.
Extraño su semblante, antes se lo notaba alegre de empezar a vivir al lado de su Paul, más sus maneras de entablar relaciones se tornan escasas
para con su amor. Aquí se da cuenta John de que el disfrute de él sólo se estancó en el recorrido, en la lucha para llegar al ideal de consolidar
su relación siendo ya novios. Sin embargo en cuanto a Paul, menos fue la satisfacción del recorrido que la finalización pues para él fue
una exhalación de tranquilidad, para John fue una ruptura con una consecuente herida la cual Paul no pudo hacer cicatrizar.
Así Lennon se mostraba en las noches, se mostraba necesitado, y su concubino lo notaba...

-John por favor... Ya es hora.
-Sólo espera un poco más, entiende que es difícil.
-Ok, quiero que sepas que confío en tu palabra.- Y le proporciona un beso consolador en los labios.

Paul había cocinado y limpiado la casa. A pesar del malestar notorio de su compañero, insiste en una pronta recuperación, ya que lo quiere,
en verdad lo quiere sin lugar para arrepentimientos, sino orgulloso de todo su accionar de amor para con él. Lo recibe con buena cara
siempre que John vuelve de algún lugar, sea de hacer trámites, o visitar a su hijo.

-Hola amor.- Lo recibe Paul.
-Ey Paul, cómo va?- Lo saludó a la pasada y se fue a acostar.
-Preparé algo Johnny.
-Eh, guárdamelo por favor, ahora estoy cansado, por favor, luego lo comeré.
-Ok...- Con un dejo de decepción.

Desentendiéndose de la comida fue al cuarto para acotarse con John.

-Estás cansadito cielo.- Decía en voz baja.
-Por favor, quiero descansar.
-John...
-Déjame Paul.- Dijo terco.

Igual así se durmió con él pero dándose las espaldas.
Y así pasaron días, un par de meses de relación inestable, quizás y no había en verdad tanto amor entre ellos, quizás y fue sólo un chispazo y la realidad es que estaban confundidos. La cara de Lennon  siempre desganada, consultaba Paul por Julian y un simple "bien" salía de la boca del padre. Hasta hubo momentos para reivindicarse al traer a casa algún que otro día al niño, tal vez los uniría un fin en común del cuidado de la criatura, pero sólo Paul se hacía cargo.
Fueron además disminuyendo la relación con el resto de los miembros de The Beatles, siendo una banda en donde un día alguno graba alguna parte por su cuenta y al otro día va el otro a completar la canción o a crear otra, la escasez de comunicación y sentido de grupo no había sido reducida con el viaje  a India, sino que todo terminó por empeorar más.

A estas instancias, John decidió vertiginosamente sentirse más seguro de sí mismo, de las riendas que había tomado.

-Mira Paul, ya no debo ocultarte que, y lo sabes, esto no va para más...
-¿Qué? No lo sé, no sé.- Negaba así Paul.
-Yo te amo pero es mejor dejar esto.
-No John, o me digas eso...- Tenía los ojos hinchados por el llanto, con la cabeza gacha humedecía su pañuelo blanco con la nariz.
Comprendiendo lo inconsolable de su tristeza, no podía sino compadecerlo.
-No llores Paul... Sólo quiero hacerte saber, yo me voy a ir de aquí, me está haciendo muy mal.
-¿Pero por qué John? Te dí todo mi amor, imaginamos una vida juntos, no me hagas esto...
-Perdón Paul.- Lo quiere abrazar.
-¡Vete, no me hables más maldito!

Sin más dilatación, John se fue la casa empapados ambos en lágrimas.