Y sí...

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 No se cuánto tiempo estuve andando por esos pasillos infinitos que parecían no tener fin, pero al cabo de un rato llegué a una sala donde había dos hombres exactamente  iguales, pero uno era más joven que el otro, supe quienes eran: Valentine mi padre psicópata y Jonathan mi hermano mitad demonio, mitad ángel.

Estaba aterrorizada por lo que le podían haber hecho a mi madre así que respiré hondo, me erguí y mantuve una expresión que no decía nada. Y sin decir ninguna palabra me adentré en la gigantesca habitación donde me esperaba mi padre y más atrás mi hermano mayor.

-Clarissa pasa por favor- Me dijo con un tono tranquilo pero que reflejaba enfado e impaciencia. 

Pero yo no tenía intención de hacer lo que Valentine había dicho así que avancé un paso y pregunté:

-¿Dónde está  mí madre?-Pregunté elevando la voz porque no podía evitar que temblara.

-Tranquila Clarissa tu madre está bien, no le hemos hecho daño y a tí tampoco te lo vamos a hacer.

-¿Cómo sé que no vais a hacerme daño?-Pregunté, harta de tanto teatro.

-Porque es mi hija y tu madre mi esposa-Dijo como si fuera obvio lo que estaba diciendo.

-Yo no soy hija tuya psicópata, demente, perdiste el derecho de llamarme hija cuando me convertíste en un experimento...

No pude añadir ni una palabra porque Valentine había levantado el brazo y estaba a punto de pegarme una torta en la cara, pero Jonathan se había acercado y me había apartado de un empujón.

-¡¡¡No padre!!!-Gritó Jonathan, empujando me fuera de el brazo de mi padre.

Caí al suelo, pero gracias a mi reflejos de cazadora de sombras me puse a cuatro patas, cuando miré a Jonathan, el estaba  erguido y estaba mirando a Valentine con unos ojos que reflejaban odio y temor, pero Valentine ni se percató de la mirada de Jonathan , sino que se dió la vuelta y sin decir ni una palabra.

Miré a Jonathan, él me cogió la mano y no pude evitar que el rubor cubriera mis mejillas, Jonathan tenía algo que me hacía sentir diferente, pero no podía sentir nada por Jonathan él era mi hermano aunque no lo quisiera era así.

Pero no lo terminaba de entender, se supone que los demonios no podían sentir, o al menos eso era lo que mamá me había dicho.

-¿Estas bien?-Preguntó con voz preocupada.

-¿Porque?-Pregunté confundida.

- Por qué eres mi hermana. Ven sígueme.- Y se giró para hechar ha  andar, yo lo seguí, todavía no confiaba en Jonathan pero ahora que me había salvado de una de las palizas de mi padre me sentía un poco más segura a su lado,  así que lo seguí.

Después de 5 minutos andando llegamos a una habitación en la que había alguien sentada en una cama, era de pelo rojo, ojos verdes y delgada, tenía ojeras y estaba muy pálida, aun muerta la reconocería en cualquier sitio: mamá.

-¡MAMÁ!- Grité de alegría.-Mi madre se dió la vuelta al oír su nombre. Yo ya estaba camino a sus brazos y no me había dado cuenta de que habíaempezado a llorar, mi madre se levantó para estrecharse a mí madre. Estuvimos  un rato abrazadas y llorando silenciosamente hasta que Jonathan se acercó a mi madre y le miró, por un momento sus ojos se volvieron verde, el verde de mí ojos junto con los de mí madre. De pronto un pensamiento me vinó a la cabeza: Y sI Jonathan no era tan malo como esperaba.


Una nueva vida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora