Carta número seis.

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Hoy me enteré a qué se debía tu pena hace algunos días. Lamento mucho lo de tu abuela. Sé que ella era importante para ti, pero ten presente que ella siempre estará ahí a tu lado, incluso cuando no este físicamente presente. Su sufrimiento cesó y ahora descansa y te ve desde un bonito lugar. No me voy a meter mucho en el tema porque no es algo de mi incumbencia y además puede que te cause tristeza volcer a hablar del tema, asique sólo te mando todas mis fuerzas, y un fuerte abrazo.

Pd: tu abuela tenía suerte de tener a una nieta tan increíble, y no lo digo sólo porque me encantas.

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