III. Cosas subordinadas

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Maka se encontraba caminando por los pasillos del Shibusen en busca de una de sus mejores amigas, Chrona Makenshi, la cual había comenzado a asistir a clases desde los cursos pasados, pero por algunas cuestiones del destino esta vez se las impartieron en otro grupo ajeno al de la loli albina, sin embargo no ha afectado para nada la amistad entre ellas, más bien ha servido para que ambas conocieran a otras personas que probablemente podrían ser sus amigos.

Y fue como así, después de unos minutos, Maka encontró a su amiga de cabellos rosados, quien no se encontraba del todo sola.

-Hey, ¿qué tal, Chrona? Y buenos días jeje- saludó tranquila a ésta.

-H-Hola Maka-chan... Te presento a... Frank... Frank... Ella es Maka- se notaba un ligero nerviosismo en la voz de aquella chica, a pesar de que se encontraba con la persona en la que más confiaba, quizás por el hecho de que al lado de ella tenia a un sujeto con una peculiar máscara y sombrero.

-Un placer, señorita Albarn, soy Frank Hartigan- dijo el acompañante misterioso levantando ligeramente la mano.

Sin embargo, sólo se notaba la sorpresa en la mirada de Maka ante el chico, pues, gracias a la percepción de almas que poseía, podía ver el nivel de alma que éste poseía. Era inmensa, tal vez mayor a la de ella. Tanta que provocó una sensación de competición en lo más profundo de su ser, encendiendo ese coraje en su corazón.

-Un... Gusto, eh, ¡debo de irme!- exclamó Maka para después salir corriendo de aquel sitio, no había hallado un motivo lo suficientemente prudente para preguntar sobre los nuevos estudiantes a Chrona, y mucho menos con la presencia de Frank. Así que, por ahora, correr fue su mejor opción.

Pero al contrario, el salir corriendo por los pasillos nunca es una buena idea. Albino y albina terminaron chocando y cayendo en el suelo gracias a la distracción que ambos tenían. Solo se podía notar que a su alrededor habían varias hojas de papel esparcidas, producto del choque.

-¡L-Lo siento Toshiro-sensei! No ha sido mi intención tirarle, esto es embarazoso...- como acto reflejo comenzó a recoger los papeles regados rápidamente, cediéndolos al superior.

-No, descuida, ¿no se ha hecho daño?- como todo un caballero, el joven ayudó a levantar a la de coletas, para así después observarla por unos momentos, luego de retomar los papeles.

-No, estoy bien, no se preocupe... ¿me paso algo en el rostro?- preguntó confundida y algo desconfiada ante la mirada de aquel profesor. Que muy en el fondo comenzaba a parecerle extraña.

-No, sólo acabo de notar que... Tiene unos ojos muy lindos... Disculpe por ese atrevimiento, me tengo que ir- y así, Toshiro termino avanzando por ese largo pasillo a una velocidad impresionante, dejando a Maka atónita.

-¿Acabo de recibir un halago por parte de mi profesor? Esto es algo inusual...- susurró desconcertada la no tan desarrollada estudiante, al no tener una razón decente para permanecer como una boba en medio del pasillo optó por ir en busca de su arma para entrenar un poco.

Mientras tanto, en esos precisos momentos, Chrona y Frank se la pasaban platicando sobre sus gustos u otras cosas, en las cuales el de máscara era quien sacaba tales temas. Aunque lamentablemente la única respuesta que daba la pelirrosa en la mayoría de preguntas era un: "no se lidiar con esa clase de preguntas". No obstante el sujeto no se daba por vencido.

Pasando de lado a la pareja de compañeros de clase continuemos ahora con la encargada temporal de la dirección del Shibusen, Azusa Yumi. Originalmente con el cargo de vigilar las regiones de Asia y de Oceanía, Azusa era quien cubría y atendía las tareas de Shinigami-sama por ciertos motivos ajenos a ella. Motivos que le permitieron efectuar ciertos cambios en el colegio, como el añadir nuevo personal, entre ellos Toshiro Hitsugaya y su arma Shûgei Hisagi «sí, en este fanfic él eso, algo genial», así como también el asignar a las Death Scythe a grupos de estudiantes destacados con la finalidad de observar y analizar las acciones que realizaban en susodichas misiones.

Cosas aceptables y sobretodo dentro del margen legal.

-¿Me permite pasar, Azusa-san?- preguntó desde la puerta el capitán albino mientras sujetaba un par de papeles algo desordenados por la rotunda caída de hace unos momentos.

-Adelante, puede pasar- mencionó sin mirarle la de cabellos cortos, pues estaba ordenando mucho papeleo por el día tan agitado que se estaba presentando esta mañana.

-No le molestare en lo absoluto, solo vengó a entregar mi informe sobre el rendimiento de mi grupo, ¿dónde lo coloco?- como respuesta, Azusa señaló por unos instantes una pila de carpetas que en cualquier momento colapsarían por el mas mínimo movimiento en falso. Sólo el pequeño trago saliva para finalmente dejar con sumo cuidado su informe encima del resto. Un acto realmente difícil pero posible.

Posible hasta que Franken Stein llegó azotando la puerta haciendo temblar y caer toda esa cima de futuro trabajo. Alguien fijo moriría.

-Heh parece que esa pila no pudo con mi presencia, oh, pero si es el chico nuevo, Toshiro ¿no? Jejeje he tenido unas grandes ganas de diseccionarte desde aquella junta- el profesor de lentes miró con una sonrisa sádica a Toshiro, el cual solo se limito a alejarse levemente para así después desaparecer gracias a la técnica del Shumpo. Temía morir en su primer jornada como maestro.

Posteriormente a una serie de clases basado sólo en teoría, los alumnos comenzaron a regresar a sus hogares luego de terminada la escuela, todos excepto unas parejas de estudiantes de la clase Luna Creciente, ya que tenían todos una gran curiosidad para saber una cosa: qué clase de plan de trabajo impartiría Toshiro.

Aun con un aparente plan a prueba de fallas, no lograron cumplir su objetivo, así que comenzaron a retirarse desanimados hasta que alguien atrajo la vista de todos.

-Hola, ¿llegue tarde verdad? Muah que lástima, ¡David!- la chica de la entrada dramática entró empujando a todos con una sonrisa de oreja a oreja para así después darle un potente zape a Sherlock, haciendo que todos se tiraran al suelo dejando arriba los pies ante la brutal escena con su final inesperado.

-Esperaba que ella le abrazara y llorara o algo así, no que golpeara al tipo, David, ¡como se llame!- exclamo Soul incorporándose junto a los demás.

-¡Beti! ¡Hermana! Pensé que no llegarías el día de hoy, eh, chicos, ella es mi hermana, mi arma al igual que Virgilio...- antes poder terminar sus explicaciones ante el pequeño grupo restante alguien le interrumpió.

-¡Prestame a tu hermana!- gritó Kazunari, al lado de Sam y Fumiko, con una sonrisa arrogante. El dicho clásico de: "calladito te ves más bonito" cuadraba perfectamente en esta situación, ya que, como respuesta, Beti de una patada colosal derribo al suelo al bravucón.

-Gracias, pero no me gustan feos- respondió la casi luchadora con una sonrisa perturbadora pero a la vez simpática.

-Que patético- replicó Fumiko observando con indiferencia a su hermano que yacía en el suelo. Esta tarde se tornaba tremenda en algunos aspectos.

-No sé exactamente que ha sucedido, pero creo que es momento de que vuelvan a sus respectivos hogares, el cómo trabaje con ustedes se verá a su tiempo, ¿esta todo claro?- y como niños recién regañados, los presentes asintieron en conjunto a la pregunta de su profesor.

-Bueno, vámonos Soul, te toca hacer la cena- dijo Maka comenzando a avanzar con su "genial" compañero, seguidos por las demás personas. Era como las veces en la que todo el grupo de amigos salía épicamente del salón con rumbo a la cafetería, claro, hasta que la perfecta interrumpía el camino obligando a todos a correr. De ley a pasado.

-Mañana será un día lleno de sorpresas para todos- susurró Toshiro para finalmente irse también, rumbo a su departamento.

Fue un largo primer día, pero mientras más largo mejor. Ahre.

Shibusen (Soul Eater ~ Bleach ~ OC'S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora