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— Marcame.

Había una cosa que Hoseok amaba más en el mundo después de los labios de YoonGi, y ese era el pene de YoonGi.

Sí.

Puede que jamás lo haya sentido dentro suyo rasgando las paredes internas de su ser, golpeando con brusquedad el calor de su interior como tanto deseaba, embistiendo hasta dejarlo dolorido y satisfecho, llenándolo hasta rebalsar, pero el solo sentir que estaba allí de forma superficial, tapado con el grueso material de sus jeans le era suficiente a Hoseok (al menos por el momento) para saber que era suyo y de nadie más.

Y amaba todo lo que dijera a gritos que YoonGi era suyo.

Por eso siempre que tenía oportunidad se subía arriba suyo, o mantenía una de sus manos en la zona, sin provocar, solo tocando el gran bulto; a veces incluso lo utilizaba como su almohada personal, en algunos extremos, cuando YoonGi se quedaba a pasar la noche en su casa, se atrevía a olfatear su aroma a macho mientras este dormía plácidamente, le gustaba mantenerlo cerca, le gustaba tocarlo y sentirlo tanto como su alfa se lo permitiera.

Por eso aquél miércoles por la tarde luego de sus clases en la secundaria y aprovechando que tenía tiempo libre se había decidido a visitar a su macho solo para sentarse a horcadas arriba suyo y mantener su trasero pegado a aquél bulto en pantalones de pijama por el resto del día.

YoonGi no se había quejado, jamás se quejaba demasiado, puede que ya estuviera lo suficientemente acostumbrado a los toques de su omega como para sorprenderse, y dado que era lo único que podía darle por el momento le parecía justo mientras no le generara una enorme erección que deviera bajar con duchas heladas o porno barato, cosa que siempre se encargaba de frenar a tiempo.

— Ya hablamos de esto.

Hoseok hizo un puchero al mismo tiempo que fruncia el ceño y, sin importar que sabía lo mucho que su alfa odiaba ser interrumpido cuando miraba sus videos en youtube, tomó el celular de este y lo tiro detrás suya en algún lugar del sillón en el que estaban.

— No, no lo hicimos —YoonGi se irguió hasta quedar sentado en el sofa con Hoseok aún sentado en sus piernas y, contrario a lo que pensaba, no lo regañó ni se molestó, sino que al ver el semblante aniñado de su omega solo pudo acariciarle el cabello como si estuviera consolando a un pequeño de seis años—, tu decidiste que yo no estaba listo para que seas mi alfa y ni siquiera me has preguntado que pienso al respecto —los ojitos de Hoseok se aguaron y YoonGi supo que si su bebé se ponía a llorar en ese momento y por su culpa, se odiaría demasiado por el resto de su vida—, ¿No quieres?

— Es lo que más quiero en el mundo —dejó un casto beso en la suave piel de su cuello, un pequeño pico que no pretendía absolutamente nada más que cariño y amor, pero que terminó provocando un escalofrío de pequeño placer en el joven omega.

YoonGi a veces olvidaba lo sensible y desordenado que se volvían las hormonas de Hoseok ante los besos en el cuello.

— ¿Y por qué tenemos que esperar?

Entonces las caderas del omega comenzaron un rápido vaivén contra su bulto, duro y torpemente sensual, pequeño y de corta duración, lo suficiente para que Hoseok se endureciera por completo y comenzara a gemir como un loco, movimiento que tuvo que parar, colocando sus manos en los glúteos de este y ejerciendo suficiente presión para que ya no pudiera moverse más antes de que él mismo se encontrara en la misma situación.

Intentó razonar.

— Hobi, tienes diecisiete años, eres muy sensible a esta edad, si te muerdo ahora te volverías un loco hormonal, solo mira como estás ahora, se volvería doloroso y no la pasarías lindo en absoluto.

— Ya es doloroso —lloriqueo y enterró su sonrojado rostro en el cuello de su alfa, embriagandose de su aroma e intentando calmar el dulce palpitar que sentía allí atrás—, y en todo caso, estarías tú para ayudarme.

— No es tan sencillo, bebé.

— ¿Por qué no me quieres follar? —aquello había sonado como un lastimoso gemido entre la excitación y el sufrimiento, y YoonGi tuvo que dar una larga respiración.

Demonios, se lo estaba volviendo difícil.

— Hobi...

— ¿Estoy feo? —cuando su omega despegó su rostro de su cuello ya tenía una fina y brillante lágrima rodando por su tersa mejilla.

Oh no, no, no, no, YoonGi quitó la lágrima con rapidez y besó la piel en esa zona con piquitos cortos y seguidos, no podía ver así a Hoseok, joder no, era su única debilidad en todo el universo, no lo soportaba, y mucho menos si era por su causa, lo cuidaba como a un bebé porque era su bebé, no podía lidiar con un Hoseok lastimado, era como ver al sol apagado.

— Eres la persona más hermosa que conozco, joder, a veces solo quiero pasar toda la noche haciendote el amor —le susurró en los labios al mismo tiempo que sus brazos lo apretujaban y lo acercaban a su pecho, intentando ignorar como su erección se aplastaba contra su torso y el pequeño gemido que soltó su omega por la acción—, pero soy un alfa, solo tu aroma me vuelve loco, si llegaras a entrar en celo no podría contenerme —dejó un primer pico en sus labios—, y no quiero hacerte daño.

Dejó su segundo pico, y luego el tercero, para el cuarto le dió un beso lento y ya el quinto incorporó un poco de lengua y chasquidos un poco sucios, sus manos volvieron a bajar hacia el trasero de Hoseok y se mantuvieron allí hasta terminar el acto, acarició sus muslos y frotó su nariz contra el cuello de su omega en una bonita e inocente marca familiar, beso su oreja y sonrió cuando este jadeo; sí, le encantaba que sus actos provocaran tanto a Hoseok, aún si no tuviera la intensión de hacerlo, el omega lo deseaba tanto que cada mínimo roce lo ponía, solo podía imaginar el sinfín de gemidos que largaria cuando verdaderamente se pusiera a tocarlo con perversión, si solo con un pico ya se escontraba despeinado y sonrojado como nunca.

— Quiero una marca temporal —le susurró, mordiendo sus rechonchos y deseables labios y mirándolo como si quisiera comérselo vivo.

Joder, no podía amarlo más porque sino explotaría.

YoonGi sonrió, olfateo la zona y hundió sus dientes en el cuello de Hoseok, sin llegar a rasgar permanente la sensible piel en aquella zona, solo presionando superficialmente hasta impregnar su aroma por completo en el menor, tomándolo de las caderas para mantenerlo quieto sobre su bulto cuando este, abrumado por el reclamo temporal y el toque de su cuerpo, se movió inquieto y gimió en voz alta casi al mismo tiempo que el agonizante aroma de su semen se esparcia por el aire y entraba por sus fosas nasales con triunfo.

Mierda, al final sí necesitaría esa ducha helada.

😘😘
dije que terminaría esto en dos días, mentí gg, verga no pueden confiar en mi, soy un asco de autora, perdonen 😂

Mi alfa -YoonseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora