Encuentro con el pasado

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Leo tenia contemplado llegar a Puebla en el anochecer del quinto día de su viaje pero de camino, ya muy cerca de la ciudad de Puebla, Leo pudo notar como había cambiado la ciudad en los 30 años que había estado fuera, ahora era mucho más grande y más hermosa, aun que claro eso a Leo no le importaba en lo absoluto, el lo único que deseaba era venganza, vengarse de su hermano y apoderarse de su alma y coleccionarla como la pieza principal de su basta colección de almas. Ya era muy noche, cuando por el camino que transitaba, hacia la entrada de la ciudad, noto que una hermosa y linda señorita, de largos y sedosos cabellos de color marrón, de esbelta y elegante figura, iba caminando, sola por el camino. Pronto Leo, sintió gran curiosidad por aquella indefensa criatura, tal y como el depredador siente curiosidad por su presa, Leo tenia un interés inexplicable sobre aquella mujer, entonces en aquel momento decidió hacerse visible ante los ojos de los hombres y con entusiasmo agitó las riendas de su corcel, para alcanzar a la joven cerrándole el paso y así ofrecerle ayuda, pues bajo el disfraz de valeros caballero pensaba en ganarse a la joven:

L--- que hace una flor tan hermosa, tan tarde por estos caminos tan peligrosos, sin compañía.

La joven quien iba esimismada en sus pensamientos ignoro el hecho que no había escuchado el trotar del corcel que trasportaba al joven charro entonces voltio a verle y a su sorpresa no se espantó con su presencia, al contrario pareció incomodarle y pronto le contesto de manara muy altiva e insolente:

c---- eso a usted no le importa.

L--- con que es fiera la muchacha,(dijo coquetamente el joven), aun así no esta bien que una señorita tan hermosa como usted ande sola, tan noche por estos caminos

C—yo me ando por donde quiera a la hora que yo quiera, así que hágame el favor de irse par que yo pueda continuar con mi camino.

L--- como quiera, solo le digo que por estos caminos hay muchos bandidos y coyotes, no vallan a hacerle algo, la noche esta llena de terrores y de horrores. Déjeme llevarla a su casa antes de que le pase algo.

C--- no gracias, ya le dije que yo sola puedo cuidarme.

Entonces Leo con ayuda de sus poderes oscuros hizo aparecer varias sobras de coyotes, para que estos aullaran de una forma espectral y siniestra, hecho que atemoriza a la joven y la hizo recapacitar ante su negativa.

L--- ya ve, se lo dije por aquí hay mucho coyote, mi chula sería una lástima que la devoraran, por andar de terca, negándose a mi ayuda. Dijo leo con una sonrisa picara y tenebrosa, haciendo que otra ves los coyotes aullaran.

C---- esta bueno, solo por que se escuchan bastante cerca y no puedo caminar bien con este vestido tan estorboso.

L--- es que como se le ocurre salirse a caminar con ese vestido, pero debo admitir que la hace ver muy hermosa. Dijo Leo con un tono de vos muy seductor.

C--- ya le dije eso a usted no le importa, mejor ayúdeme a subirme a su caballo para que nos podamos ir de aquí antes de que los coyotes vengan y nos asesinan a los dos.

L--- ta bueno pues, pero estece tranquila conmigo usted está muy bien cuidada.

dijo el joven esbozando una tétrica sonrisa, mientras bajaba de su montura de un salto y ayudaba a la joven a sentarse en el corcel. Después de sentar y acomodar a la joven se volvió a subir al caballo y le dio la orden de que avanzara.

Ya en el camino el joven le hizo platica a la joven quien ingenuamente desconocía que aquel jinete era el mismísimo charro negro y que este le había echado el ojo.

L--- y ¿donde vive pues?

C—aquí adelantito, como a unos 500 metros en la hacienda de los Costa Real.

yo, el Charro NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora