04 | Ojos verdes

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Cuando le hablaron del plan a Harry, fue obvio que no creyó nada de lo que dijeron.

Alzó una ceja en la dirección de Cisco antes de que pudiera continuar con las mentiras, le enseñó la palma de la mano para que dejara de hablar, y entonces miró a Jay con la seriedad que lo caracterizaba. 

—Puedo decir que me están mintiendo, y no sé por qué, ni me interesa siempre y cuando estén seguros de que funcionará sin repercusiones —dijo entre dientes—. Sé que tiene un conocimiento mayor sobre la Fuerza de Velocidad, Señor Garrick, y pienso ayudar, pero no me tomen por un idiota que no tiene idea de cuándo una teoría es una excusa para algo mayor.

Caitlin desvió la mirada al suelo, mordiéndose el labio.

Ella y Cisco habían estado trabajando toda la noche en el proyecto, pero al final decidieron recurrir a Harry por ayuda en cuanto amaneció. Lo mejor que podían hacer era recrear algo similar a lo que habían inventado cuando Barry estuvo atrapado en la Fuerza de Velocidad cuando Zoom la secuestró, mas requerían especificaciones de Wells para finalizarlo. 

—¿Quién va a encargarse de traerlo de regreso? —inquirió él, sacándola de sus pensamientos—. Espero que no estén pensando en la Señorita West, porque entonces tendría que, para empezar, estar de acuerdo con lo que estamos haciendo. 

—Yo lo haré —Caitlin murmuró, y odió de inmediato sentirse tan pequeña, su voz tan débil. Harry la miró con ojo crítico ante aquello, estudiándola, intentando descifrar el motivo de aquello, pero no cuestionó nada cuando Jay volvió a hablar.

—Bien, entonces todo está claro. Mientras ustedes trabajan en la parte, yo hablaré con la Doctora Snow sobre lo que se encontrará en el camino si queremos a Barry de vuelta. 

Harry asintió, y se concentró de inmediato en su tarea, permitiéndoles salir un momento a caminar por los corredores de aquel piso.

Lo primero que Caitlin les pidió antes de hacer cualquier cosa fue que el asunto del pararrayos quedara entre ellos. Jay ya lo había mencionado antes sin su presencia, y ella se iba a encargar de darles un montón de factores científicos para que no husmearan de más en lo que le parecía algo privado. No quería más problemas de los que ya se le venían encima; tampoco confusión y más peleas de las que estaba a dispuesta a enfrentar en cuanto Iris apareciera y se diera cuenta de lo que había pasado.

El único beneficio que ella iba a sacar de la situación era el hecho de que Barry estaría bien. No quería preocuparse por lo demás.





Lo primero que notó cuando entró en la Fuerza de Velocidad, fue la intensidad del calor que la rodeaba. La energía era algo constante, y cada vez que se movía sentía que su piel estaba ardiendo con la temperatura.

Jay le había advertido sobre aquello. El hecho de que era metahumana no la salvaría de los efectos del ambiente al que iba a enfrentarse, sobre todo si la base de sus poderes era el frío. La fuente de poder de la velocidad era contraria a lo que ella era y se había encargado de explicarle todos los riesgos que había si no funcionaba. Cisco no tenía idea sobre aquello —no estaba segura de que él hubiese arriesgado la seguridad de su única mejor amiga con la posibilidad latente de perderlos a los dos para siempre—, y estaba agradecida de que el velocista se lo hubiera dicho en privado. 

Estaba casi segura de que Harry era consciente de todo lo que se estaba arriesgando, pero tenía suficiente fe en ella y Jay para lograrlo. O tal vez no quería preocupar a Cisco incluyéndolo en sus problemas.

Un poco de silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora