Otoño » Meanie

Tercera hoja

Mingyu maldecía su mala suerte, sus inmaduros estudiantes de primer año no sabían absolutamente nada acerca de la antigua Grecia, odiaba que el sistema educativo no les enseñara nada bueno a los jóvenes. Su dolor de cabeza no se iba, aquellos niños solo respondían estupideces y eso lo molestaba. Un poco de cultura general no les vendría mal.

Salió del aula de clases con prisa, necesitaba relajarse un poco, pero ir en busca de una mujer que le ayudara con la frustración no era una opción, pues apenas era lunes, sus conquistas las procuraba hacer en fines de semana. Había otro problema, desde hace más de dos semanas que no deja de pensar en aquel chico de mirada afilada, creía que se estaba volviendo hacia el otro lado, sin embargo, otros chicos no le atraían en lo absoluto; como su estudiante de tercer año Jeonghan, ese chico siempre se le insinuaba. Mingyu pensaba que era un joven peculiar por ser tan atrevido frente a una autoridad.

Sumado a eso, el moreno había sido fastidiado por el director de la facultad para que averiguase de dónde los muchachos conseguían drogas. Aquel encargo estaba por terminar de joderlo, pero órdenes eran órdenes. El profesor de historia tenía que seguir con sigilo a uno de sus estudiantes, que, si era justo, Mingyu lo había atrapado metiéndose algo en la nariz y no era para nada talco para el cuerpo como había dicho Kwon Soonyoung.

Y allí estaba él, un adulto de 1.87cm siguiendo a un muchachito con, seguramente problemas de drogas. Joder, ser un profesor no era suficiente paga para hacer este tipo de cosas. A la mierda el director de la facultad, se limpiaba el culo y mandaba a otros desdichados a hacer su trabajo.

El rubio hablaba con uno de sus amigos del grupo de baile y más tarde se despedía de ellos, antes de retirarse, volteaba hacia los lados para asegurarse que nadie lo seguía. El moreno fingía leer un libro para no ser descubierto. Bien, el chico no se percató de nada y siguió su camino hacia quién sabe dónde.

Descubrió que su estudiante caminaba hacia el viejo estacionamiento de la Universidad, no muchas personas frecuentaban ese lugar pues era solitario, el sol era implacable y no había ningún techo que resguardara el auto, además de ser el sitio preferido para los maleantes para asaltar a quienes estuviesen allí. Kwon atendía su celular y parecía buscar a alguien. El hombre decidió esconderse detrás de un árbol para no ser visto, sacó su propio celular y puso la cámara para grabar; necesitaba pruebas para luego ir con la policía y que investigaran al presunto traficante. Un muchacho con chaqueta y la capucha sobre su cabeza se acercaba al rubio, intercambiaron dinero y luego el desconocido le pasaba algunas pastillas. La boca de Mingyu estaba en el piso, quien le había vendido las drogas a su estudiante era Jeon Wonwoo, podía reconocer esa mirada afilada. Qué demonios.

Esperó hasta que Soonyoung se fuera y siguió a quien fue su amante un par de veces. Wonwoo salía de la universidad, por lo que Mingyu también lo hizo, olvidando por completo que tenía clases que impartir. El azabache caminaba por la calle con las manos en los bolsillos, lo vio entrar en un café cercano, así que como buen acosador entró en el local. Jeon pedía algo a la cajera, quien parecía coquetearle y este le seguía el juego. No sabía que era del tipo ligador, de hecho, no sabía de qué tipo era Wonwoo porque no lo conocía de nada.

El mayor no sabía qué hacer, ¿por qué seguir a alguien que solo vio una vez? Wonwoo no significaba nada en su vida, pero allí estaba, parado en la puerta del café, mirando su espalda como un idiota. El de menor estatura se despidió con coquetería y se topó con una sonrisa que recordaba. Colmillo afilado y juguetón.

—¿Qué mierda...?

—Hola a ti también. —La sonrisa que mostraba un colmillo peculiar se hizo presente de nuevo, al menor le gustaba aquel gesto.

—¿A caso me estás acosando?

—¿Yo? —Mingyu rio y negó con la cabeza— solo pasaba por aquí y te vi. Es todo.