S

8.1K 909 168
                                    

— Sabes, para ser yo el celoso posesivo de la relación te empeñas demasiado en dejarme apestando a ti cada vez que salimos juntos.

YoonGi gruñó en cuanto escuchó aquél reclamo salir de la boca de Hoseok y mordió superficialmente la zona más sensible de su cuello a modo de protesta, satisfecho al sentir el pequeño temblor de placer que las marcas temporales provocaban en su sistema, lo tenía apresado contra el escritorio de su habitación, dando carícias que pretendían verse como un toque inocente pero que escondían detrás un motivo mucho más personal e incluso egoista, al microsegundo de haberlo visualizado en aquella camisa de seda y pantalones de cuero que se amoldaban perfectamente a sus curvas de infarto un insesante burbujeo de posesión molestó en su interior, intentó acercarse sin levantar sospechas, le sonrió abiertamente y susurró en su oído lo bonito que se veía, automáticamente la habitación, que ya de por sí siempre mantenía tenuemente el aroma a las feromonas de omega que su pareja dejaba al pasar, se inundó de las mismas en mayor medida y los sentidos de su alfa se agudizaron ante aquello, lo estrechó entre sus brazos y en un rápido movimiento lo sentó sobre la superficie de madera fría, se situó entre sus muslos y manteniendo la cercanía en todo momento se dispuso a ejercer una importantísima marca de pareja que dejaría a la vista de todos un signo de pertenecia.

— Solo te estoy protegiendo —intentó excusarse, la tela de su camisa se sentía suave en sus manos, la combinación de esta y la tersa piel de su omega lo tenían un tanto inquieto, apretaba sus caderas y dejaba caricias en su espalda, por arriba y por debajo de la ropa, sus labios que ya habían recorrido cada centímetro de su cuello y mandíbula repasaban las mismas zonas una y otra vez, como si fuera la primera vez.

Hoseok respiró hondo, intentaba controlarse pero comenzaba a resultar una tarea sumamente complicada ante el fuerte y demandante aroma de su alfa calando profundo en su olfato.

— Si claro —jadeó, se removió debajo del toque contrario y cerró los ojos, abrumado—, no tiene nada que ver con que JungKook asista a esta reunión, ¿verdad?

YoonGi gruñó, intensificó el agarre en sus caderas y el omega menor sonrió triunfante. JungKook era un alfa que se había mudado al barrio hace tan solo unos meses atrás e iba coincidentemente a la misma universidad que su pareja, al ser nuevo en la zona no tenía idea de que Hoseok ya había encontrado a su pareja predestinada y un día, al verlo esperando solitario en uno de los pasillos del edificio se obligó a tomar valor, acercarse a hablarle y coquetearle tímidamente, sonreía mostrando unos adorables dientes de conejo, se despeinaba el cabello de forma recurrente y prestaba especial atención a cada palabra que salía de la boca de aquél pequeño, YoonGi hirvió en cólera al ver que aquél sujeto se le insinuaba a su omega, finalizaba su última clase del día, su pareja tenía la costumbre de esperarlo en el complejo de su universidad cada viernes a la tarde para así volver a casa juntos, sabía que al salir de su salón aquella preciosa sonrisa en forma de corazón y abultadas mejillas sonrosadas lo recibirían como un suspiro de alivio al terminar una semana ajetreada, pero lo que no se esperaba es que aquella misma sonrisa fuera dirigida a un completo desconocido que denotaba a kilómetros en su lenguaje corporal las segundas intenciones para con su pareja.

En aquél momento sintió celos, YoonGi no era un alfa celoso, era racional, comprensivo y calmado, jamás se había puesto de aquella manera con nadie, y no porque fuera la primera vez que alguien se fijaba en su precioso omega, la gente no era ciega, Hoseok era pequeño pero desprendía simpatía y belleza en cada poro de su piel, existían algunos que lo miraban con el brillo de la atracción en sus ojos, pero jamás había reprochado por ello, le bastaba con saber que era el único hombre en la vida de su pareja y que al final del día era él quien dormía en sus brazos, nadie más, pero aquél día fué diferente, se sintió por primera vez en mucho tiempo amenazado.

No conocía a aquél pelinegro alto que  le sonreía de forma coqueta a su pequeño bebé y ya sentía las irremediables ganas de apretar fuertemente su cuello con ambas manos hasta impedir su respiración, tuvo que exhalar profundamente para calmar su enojo, Hoseok pareció notarlo a travez de su vínculo ya que no tardó en dar media vuelta y brindarle una mueca de confusión, se apresuró en acercarse con el único objetivo de marcar su territorio a como de lugar, pero sin parecer demasiado obvio en su cometido, sonrió forzadamente y se sintió satisfecho al ver como el chico de mirada inocente se tensaba en su presencia, preguntó descaradamente "¿Interrumpo algo?", antes de estampar un beso corto pero fuerte y posesivo en la boca de su omega, mismo que dejó al menor desorientado y con ganas de más, al instante perdió la atención de su conversación con JungKook y miró con un brillo especial a su alfa, aquello fué suficiente para que el alto pelinegro abandonara sus esperanzas, sin embargo YoonGi no abandonó sus instintos posesivos de allí en adelante, mucho menos cuando supo que ambos al parecer habían decidido mantener una sana amistad, JungKook sabía que Hoseok no estaba disponible, aún así YoonGi estaba dispuesto a recordárselo siempre que tuviera la oportunidad y dejar a su pequeño apestando a sus feromonas de alfa era una eficiente manera de lograrlo.

— No lo nombres —mordió su oreja, dejandola rojiza, y volvió a bajar a su cuello, besando y succionando hasta dejar levemente marcada la zona, no demasiado—, no tendrías ni que haberlo conocido en primera instancia.

— Es una buena persona.

Otro gruñido salió de su boca y dejó un apretón sobre la tela de sus pantalones cubriendo la piel de sus muslos, decidió salir de su escondite entre el cuello y hombro de su omega, la imagen a continuación removió todo su ser, de alguna manera el cabello de Hoseok se despeinaba con demasiada facilidad ante lo inquieto que el mismo se ponía cuando sentía placer, su rostro se pigmentaba de rojo y sus labios billosos, hinchados y entreabiertos provocaban que se viera inocente de una manera sensual que lograba provocarlo sin siquiera quererlo, supo que debía parar con sus marcas cuando su pene dió una pequeña sacudida, tenían una reunión de amigos en media hora, no tenía tiempo de una ducha fría y el masturbarse a parte de ser impensable en ese momento, lo dejaría excesivamente pegajoso, por lo que se reusaba a provocarse una erección innecesaria, el pequeño omega desprendía el aroma de sus marcas de allí a un kilómetro de distancia, su cometido había sido cumplido.

— Deja de disfrutar esto —fingió enojo pero rápidamente sonrió y pellizco la nariz de su pareja, beso castamente sus labios abultados y se alejó casi a regañadientes.

No veía la hora en que Hoseok cumpliera la mayoría de edad, cada día a su lado sin poder avanzar como deseaba se estaba convirtiendo en una tortura.

Mi alfa -YoonseokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora