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—Claro que acepto visitar a Félix, mi querido amigo Loon. —dijo el moreno con una gran sonrisa que no hacía más que aterrorizar al menor, mientras el otro muchacho, que se encontraba en el agua, carcajeaba mostrando sus afilados colmillos.

—E-esto de cambiar para bien es muy escalofriante. —comentó el nipón intentando alejarse de alguna forma del abrazo de Deuz.

—Cállate de una maldita vez,Loon. —canturreo abrazándole más fuerte hasta casi asfixiarlo.

—L-Lo siento, pero, en serio, necesito que seas amable con él y no lo asustes como estás haciendo ahora mismo conmigo. —intentaba convencerlo, a lo cual falló al no recibir ninguna respuesta válida. Suspirando resignado a simplemente aceptar lo que él quisiera, al menos de ir, iría por el fortísimo.

—Estoy tan emocionado de verme con Félix. —expresó el moreno junto a su compañero azul, que pasaba el dedo sin interés sobre una de las tablas de madera, luego de que Loon, literalmente, huyera como un loco del muelle.

"¿De verdad estás emocionado?" Preguntó en quejidos, con una pequeña sonrisa socarrona.

—¡Claro que no! Intento fingir para que Loon no vuelva aquí y me moleste. —informó, a lo cual el tritón hizo un gruñido donde expresaba su "No te creo, maldita princesa enamorada de Disney"

Ambos amigos se miraron fijo, juzgándose intensamente. Uno con el rostro triunfal y el otro con seriedad.

—Tienes suerte de ser adorable.

—"Lo sé" —respondió sin más.


-_-_-


—Félix, seamos realistas, no sobrevivirías ni un día si a Golden se le ocurre dejarte solo en este lugar sin ni siquiera nuestra presencia —comentó él tranquilamente sin mirarle, mucho más entretenido con el pequeño gato que se mantenía durmiendo en su regazo. Lo acariciaba con cuidado intentando no asustarle.

—¿Hay una diferencia a estar solo a como estoy ahora? No creo que sea tan difícil vivir sin nadie. —respondió, pensando lo lindo que era ver a Deuz así.

Ambos jóvenes se encontraban en el comedor del segundo piso del teatro, escuchando de fondo las lentas tonadas de la radio que Félix había subido para la ocasión. Él parecía un completo idiota observándolo con tanta devoción. E incomodaba a Deuz un poco.

—... Sé que no parece la gran cosa, pero... Cuando eres de los primeros en llegar, y eres un niño, la situación cambia bastante. En mi caso, no recuerdo tan bien cómo llegué aquí; además de que Golden fue el primero en llegar, o bueno, ser abandonado, ambas son válidas. —explicó ya dejando ir al animal, que se acurrucó sobre la radio—Ni siquiera el idiota sabe cómo le hizo para no morirse de hambre o volverse loco, tomando en cuenta que Mai llegó... No lo sé... ¿1 o... 2 años después? Dos niños no pueden vivir solos, y mucho menos sobrevivir sin la ayuda adulta.

Miró para todos los lados, tanteando su regazo mientras el más alto se sentaba a su lado para oírlo mejor. Deuz suspiró.

—Félix... Tú no lo sabes, pero... Ellos empezaron comiendo todo lo que encontraban, como animales, personas en un estado de descomposición bastante extraña... Era como una compensación de su esfuerzo por estar aquí solos, creando por sus cuentas leyes donde el más fuerte le ganaba al débil. Mientras ellos olvidaban lentamente como convivir con otros humanos y se aferraban a la supervivencia como los animales. Mirando al maldito tiempo pasar, olvidándolos aquí.

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