Capitulo 2: Nuevo trabajo

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Antonio

No sé en qué momento no vi a este chico. Subí al tercer piso leyendo mi teléfono totalmente concentrado en los documentos que tenía que entender para la reunión de mañana con los jefes de comercio. Eran una verdadera molestia. Tanto que ni vi cuando lo choque a Luciano, así me dijo que se llamaba, casi le mato, por suerte pude sujetarlo antes.

No quiero pensar lo que pudo haber ocurrido.

Ahora al parecer se encontraba más calmado, pero no del todo porque intentaba transmitirle algo de tranquilidad, pero no parecía que lo logrará.

Estábamos en mi oficina. Él, sentado sobre un sillón bebiendo el agua que Natalia la trajo hace un momento.

–¿Más calmado? –le pregunté de pie frente a él.

Este asintió aun con el vaso tocando sus labios –Si, estoy bien.

–¿Quieres que te traiga algo de comer? –preguntó Natalia, quien estaba sentada a su lado.

–Gracias pero no –negó el ofrecimiento –debo irme a mi casa.

Ahora que lo pienso no sé qué hacía este chico aquí. No trabaja en mi empresa y nunca le había visto –Espera...–le impedi que se ponga de pie –¿Que hacías aquí?

–Em...–dudo un momento pero terminó soltando un suspiro vencido –en realidad vine por el trabajo de ayudante de secretaria.

Yo miré confuso a Natalia.

–El trabajo que publicamos, Antonio –me recordó ella y yo asentí al darme cuenta de lo que hablaba.

–¿Es el primero que viene? –ella asintió– ¿Cual es tu nombre completo? –me dirigí después hacía él.

–Luciano Acosta.

–Bien, porque la secretaria a quien se debe ayudar es a Natalia.

Luciano la miró y Natalia le sonrió de forma amable– Estoy embarazada.

Vi cómo dirigió su mirada hacia su panza, donde por la blusa holgada que usaba apenas se notaban sus cinco meses de embarazo. Sin embargo era claro que estaba embarazada.

–El ascensor no anda por lo cual Natalia como es mi secretaria anda de un piso a otro, necesita que alguien la ayude.

–No quiero dejar mi empleo ni tomar ninguna licencia de maternidad, hasta que nazca mi hijo al menos.

–Es testaruda –añadí.

Ella rió y se encogió de hombros. En cambio, Luciano prestaba atención a cada una de nuestras palabras, algo que me hacía pensar que realmente le interesaba conseguir el empleo.

¿Debería darle la oportunidad?

–¿Tu sabes algo sobre el manejo de un secretario? –pregunte sin dar vueltas. Quería saber si podía contratarlo o no.

Él hizo una mueca y bajó sus hombros. Pareciera que se convirtió en un globo pinchado– Realmente no. Pero no se preocupen, no vale la pena hacerme ninguna entrevista, fue una pérdida de tiempo venir a un lugar así– de golpe tomó una postura pesimista a mi parecer y se puso de pie– Gracias igualmente –dejó el vaso sobre la mesita de vidrio a su lado y se encaminó hacia la puerta. Natalia me echó una mirada de pena. Pero aunque me diera pena no sabia que hacer, no podía contratar a alguien que no sepa sobre el manejo al cual tiene que ayudar.

–Espera, Luciano –Natalia se puso de pie antes que él saliera de la oficina –Quedate un momento– me tomó del brazo y me llevó hacia un rincón donde él no pudiera escucharnos –Antonio, pienso que deberías darle el trabajo.

Amor Sincero  (Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora