Capitulo 6: Amigos

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Ian

–¿Tu papá se molestó mucho? –le pregunté recostado en su cama con un brazo detrás de mi cabeza.

–No mucho, pero si me prohibió salir de casa y me quito el celular –respondió sentándose a mi lado con frustración, creo que no lo tomo mal ni le molesto. Por alguna extraña razón, Luna siempre cree que se está bien castigarla.

–¿Es que no tienes un ápice de rebeldía? –fruncí el ceño– Defiendete un poco más.

–¿Sabes que no? Porque no me gustaría que me pusieran un guardaespaldas.

Me ha jodido. No podía refutar nada ante eso.

Relaje mi mirada– Tu padre no es nada comparado con mi hermano... ¿Vos podés creer que me haga algo así?

–Es mejor que la escuela militar o un colegio pupilo –mencionó.

–Mira yo ya no se que es peor –negué.

Se oyó una bocina sonar afuera de la casa, Luna se acercó a la ventana a observar seguida por mi mirada.

–Es esa...–murmuró llamando mi atención. Me levanté de mi asiento y me acerque.

Abel estaba saliendo de la casa subiéndose a un auto blanco que lo esperaba, pero no pude ver al conductor.

–¿Quien es? –curiose.

–Es la novia de Abel.

Le miré sorprendido– ¿Abel? ¿Él tiene novia?

–Si, desde hace unos días –respondió. El auto se fue por la calle, Luna suspiró y volvió a tirarse en su cama. Yo me quedé de pie en la ventana– ¿Ian?

–¿Que? –le mire.

–¿Porque tú hermano no sale con nadie como lo hace Abel?

Yo me encogí de hombros– Perdió el interés, después de lo que pasó con la madre de mi sobrino.

Luna hizo una mueca triste– Ojalá se volviera a enamorar, es feo ver cómo la gente se niega a ser feliz.

–¿Es que ahora para ser feliz hay que estar necesariamente en pareja? ¿Dices que alguien soltero, es alguien infeliz?

–No, no quise decir eso, es solo que...

–Pues mira, ojalá si conociera a alguien, a ver si ya deja de molestarme tanto –le interrumpí –amare a quien me lo quité de encima.





Luciano

No lo podía creer.

De todos los chicos en el mundo... ¿Porque tenía que ser justamente él?

–Hola –me saludo cuando salió de su sorpresa, ya que se notaba asombrado de que fuera el primo de Julieta. Esta me miraba esperando una respuesta de mi parte, tenía una sonrisa clavada en su rostro pero sus ojos me regañaban porque me quedaba callado.

–H-hola –balbuceé. Lo que me hacía estar nervioso no era que Antonio fuera el chico que mi prima quería, sino lo que tendría que hacer yo con él por salvar mi casa y a mis abuelos.

–Él es mi simpático primo –Julieta me rodeó con su brazo.

–Si, ya lo conozco –comentó Antonio, y ahí la sorprendida fue mi prima.

Amor Sincero  (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora