❛ cómo sería peter parker
si fuera parte de nuestra
vida a través de diferentes
circunstancias ❜
━━prohibida la copia total,
parcial o adaptación de esta
historia.
Peter Parker es el tipo de amigo que se la pasaría grabando su día.
—Y aquí tenemos a una chica muy especial–dijo hablándole a la cámara y girándola, apuntando en dirección hacia ti. —Lo único malo es que me odia.
—No te odio, sólo que a veces te pasas de chistoso Pete.
—Lo ven, me odia.
—Joder... Sos muy pesado Parker, síguele y así te va ir—dijiste mientras le fulminabas con la mirada.
—Oh, creo que significa que me odias demasiado y vas a pegarme—murmuró e hizo una mueca mirando hacia la cámara.
—Peter deja de grabar, nos pueden asaltar si te ven con el celular en mano.
—Pero yo soy Spider-man, podría darles una paliza antes de que lo intenten—exclamó en voz baja y te miró.
—Que va. Siendo o no Spider-man no te vas a librar de la paliza que yo he voy a dar—le amenazaste mientras le hacías una seña con la mano.
—Okay, esto se puso feo—dijo nuevamente mirando hacia la cámara. —Si no vuelvo mañana es por ella.
—Oh dios.
—¿Qué? —preguntó mientras te miraba confundido.
—¿Sabes que ahora mismo puedo amezarte de manera eficiente para que pares de grabar?.
—¿Con qué? —preguntó aún más confundido.
—Mira esto—le enseñaste tu teléfono, en el cual se podía ver una foto de Peter Parker en ropa interior. —¿Quieres mantener esto a salvo?.
—¿Cómo sacaste eso?—exclamó asustado.
—Oh lindura, muy fácil, fue el día de la crema batida.
—Dios eso fue vergonzoso.
—Bueno, si no quieres que esto salga a la luz, te recomiendo que sigas mis indicaciones.
—Tu voz y lo que has dicho sonó como si hubieras secuestrado a alguien—habló mientras te miraba raro.
—Bueno, creo que la primera persona que obtendrá la foto será la chica que te acosa.
—¿Qué? ¡NO! —respondió nuevamente asustado y trató de quitarte el celular.
—Bueno bueno, quita quita—gritaste alargando la última palabra.
—Lo ven, me odia—habló a la cámara e hizo un gesto e tristeza fingida.
—Te odio y también te amo tonto—dijiste después de darle una pequeña cachetada, para segundos después de que se quejó darle un beso en la mejilla.—No me hagas cambiar de parecer.
—Vale, vale, yo también te quiero mensa.
—¡¿CÓMO ME HAS DICHO?!
—Creo que debería salir corriendo.
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