Capitulo 1: Choque de Manos

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Narrador

El pequeño Santi reía, consecuencia de las cosquillas que su padre le hacía en su pequeña barriga. El pequeño agarraba el cabello de su padre mientras largaba esas pequeñas sonrisas que eran lo que más hacía feliz a Antonio.

A pesar de no poder estar con él todo el día, cuando lo estaba solo quería pasar momentos así.

Tras la muerte de sus padres, Antonio debió hacerse cargo de muchas cosas que ocupan demasiado su tiempo. En primer lugar, la empresa de publicidad que sus abuelos fundaron y sus padres han mantenido en pie hasta su muerte, dejándole la amplia tarea de sacar adelante dicha empresa, que siempre ocupa mucho de su tiempo junto con la universidad. Por otro lado estaban sus hermanos menores, quienes quedaron a su cuidado tras perder a sus padres.

Y como si fuera poco, tenía la responsabilidad de sacar adelante a su hijo por sí solo, ya que no contaba con una madre para él.

A pesar de cargar con una gran responsabilidad, nunca tuvo la intención de huir de las situaciones por más difíciles que le fueran desde el principio.

Ahora, con 21 años, lleva una vida equilibrada para ocuparse de todo lo que sus responsabilidades le demandan. O al menos eso intentaba.

–¿Dónde está Santi? –preguntó Antonio, poniendo una voz tierna a su hijo de diez meses de edad, quien había llevado sus manitos hacia su cara tapando sus ojos mientras sonreía– ¿Dónde está...?– volvió a preguntar. Y su hijo sacó las manos de sus ojos– ¡Ahí está! –exclamó y volvió a hacerle cosquillas mientras el pequeño volvía a reírse escandalosamente.

De pronto se detuvo cuando escuchó que alguien golpeó la puerta de su habitación– Hermano...–le habló su hermana Claire, asomándose.

–¿Que pasa? –Antonio se puso de pie y tomó en brazos a su hijo, quien respiraba calmando sus risas.

–El desayuno está listo –informó ingresando.

–¿Lo cuidas un segundo mientras me doy un baño? –Claire sonrió y se acercó, Antonio le pasó a su hijo a su hermana, quien le dió un beso en la mejilla cuando lo tuvo en brazos, ya que ese niño era la debilidad de Clarie.

Y por supuesto, la de Antonio.

–Eres la mejor –le dijo el mayor e ingresó en el baño.

Prendió la regadera mientras se quitaba la ropa con la cual había despertado.

Después de su baño, salió encontrándose a su hermana sentada en su cama con Santi en sus piernas mientras ella lo hacía saltar sobre sus rodillas.

–Me lo llevo para que desayune –dijo Claire retirándose de la habitación con Santi.

Antonio abrió el placard y sacó el pantalón y camisa que pensaba ese día. Era una reunión importante la que tendría esta mañana, y necesitaba estar presentable para ello. A decir verdad no le agradaba involucrarse en los temas de la empresa, porque desconocía mucho sobre ella, tenía 21 años y no podía saber cómo manejar una empresa de publicidad, que incluso contando con Fausto, su abogado y asesor, no podía llevarla adelante fácilmente, pero hacia lo mejor que podía, solo eso podía hacer.

Bajo por las escaleras hasta llegar a la sala y caminó hacia el comedor. Su hermana estaba dándole un yogur en la boca a Santi, mientras Griselda terminaba de servir el jugo de naranja.

–¿Como amaneciste? –ella tenía mucha confianza con ellos, trabajaba desde hace años en esa casa y después de todo los vio crecer.

–Bien, un poco cansado, pero bien –Antonio se sentó en la cabecera de la mesa– ¿Dónde está Ian?

Amor Sincero  (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora