La casa de la abuela

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 La casa de la abuela se encontraba en lo profundo del bosque. No cualquiera podía llegar con facilidad, sólo los acostumbrados al bosque podían atravesarlo sin perderse. Aun así, el príncipe Haru se había arriesgado y entrado al bosque, esperando que aquella señora supiera cómo despertar al Rey Negro. Había estado en uno de sus paseos cuando le llegó el dato de que el de cabello azabache se encontraba en una especie de profundo sueño. No se le ocurría cuál podría ser la causa, pero esperaba poder encontrar la forma despertarlo.

—Ah, disculpe, señor cazador —mientras caminaba, el príncipe Haru cruzó con otra persona. La escopeta que cargaba y el lugar en el que estaban delataba la identidad de aquel hombre. El cazador parecía que acababa de capturar algo—. ¿Iku? ¿Rui?

—Oh, Haru —dijeron al unísono.

—¿No eran ustedes guardias de Haji... del Rey Negro? —cuestionó.

Ambos intercambiaron miradas antes de responder. Ninguno usaba la ropa del castillo en ese momento. Iku vestía un traje y tenía una diadema con orejas de conejo mientras que Rui usaba un traje de cazador y sostenía una escopeta, aunque lo hacía como si se tratara de una sombrilla cerrada.

—Falta de personal —volvieron a decir al unísono.

El príncipe Haru asintió.

—Entonces, además de guardias son... ¿un conejo y un cazador?

—Soy un conejo con un reloj —corrigió Iku—. De hecho, tengo que correr si no quiero llegar tarde a...

—Ikkun, eso no es de esta historia —lo interrumpió el cazador Rui—. Aquí no hay ningún conejo con reloj... ah... aunque creo que el papel te quedaría muy bien.

Para dejarlos continuar con su conversación, el príncipe Haru, conocido por su amabilidad y buen parecido, se despidió y alejó con calma. Esperando encontrar por su cuenta el lugar que buscaba.

—Me alegra que se diviertan —comentó al aire.

Toda la situación le continuaba pareciendo demasiado graciosa y absurda.

Para su suerte, el lugar que buscaba lo encontró pasados algunos minutos. La casa resaltaba bastante entre los árboles del bosque, y sin esperar, tocó a la puerta un par de veces. Al no recibir respuesta, la abrió tras anunciarse, y se introdujo con cautela en el interior.

El gran lobo rojo, conocido por todo el bosque por el peculiar color de su cabello, se encontraba sentado en la cama de la renombrada persona. La madre del grupo, la abuela, Yoru se encontraba acostado sonriendo con tranquilidad. A diferencia de lo que uno esperaría, no parecía temerle al lobo que se encontraba frente a él con el claro objetivo de devorarlo. O eso se suponía...

—Oh, Haru-kun, ¿no deberías de estar con Hajime? Escuché que Shun... ah... —Yoru dudó un momento—, que el Rey Demonio planeaba hacerle algo.

—Sí, conociéndolo es mejor estar preparado. Nunca se puede saber lo que planea.

—¿Shun es el culpable del estado de Hajime? —preguntó el príncipe Haru, y tras repasar la situación y burlarse un poco corrigió—. ¿El Rey Demonio es culpable de haber... impuesto al Rey Negro en un profundo sueño?

You y Yoru asintieron como si fuera lo más obvio, aunque perteneciendo al mismo grupo, es decir, misma zona que él era de esperar que supieran más acerca de su forma de pensar.

—Bueno... fue más rápido de lo que pensé —admitió el de lentes—. Vi hace rato al cazador, pero no creo que sea necesario llamarlo, ¿cierto?

Haru no tenía la necesidad de salir de forma inmediata con el azabache, por lo que planeaba perder un poco el tiempo por el bosque. El cazador Rui se encontraba con Iku, y el lobo pelirrojo estaba con la madre de la zona del Rey Demonio, por lo que sólo le quedaba pasear por ahí un rato.

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:3  espero el capítulo les haya gustado uwur, actualizaré más tarde el siguiente~ No se olviden de dejar sus comentarios, votos y opiniones, gracias por leer!! y otra vez, disculpen la tardanza

El Rey Negro durmiente (Tsukiuta) (HajimexShun) (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora