La Torre del Rey Negro

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Cuando el príncipe Hajime acercó la rosa a su nariz y la olió, sintió de inmediato una dulce fragancia que lo envolvió por completo, dejándolo fuera de sus sentidos. Su visión se había comenzado a distorsionar, y sentía que en cualquier momento perdería el equilibrio. Antes de desplomarse, pudo distinguir los brillantes ojos del Rey Demonio en la multitud, observándolo.

El pánico se esparció entre la multitud cuando el Rey Negro soltó el micrófono que sostenía en su otra mano.

Cerraron el telón, y los guardias Iku y Rui se apresuraron en ir a auxiliar al príncipe. Ninguno entendía muy bien la situación, pero sospechaban de que algo estaba mal. Lamentaban el hecho de que el príncipe Haru no se encontrara ahí ese día, pues seguramente él hubiera sabido qué hacer.

Lo peor era que nadie sabía cuándo iba a volver de su largo viaje.

La reina Shiroda había ordenado, junto a su fiel escolta, Kuroda, que el joven Rey Negro fuera llevado a una alta torre donde nadie pudiera molestarlo hasta el regreso del castaño. No tenían forma de saber la identidad del culpable de haber impuesto ese profundo, y aparentemente interminable sueño, por lo que intentaban mantenerlo lejos de toda persona.

Aunque nadie contaba con el hecho de que el Rey Demonio y su fiel Cuervo se filtraran en la torre con los grandes poderes del primero. 

—Sigo sin entender por qué esperar a que armaran esto para aparecer... —comentó el castaño—. En verdad que tu plan fue bastante elaborado.

El albino asintió.

—En esta torre no hay nadie que me pueda molestar, y es el lugar ideal para estar yo sólo con mi amado Rey Negro —el susodicho se encontraba en una cama con cobijas moradas y negras, se veía perfecto y tan magistral como siempre a los ojos de Shun.

—Y cuando el príncipe Haru aparezca...

—Enviaremos a Kuroda como el gran dragón negro a evitar que interrumpa.

Kai asintió.

—Pero Kuroda es la escolta de la reina... —le recordó—, ¿no es un poco cruel que no sea el rey? Digo, en primer lugar, ¿por qué tienen esos papeles importantes?

El Rey Demonio acarició las hebras oscuras del cabello de Hajime antes de volver a hablar.

—Entonces enviaré a Shiroda, ella es la única que siempre está de mi lado. Ah, ¿podrías traernos algo de té? Quiero recibir bien a Hajime cuando despierte.

El Cuervo estuvo por obedecer, pero se detuvo al pensar lo extraño que sería para el Rey Negro despertar en una torre aislado de todos con un sujeto raro que estaba más allá de estar obsesionado con él. Lo compadecía un poco.

—Shiroda se supone que es la reina, sería extremadamente raro que se pusiera de parte del Rey Demonio —comentó.

—Bueno, en ese caso irás tú a detener a Haru cuando llegue.

—¿Yo?

Shun asintió.

—Por supuesto, eres mi fiel Cuervo después de todo. Además, te llevas bien con Haru, ¿no es así?

—De Cuervo a Dragón... —Kai suspiró. Sentía que había sido promovido, aunque no estaba seguro de si eso era algo bueno, igual que no sabía en qué momento tendría que adoptar ese otro papel.

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¡¡LO SIENTO MUCHO POR LA ETERNA TARDANZA!! 

Al fin aquí está el capítulo, no prometeré que actualizaré pronto, tal cual, subiré el siguiente capítulo en unos minutos. Les agradezco mucho a las personas que han seguido esta historia, y en verdad me siento mal por haberlos hecho esperar tanto, no es lo correcto, lo sé y perdón ;3; pero como prometí, ¡continué la historia! y he de decir que faltan aproximadamente tres capítulos para llegar al final de esta discordante historia xd

El Rey Negro durmiente (Tsukiuta) (HajimexShun) (Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora