CINCO

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Había veces en las que salir antes del trabajar le gustaba, pero ese día Lucy lo había obligado a acompañarla a hacer algunos recados.

De normal su mujer se habría llevado a alguno de los niños, pero los gemelos Draco y Haru estaban ocupados con los deberes y trabajos de su primer año de su ultimo año de Instituto y Luna se encontraba en una de sus clases extraescolares.

Se encontraba sacando las ultimas bolsas del maletero cuando por la calle apareció Luna montando su bicicleta amarilla, vestida con un peto que tenía algunos parches, unas camiseta básica y unas zapatillas Coverse ambas de color blanco, con la mochila de la escuela a la espalda.

Cuando llego delante de la casa tiro la bicicleta en la entrada y se sentó en los escalones del porche con las rodillas juntas y la cabeza enterrada en ellas.

Natsu, que no se había movido desde que había visto a su hija a la lejanía, cerro el maletero del coche con cuidado para no llamar su atención y, mientras cerraba el coche se dirigió con paso tranquilo hacia ella.

De dentro de la casa salió Lucy que viendo el panorama que había delante de ella se acercó sin hacer ruido a su marido para coger las bolsas que tenía en manos.

-Cuidado con lo que dices- dijo en un susurro, pero con una pequeña sonrisa en sus labios- y mucha suerte.

Después de eso se alejó con las bolsas en las manos dejando a padre e hija a solas.

Natsu se sentó al lado de Luna con tranquilidad y con actitud despreocupada.

-¿Ha pasado algo?- pregunto con curiosidad, pero intentando no aparentarlo.

Aun sin moverse de su posición, Luna negó con la cabeza haciendo que su largo cabello rosa se revolviera un poco.

-Sabes que no puedes mentir- dijo Natsu pasando una mano por su espalda- ¿Por qué no me lo quieres contar.

-Me da vergüenza- dijo en un susurro que Natsu no habría escuchado si no hubiera estado a su lado.

-Estás hablando conmigo Luna. Yo he hecho tantas cosas vergonzosas en mi vida que casi podría escribir un libro- dijo Natsu soltando una leve risa recordando sus momento de Instituto y Universidad y parte de su vida de adulto como marido y como padre- Así que... ¿Qué ha pasado?

Luna levanto la cabeza de repente para ver a su padre a la cara. En ese memento Natsu pudo notar que tenía los ojos algo llorosos, pero que hacia todo lo posible por retener las lágrimas.

-No tengo amigas- dijo intentando aparentar clama, sin éxito, y bajando la cabeza derrotada.

-¿Por qué dices eso?- dijo sorprendido y muy impresionado.

Nunca se hubiera esperado eso.

-Una chica ha empezado a decir por todas partes que no deben confiar en mí, que voy contando a todo el mundo sus secretos y que siempre hablo de ellas a sus espaldas- dijo sin mirarle a la cara mientras sus ojos se humedecían más y lágrimas empezaban a caer- Todas se lo han creído y se han pasado todo el día haciéndome el vacío y molestándome. Nadie quería estar conmigo. Ni dirigirme la palabra. Papa ha sido humillante y muy frustrante.

Natsu observo sin saber que decir como sus pequeños hombros empezaban a temblar y como se tapaba la cara con las manos para luego volver a esconderla en sus rodillas.

Su pequeña Luna estaba entrando en la adolescencia y eso era complicado.

Lucy era la que se encargaba de esos temas en los que él no tenía ninguna experiencia, pero él sabía y quería involucrarse y ayudarla en lo que pudiera.

Paso un brazo sobre sus hombros y la pego a su pecho.

-Ellas se lo pierden- dijo con seguridad, notando como ella intentaba serenarse- Nadie lo sabe todavía, pero yo sé que serás la envidia de todas ellas. Asi como lo fue tu madre.

Cuando Luna soltó una pequeña risa, Natsu pensó que iba en buen camino.

-Con los años cambiaras de compañeros de clase y conocerás a más personas que, con el tiempo se volverán tus mejores amigos. Y con los años, cuando cumplas treinta o treintaicinco años conocerás a la persona con la que querrás compartir tu vida.

Luna levanto la cabeza después de escuchar las palabras dichas por su padre y sin poder evitarlo soltó una pequeña carcajada.

-¿De verdad lo crees?- pregunto aun con una pequeña sonrisa en la cara y con las mejillas algo sonrojadas y mojadas.

-Por supuesto que sí. Eres una chica increíble. No muchas pueden aguantar a tus hermanos tanto tiempo como tú- dijo mientras con sus dedos apartaba las lágrimas de su cara. En ese momento Luna parecía más tranquila y eso le hacía sentir a él mismo mejor- Aunque... eso de los treinta años, mejor que sea a los cuarenta.

-¡Papa!- grito Luna con una sonrisa mientras le daba un golpe a su padre iniciando así una pequeña guerra entre ellos.

[CAPÍTULO 5-7]

El mejor para miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora