VI. La misión de la locura

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Atenas era el sitio indicado para visitar y conocer más de la cultura griega, la arquitectura antigua podía envolverte en la historia de aquél que en su época de gloria era una gran metrópolis, que al final fue devastada por invasiones y guerras.

Sin embargo, en este momento el equipo número dos no iba de paseo, estaban allí para ir tras su objetivo de misión, que se encontraba en un santuario, muy, muy alejado de la zona turística convencional.

—¡Al fin llegamos carajo! —gritó casi chillando Kazunari, se sentía aliviado de que sus pies al fin descansarían después de esa larga caminata por colinas rocosas y bajadas en picada.

—Silencio muchacho, algo nos está acechando desde que nos acercamos —dijo Frank dirigiendo su vista hacia la entrada del santuario, desde lejos ya se sentía una poderosa presencia. La batalla sería díficil.

—Creí que solo era un demonio inferior —mencionaba Fumiko al transformarse en arma junto a Kazunari y Mary, esta última era un hacha de una hoja y de dos manos, tenía ciertas decoraciones doradas y plateadas, además de que el filo resaltaba tanto como marcatexto en un libro.

Y efectivamente, su misión era acabar con un demonio no tan fuerte, ¿acaso se equivocaron al redactarla? ¿O era una prueba? Sea cual sea el caso, ya estaban aquí, no iban a echarse para atrás, enseguida, ambos técnicos avanzaron sigilosamente. Frank decidió ir primero, entrando por el frente, algo... Idiota.

—Hartigan, ¿qué haces? —cuestionó incrédulo Sam mientras subía a una columna del viejo santuario, apoyándose en una pequeña explanada después— El suicidio nunca es la mejor opción.

Por su parte, Frank se rió por lo bajo, pues le estaban subestimando de una manera ridícula, claramente, esos mocosos desconocían que él poseía tanta experiencia como ellos inexperiencia.

Cabe añadir que, en estas situaciones, debes de hacerle caso a un rubio con espadas.

Repentinamente, una gran mano oscura sujetó al de máscara, con un agarre bien fuerte, impidiéndole su escape, el burgués no dudó en ayudarle, pero otra mano igual le detuvo al retenerle la pierna, haciendo que este estuviera de cabeza.

Por la vil Medusa, ¿qué clase de visitas tenemos este día? —resonó una voz masculina desde dentro, era tan grave que provocaba cierto temor. Poco a poco fue saliendo el dueño de aquellas manos y de la horrible voz: se trataba de un hombre robusto, vestía una toga polvorienta y vieja, sus cabellos grises realzaban su piel fornida llena de arrugas que no cuadraban en nada con los brazos que poseía.

—¡Mierda! —gritaba Frank intentando zafarse, sin obtener éxito alguno.

—Lamentamos el ayanamiento, señor, señora, solo veníamos a cumplir con nuestras órdenes —comentó Sam aún estando de cabeza, dejando caer ambos brazos al hablar, se le estaba subiendo la sangre lentamente.

—¿Órdenes? —preguntó el enemigo.

—En efecto —respondió Fumiko al mismo tiempo en que volvía a su forma humana, arrebatándole la espada a su técnico para intentar cortar el brazo que retenía a ambos idiotas. Es una mala señal cuando ni una de las hojas más afiladas de todo Japón no puede traspasar la dura piel oscura que tenía enfrente— "Es dura como una piedra, pero no una ordinaria" —pensó al alejarse, debía de pensar un plan si quería sacar una excelente nota el día de hoy.

—¡Ja, ja, já! ¡Ni la misma Medusa pudo hacerme un rasguño, musa! Acabaré contigo ahora mismo —amenazó el vejestorio.

—Perseo —pronunció Fumiko— Ese es tu nombre.

—¿El hijo de Zeus y Dánae? —preguntaron Frank y Sam, medio atontados, uno por la falta de aire y otro por tanta sangre en la cabeza.

—¿Cómo lo sabes? ¡Maldita! ¡Acabaré con tu vida! ¡Te mataré! —gritó dolorosamente Perseo, tomando impulso con sus presas como apoyo, para así dar un gran salto hacia la japonesa. Su rostro cambió a uno de odio. Verlo es igual a la muerte.

"El guerrero que trajo consigo la cabeza de Medusa, que ahora sufre la maldición de tener brazos de piedra. Los mismos que sujetaron el espejo que le otorgó su victoria, quien diría que su derrota sería casi igual"

Eran los pensamientos de la joven que, aprovechando el desconcierto ajeno, colocó a su hermano en diagonal, todo estaba saliendo según su plan.

Al momento en que Perseo tocó con sus pies la hoja de la espada, una mano le sujetó fuertemente los mismos, se trataba de Kazunari, el cual miraba divertido al viejo.

—Esto es jaque.

Fumiko prosiguió en dar un brincó sobre su hermano, elevándose en el aire para otorgarle una potente patada en el pecho a su oponente, consiguiendo que este perdiera el aire al instante, logrando la libertad de sus otros compañeros.

Frank, estando igual que Perseo, solo atinó a emanar a Mary, girándola para asestarle un gran ataque en los brazos. Parecía que su efecto era casi nulo al principio, pero después toda la extremidad de piedra se rompió. Esa hacha era potente.

Sam, tomando ambas espadas nuevamente, se limitó a sincronizar almas con ellas, cubriéndose de un esplendor que fue dirigido al enemigo.

Esto era...

Jaque mate.

—Me duele la cabeza —dijo Sam sobándose la parte mencionada, ya iban de regreso junto a los demás, su misión había acabado hace tan solo unos cinco minutos.

—¡Vaya Fumiko! Eres una excelente estratega, serás alguien grande —elogió Frank, estaba más que impresionado por la actuación de la castaña.

—Ah —soltó secamente la elogiada. De ahora en adelante tendría que lidiar con personas tanto idiotas, como inútiles. Lo mejor para ella sería mantenerse oculta en su hogar: la biblioteca.

Mary y Kazunari iban haciendo bromas a lo largo del camino, no fue tan díficil como esperaban esta experiencia.

No puede decir lo mismo el equipo número Uno.

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—Ey, Soul, este lugar me da muy mala espina —susurraba Maka al avanzar por aquellos pasillos extraños y viejos que le causaban escalosfríos en su espalda

La presión en el ambiente era de lo peor, aquél castillo abandonado causaba ansiedad a todos los presentes en su interior, no podían hacer algo para evitarlo.

No podían hacerle frente a la locura.

¡Maka! ¡Soul! ¡Algo le pasa a Edler! ¿Huh? ¡¿También a ustedes?! —preguntaba angustiada Annie, llegando con el inválido el cual poseía una mirada pérdida, los nombrados no se quedaban atrás, pues Maka solo miraba temblorosa hacia la pared —¡Maka! ¡Ok! ¡Los salvaré chicos!

Dejando a un lado a Edler de Albarn, Annie prosiguió en adaptar una postura que consistía en poner un pie enfrente y levantar su mano. Sencillo pero útil.

—"Ishbel" ¡Juramento de Dios! —alzando su dedo medio, un aura amarilla comenzó a cubrir todo el sitio, pero no fue hasta que la peliazul juntó sus manos para que sus tres compañeros reaccionaran gracias a un ambiente tranquilizador, era como si uno se encontrara en un largo prado, sintiendo aquella brisa en su cabello, en el alma— ¡Por fin! Auch —quejándose por la carga en su alma por su movimiento, la joven terminó cayendo de rodillas al suelo.

—¿Ah? ¡¿Qué fue lo que paso?! ¿Annie...? —preguntó Maka preocupada, hincándose frente a su compañera al verla en un estado débil.

—Albarn, debemos de preocuparnos por otra cosa relevante —dijo silenciosamente Edler, mirando de reojo a la de ojos azules, preguntándose porqué le había ayudado si la trato muy mal, no obstante, su atención debía de centrarse en cierta bruja que era ya muy conocida.

Cierta rubia comenzó a adentrarse en el pasillo donde el grupo se encontraba, a paso seguro y con una expresión de confianza en su rostro.

Ella era...

—¡Medusa Gorgon! —exclamaron Maka y Soul al mismo tiempo, intrigados por lo que sus ojos veían frente a ellos.

Estaban en la boca del lobo.

En la boca de aquella serpiente.  

Shibusen (Soul Eater ~ Bleach ~ OC'S)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora