Lo tenía a unos cuantos metros delante mío; él tan bello, inmerso en esas hojas blancas, expresando su ser con simples letras las cuales, tristemente, no alcanzaba a ver desde lejos.
Realmente me encanta verlo escribir. Siempre con la misma posición, sentado en la silla con su espalda encurvada, sus piernas abiertas mientras golpea con sus pies el piso y hace ritmo con ellos, y su mano izquierda moviéndose al compás de la melodía que emite con su voz.
Y su voz.
Su hermosa voz.
Cada vez que él canta, tararea o siquiera emite un sonido, algo dentro de mi se vuelve un mar de emociones, y me hace querer escucharlo todos los días, a toda hora.
Todas las mañanas, tarde y noche si es posible siquiera.
Por supuesto, estoy todo el día con él debido a que trabajamos juntos. Pero, a veces, que esa voz no esté siempre dirigida a mi, o siquiera su mirada esté en su hoja en este mismo momento, me causa envidia.
Si.
Me causa envidia una maldita hoja.
Mientras yo estaba sumergido en mis pensamientos tratando de entender por qué mierda no podía convertirme en una hoja, él se dio cuenta de que yo estaba ahí, esperando por él al otro lado de la puerta.
Apenas giró la cabeza hacia mi, me miró algo asombrado, y luego lanzó una de esas sonrisas... ¿Vieron esos niños inocentes cuando te ven tan inocentemente, sin maldad en su ser y sin pedir nada a cambio? Bueno, ese era Nam.
Me vio por unos segundos, con aquellos ojos tan puros que solamente los tiene él, tan transparentes.
Se levantó de la silla.
Se puso a guardar las cosas del escritorio, entre ellas la hoja en la cual estaba escribiendo, aquella maldita hoja. Ya era mi turno de tener algo de atención, ¿No?
Ya había guardado todo en su mochila. Agarró su abrigo, de esos tapados que tanto me encantan como le quedan, y sólo él los luce tan bien.
Y entonces vino hacia mi, aún sonriendo.
Definitivamente no hay nada que no me guste de él, desde su caminar natural tan casual, hasta su respirar. Es impresionante que semejante ser esté allí, delante mío, viniendo hacia mi, no porque había algún productor detrás con quien debía de charlar sobre cosas del trabajo. No. El venía por mi. Y sólo por mi.
Llegó frente a mi, se agachó para darme un beso en los labios, y acariciarme el pelo.
-Kookie, ¿Estuviste esperando por mi? -me dijo con su voz tan apacible, respetuosa y tan amable como lo es siempre, y noté que estaba feliz de que yo lo haya esperado. Y aún yo estaba sentado en el piso delante de la puerta del lado del pasillo, haciendo que él se agachara por mi, ¿Por qué demonios no lo esperé parado?
-Nam... Si, te estuve esperando. Hiciste un buen trabajo hoy -le lancé una sonrisa, mientras me paraba. Estaba muy feliz de que él estuviese ahí, y que tanto este día como todo el fin de semana íbamos a tenerlo libre, ambos, solos.
Espera.
TODAVÍA NO LE HABÍA PREGUNTADO POR SI QUERÍA PASAR ESTE FIN DE SEMANA CONMIGO.
-Eso debería decirlo yo, Kook. -respondió sonriendo, tocando mi mejilla y viéndome directamente a los ojos. Esos ojos. Brillaban como dos luceros.
Él estaba feliz. Porque yo estaba ahí. Yo lo había esperado y él sonreía a cada segundo. Y la causa de esa sonrisa era yo. Por mi sonreía.
No podía ser más feliz.
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Un fin de semana junto a ti
RomanceJungkook le pide a Namjoon que pasen el fin de semana juntos, él quiere la atención de su amado debido a que siempre están trabajando. Kook tiene sorpresas para él, ¿Cómo lo tomará su querido Nam si ve lo que tiene planeado su pequeño Kookie?