Devuelta En El Inframundo

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Leo abrió un portal hacia el inframundo chafándolo, se monto en su fiel y terrorífico corcel y sin más atraviesa el portal hacia su reino pues ya era tiempo de regresar a lo que él llamaba y conocía como hogar, una vez ya en el tétrico lugar cabalgo por algunos metros hasta que llego a la entrada de su hacienda, ahí fue inmediatamente recibido por su fiel y devoto sirviente Rosendo, quien amablemente le recibió como a él le gustaba, en competa sumisión y temor.

R--- sea bienvenido patrón, ya lo extrañábamos por acá.

L—que bueno, ¿alguna novedad importante Rosendo? dijo con indiferencia el joven.

R—no patrón, todo bien hasta hora patrón los esclavos siguen en la gima, los espectros en la cosecha y las criadas e sus labores, y los animales en los molinos, todo esta como me lo dejo Patrón, tal como le gusta.

L—me da gusto Rosendo--. dijo finalmente el joven

R--Espero que le haya ido bien y que haya podido cumplir con todos sus asuntos a los que fue a tender, Patrón.

L—pues casi sí, he cumplido con todo, pero eso no es asunto tuyo, mejor ordena que las criadas atiendan a mi caballo y me preparen un baño caliente, vengo muerto (dijo en tono de burla) y que alisten mis habitaciones para reposar en ellas.

R--- como usted ordene Patrón, pero se encuentra usted bien creo que le noto algo distinto?.--- pregunto con sospecho sismo el sirviente, pues había notado que los ojos de su amo poseían un color mucho menos antinatural al amarillo ámbar que siempre poseían sus orbes.

L—Que pregunta tan más estúpida Rosendo, por supuesto que me encuentro bien, yo diría que mejor que nunca, deja de preguntar idioteces y ponte a trabajar o ¿quieres que te muela a palos para que veas que estoy perfectamente?.

R--- discúlpeme Patrón, tiene usted razón ya no pregunte puras pendejadas y me pondré a trabajar (dijo con temor el hombre, pues conocía la crueldad de su amo), pero antes de que se retire Patrón ¿qué hacemos con esta?--- pregunto el sirviente con admiración cuando descubrió que en la parte de atrás del corcel se encontraba la joven Carmen inconsciente e inerte.

L—--de ella me encargo, no te preocupes de eso, pero anda lárgate a hacer lo que te ordene, que esperas—dijo con exigencia el joven mientras desmontaba su corcel y se acomodaba a Carmen en su hombro para cargarla.

R—como usted me mande Patrón. dijo con servilismo el sirviente y rápidamente se fue del lugar para cumplir con los mandatos de su amo.

Leo canino por los pasillos de su hacienda mientras respiraba profundo y pensaba "espero que mi decisión haya sido la correcta, pues de lo contrario esto será algo muy incomodo para ambos". Cuando el joven charro al fin llego a sus aposentos privados deposito con ternura en una de sus habitaciones a lo joven Carmen en una muy confortable cama y la dejo en ese lugar intacta hasta que llegara el momento preciso para despertarla y que esta se diera cuenta de su nueva vida, al finalizar aquella acción Leo se despido de la joven con un beso en su frente y se dirigió directamente a sus baños para darse un muy merecido descanso de su tan pesada travesía en el mundo de los vivos y así poder meditar sobre lo que conllevaría su decisión.

Dentro de su mente se cuestionaba una y otra vez si había tomado la decisión correcta respecto de haber salvado a Carmen, en vez de haber maldecido a su sobrina Margarita, se cuestionaba si había hecho lo mejor, puesto que aquella osadía que tuvo su amada de interponerse ente el y su venganza en verdad le habían enfurecido, pero se cuestionaba el por que de sus acciones, todos su pensamientos lo confundían y lo alebrestaban, pero de cualquier forma el cómo Carmen tendrían que aprender a afrontar esa dura decisión, después de todo un poco de compañía al joven charro no le caía nada mal, medito y se cuestionó a sí mismo el porqué de su actuación, mientras se decía una y otra vez --- solo lo hecho porque me resultaba mejor convertirla a ella, que a mi sobrina, Carmen me será más útil que Margarita, al fin y al cabo aquella chiquilla ya estaba condenada de cualquier modo---

yo, el Charro NegroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora