capitulo 1

67 6 3
                                    

Los cerámicos rotos en el suelo, el agua mojando mis zapatillas en mis manos la pelota, mi madre regañándome, diciendo adjetivos "muy buenos" hacia mi persona y yo allí en silencio. Ustedes creerían que yo me merecía el regaño, lo que ella no sabe es que unos segundos antes mi hermano me dijo que vaya a buscar el balón para jugar. Caí en el engaño otra vez, y lo veía riéndose maliciosamente a la distancia, no se porque nunca me anime a decir nada, no era la primera vez que pasaba. El y yo fuimos muy unidos, me llevaba cinco años. Joaquín era todo lo que yo quería ser, era extrovertido sabia como divertirse en cambio yo era todo lo contrario.

Había una persona que sabía que yo era inocente, siempre me salvaba de los castigos, el era mi abuelo hizo que de nuestra infancia no nos podamos quejar, nos daba el cariño que de nuestros padres faltaba. Gervasio Sánchez, así es el nombre de este SEÑOR, era la persona que mas admire en mi infancia, solo pensar que de la nada solo con su trabajo arduo el hizo este imperio me llenaba de orgullo.

Con mis padres la relación era más distante, mi padre siempre estaba trabajando o perdido en sus deudas, mi madre en cambio prefería estar con sus amigas "estiradas" a ella le gustaba presumir su lujo y la clase, estar con la alta sociedad era su "adicción" muchas veces nos obligaba a ver a los hijos de p..., digo a los hijos de aquella gente tan honorable, perdón solo recordar aquellas personas me altera. A mi hermano y yo Siempre nos gusto ser más humilde juntarnos con gente que no era del circulo privilegiado eso molestaba a mi madre pero nuestro abuelo siempre nos apoyo.

Mi madre y mi abuelo siempre chocaban por la crianza de nosotros, la primera tenía que ceder, como cuando mi hermano eligió ir a una escuela pública y no privada como quería ella, lo mismo hice yo en la secundaria. Por la diferencia de edad En el colegio solo un par de años nos toco coincidir siempre el último de los niveles educativos. Pero recuerdo más nítido la última vez que estuvimos en el mismo colegio era más consciente. Y ustedes se preguntarán ¿por qué es importante que le cuente esto?, porque así comienza la historia de cómo conocimos a las personas que hoy están a nuestro lado y el largo proceso de errores y aciertos en los que caímos aunque siempre sacamos alguna enseñanza, tuvimos que aprender a los golpes. Así que comencemos que tengo tanto que decir y contarles.

Yo me llamo Emanuel, Todos desde pequeño me dicen "Manu" me pueden decir así o como gusten, nací en corrientes donde crecí, intentando siempre ser buena persona y siguiendo el ejemplo de mi hermano y mi abuelo. La timidez era uno de mis rasgos más principales durante mi infancia y adolescencia. La relación con las mujeres siempre fue algo complicado para mi, en la secundaria no fui muy bueno, prefería jugar básquet y a la play. En cambio mi hermano Joaquín era todo lo contrario era un experto en chicas al menos eso veía yo, con su amigo Nicolás siempre jugaban "a quien sacaba más números de teléfonos" siempre los miraba con admiración, porque yo no me animaría, aunque seguro no sacaba ni uno.

Ellos siempre fueron muy unidos, por momentos Nicolás estaba más tiempo con mi hermano que yo, la verdad que mucho no me importaba yo tenía mi mundo aunque a veces me hacían parte de sus travesuras, y como siempre yo terminaba siendo el culpable de todo "un clásico de mi infancia".
Bueno pero sigamos con la historia, en el año 2007 ingresé a la secundaria en el Colegio Universitario, mi primer año paso sin pena ni gloria, las mujeres no me daban ni la hora, aunque todavía no me interesaban prefería estar con los nerd aunque siempre los más populares querían ser mis amigos. Éramos los perdedores del salón, igual a veces presumía, era un fanfarrón con mis amigos con historias inventadas de chicas imaginarias y demás cosas típico de un adolescente inseguro.

En cambio mi hermano estaba en su último año, tenía que disfrutar su últimos momentos con sus compañeros, los recuerdos y momentos que viviera tenían que ser los mejores, vivir al máximo era su consigna. Además sabía que mis padres lo querían mandar a estudiar a Buenos Aires, lejos de todo esto. Entre Joaquín y Nicolás se pusieron como meta "muy constructiva" de encararse a todas las chicas que pudieran, mas que una meta que era una promesa de hermanos, no de sangre pero si por elección, y lo iban a cumplir. Esas tardes después del colegio fueron muy movidas, ambos fueron imparables.

Una de esas tardes después del colegio ambos se dirigieron al bar a tomar una gaseosa. Ese era su refugio siempre iban al mismo lugar desde que se conocieron, ya "Tincho" (el dueño del bar) los atendía y conocía que iban a pedir, ese lugar estaba lleno de recuerdos, como la primera vez que rechazaron a Nicolás. Iban allí a buscar a su próxima víctima, entre bromas se desafiaban, mi hermano siempre ganaba, esto fue haciendo crecer de a poco la envidia y resentimiento de Nicolás que siempre iba de atrás y no lograba recuperarse.

Aquel bar estaba muy quieto, no pasaba nada, ni una chica entraba para "entretenerse", Nicolás ya se quería ir a jugar a la play pero mi hermano se quería quedar. En esa discusión si se quedan o se van, el se queda mirando la puerta del local ignorando a Nicolás y allí la ve, detrás del cristal. Al verla, su corazón se detiene por un instante, mi hermano ya estaba fuera su eje. Ella ingreso al local, Joaquín no podía disimular aquella mirada ya no era suya si no de la chica que tanto le atraía, sintió aquel dulce perfume que tanto le gustaba, no podía mover un musculo, ella era la primer mujer que lo tenia así.

Tiempo después mi hermano me conto que ella fue la única chica que no se animo a ir al frente, sentía algo pero no sabía porque lo detenía. Se arrepintió de no hablarle la primera vez que la vio, en aquella biblioteca, ella sentada con su uniforme bien prolijo, su cara tan angelical, sus ojos verdes, su pelo castaño bien peinado, y siempre ese perfume que lo paralizó, era su deseo hecho persona. Lo que más le gustaba y la hacía diferente según el, era su seriedad, no la veías sonreír frecuentemente pero su sonrisa era la más bonita del colegio, la más bonita del mundo en su corazón.

Esa tarde a diferencia de otras ella entró al bar sonriendo, lo vio a la pasada a Joaquín y siguió hasta la barra, parecía que se tomó un descanso la chica "aplicada", lo diferente que se veía cuando se le veía suelta no tan informal como en el colegio, mi hermano estaba perdido a kilómetros se notaba. El que se dio cuenta fue Nicolás, y vio la oportunidad de vengarse por tantas veces que perdió, decidió arrebatar a su amigo aquella mujer:

—La quiero para mi_ dijo Nicolás, despertando a mi hermano que no podía creer que así la iba a perder esas palabras era una norma que tenían, ese código, ¡maldito "código"! pensaba el por dentro, el que primero la pide tiene el derecho de cortejarla esa es la norma.

Y así fue como Nicolás fue paso tras paso hacia la barra donde se había sentado ella. Con un poco de nerviosismo aunque quería vengarse, se notaba que su amigo quería estar con ella, entre dudas y certezas iba hacia ella.
Joaquín quería parar a su amigo pero su orgullo no lo dejaba, Nicolás ya no lo dudo y como un inexperto, un poco nervioso, sus manos sudaban, y con la voz un poco temblorosa lanzó un "hola".
Ese "hola" fue el comienzo de algo y el fin de otra cosa, y así fue como ambos amigos conocieron a Tatiana, una chica que los iba dividir, y el objeto de deseo de ambos.

HermanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora