Capítulo 3

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-¿Katniss?, ¿Peeta?- pregunta Gale.

-Yo...- Intenta continuar cuando nos acercamos, pero no le salen las palabras.

Katniss se limita a observarlo por un momento. Lo mira de arriba abajo, tal vez intentando encontrarle un porqué a su aspecto. Siento que esto no va muy bien y se torna un poco incómodo para él y para mí, así que rompo el silencio y digo:

-¡Hola.. Gale!- a la vez hago un esfuerzo por darle un poco de ánimo, mas no me sale muy bien, ya que me tiembla la voz. -¿cómo has.. estado?-

En ese momento llegan corriendo los niños, así que no le dan tiempo de responder.

-Gale, ellos son nuestros hijos- dice Katniss acariciándole suavemente el cabello al bebé.

-Hola, yo soy Willow- se presenta la niña. -y mi hermano es Rye-

Rye se ríe un poco al escuchar su nombre, se cubre los ojos con sus pequeñas manos y los dos se abrazan.

-Que gusto, mi nombre es Gale- les dice dulcemente, y luego entran en un extraño juego de sonrisas.

Tomamos la decisión de entrar a la casa, nos sentamos en la sala de estar frente a la chimenea mientras los niños juegan en sus habitaciones, y así podremos hablar con más tranquilidad.

-¿Así que el Distrito 2 se convirtió en tu nuevo hogar Gale?- le suelta Katniss.

-Pues, verán... al comienzo fui por un trabajo importante: me pidieron el favor de ayudar en la reconstrucción del Hueso, aunque la verdad, cuando yo llegué ya habían adelantado la mitad del trabajo. Sin embargo ese lugar no tendría la misma función de antes, ahora se convertiría en el set de grabación para la programación televisiva que Plutarch ordenó como secretario de comunicaciones. La verdad no tengo idea por qué no lo utilizaron para algo más productivo, siendo un lugar tan beneficioso, pero, el caso es que al terminar la obra, me ofrecieron hacer parte de una novela que iban a filmar, ya que consideraron que yo sería un buen rostro para la televisión, mas yo obviamente no acepté. Es decir, todos esos programas reemplazan uno de los papeles que jugaban los Juegos del Hambre: distraer a la gente para que se olviden de los verdaderos problemas y sumergirlos en un mundo irreal, lleno de basura televisiva que no hace más que pudrir el cerebro...- hace una pausa para respirar y luego añade -Pero, en fin, me quedé allá por los últimos años porque estaba detenido en mi casa, un tipo de casa por cárcel tras una discusión con el líder de los agentes de la paz y por... Bueno, me ahorraré esa historia»

-¿Y ahora te quedarás aquí en el Distrito 12 otra vez?-

-Sí, es lo más seguro Katniss-

-Oh, que bien, ahora podrán ir a cazar juntos como solían hacer antes- digo, no sé de dónde ha salido aquello, no fue mi intención. En realidad, no quiero que eso suceda, no ha sido buena idea plantear ese comentario. Katniss me lanza una mirada fulminante, así que complemento -Así tal vez... conseguimos más carne para los almuerzos que servimos en la panadería-

Él asiente con la cabeza.

Desde esa intervención decido mantenerme en silencio, y me voy a preparar el almuerzo. Ellos dos se quedan hablando sobre todo lo que ha ocurrido en el Distrito desde aquellos tiempos y yo me limito a escuchar desde la cocina. A ratos subo a revisar que mis hijos estén bien, o juego con ellos y con Buttercup.

El almuerzo es largo, lento y silencioso debido a la presencia de Gale. Preferimos no hablar sobre él junto a los niños, ya que todo esto vendría cargado de preguntas sobre nuestro pasado, preguntas que tal vez no podamos responder.

-Fue un placer verlos otra vez, muchas gracias por todo, el estofado de cordero estaba muy bueno, te quedó delicioso Peeta, pero creo que ya es momento de que me vaya, mi madre está sola en casa y debo acompañarla-

-Con gusto Gale, y gracias a ti por venir- le respondo como siempre todos hacen al recibir una visita.

-Que te vaya bien, saludos a Hazelle- agrega Katniss.

-Claro, se los daré, gracias Katniss-

-Oh, y nos vemos el domingo en nuestro punto de encuentro para ir de caza-

-Bien...- dice algo confundido, al parecer ni él ni yo nos esperábamos esto.

-¡Adios Gale!- se despide Willow.

Gale cruza la puerta con una sonrisa nerviosa en los labios, y se va andando en una vieja bicicleta de color rojo oscuro.

Los Juegos del Hambre: El diente de LeónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora