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Félix suspiró pesadamente cuando vio que ya no se veían burbujas brotar del lago. Miró lentamente a los lados donde sus compañeros seguían escondidos, para consiguiente dar un par de pasos decididos hacia el silencioso azabache.

—Oye... Creo que... Ya todo se resolvió —sonrió levemente, con sangre manchando su barbilla. El otro giró a verle con su ojo bueno—Eres libre de ella ahora, así que puedes hacer lo que quieras...

Intentó tocar su hombro pero el de pelo negro dió la vuelta, ignorándolo y agarrando impulso mientras más avanzaba.

El fortísimo y el vidente giraron lentamente la cabeza hacia esa dirección, mientras escuchaban la maldición que el líder exclamó.

¡VEN A MI, DESGRACIADO!

El lacayo colisionó contra Golden, llevándoselo por delante mientras recibía una fuerte corriente eléctrica que se extendió por gran parte del terreno, cegando de momento a los espectadores.


-_-_-


Golden gruñó para si, corriendo del azabache. Había perdido gran parte de su energía en ese último ataque, que afortunadamente afectó un poco al otro, por lo que no podía darse la libertad de desplazarse por los cables. Y si estaba en lo correcto mientras corrían posiblemente este estuviera reparando el daño ocasionado, quedando como nuevo, eso era una gran desventaja.

Su corazón latía muy rápido, sentía que pronto saldría de su pecho. El sentimiento de ser perseguido, junto al sonido del asfalto crujir por los pistones del otro, cada vez más cerca, le creaban una ansiedad increíble, era como el recuerdo de ser perseguido por los policías cuando era más joven, cuando aún se veía lo suficientemente humano. Por otro lado, las piernas le ardían por el sobreesfuerzo en su ser.

Pero no debía parar, no podía. Aparte del miedo inminente a ser atrapado, debía guiar a ese bastardo lejos del centro. El plan que Loon le había planteado antes del amanecer debía ejecutarse como última opción para deshacerse de él si no reaccionaba al ver muerta a Lily.

El rubio elevó la vista, alegrándose tras ver el estacionamiento lleno de escombros del hospital. Estaba cerca, debía llevárselo al sarcófago que se alzaba más atrás de la estructura.

Pero todo no podía ir tan perfecto. Se estaba cansando. A cada zancada que daba sentía ir más lento; más cansancio y por más que intentaba aumentar la velocidad, le resultaba imposible. Se estaba entumeciendo.

Apenas logró alzar el brazo en dirección al cercado que cubría la planta de energía nuclear cuando un fuerte jalón lo suspendió en el aire, haciéndolo caer sobre el frío asfalto.

Sus ojos grises brillaron por la adrenalina tras ver el puño del azabache alzarse.

Esperó.

Y esperó.

Apenas el puño chocó contra su tórax, movió las manos rápidamente llevándolas a ese lugar, generando con sus energías restantes una última onda expansiva.

Un sonido sordo. Todo cegado por la luz irradiada.

Y cuando el de pelo negro recuperó la compostura tras el fuerte corrientazo que afectó sus neuronas, Golden ya no estaba debajo de él. Había desaparecido.

-"Ese desgraciado..."

Observó a los lados expectante hasta que escuchó un aleteo. Giró lentamente la cabeza y ahí estaba el mutante al lado, atrayéndole desde la cima del cercado.

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