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Azzell, desaparición de la familia real.

Hoseok se mantuvo los primeros días aferrado a las ropas de Namjoon, temeroso de que lo dejara solo en cualquier momento aunque fuese un segundo. No sentía confianza estando sin sus amigos al otro lado de la frontera, menos cuando el reino de Azzell se convirtió en caos una vez anunciada la noticia que la familia real estaba fuera de los límites del reino. No había gobernantes, el desastre estaba por todos lados y eso asustaba al niño de diez años sin importar que tan seguro pareciera su nuevo amigo de que todo mejoraría, pero estaba seguro que algo estaba mal con todo, pues Namjoon últimamente se desvelaba esperando a su padre.

—No hay nada de que preocuparse ahora, Hoseok —aseguró Namjoon sonriendo lo más tranquilo posible—. Mi papá llega cuando estamos dormidos y se va antes de que despertemos, lo veré el día que me quede despierto toda la noche.

Pero el foráneo sabía que era una completa mentira una vez que se dio cuenta que, al no poder dormir por añorar su cama de vuelta en casa, no había ni un ruido en la casa por las madrugadas. Y se le hacía sospechoso que ahora la vecina se encargara de darles los alimentos cada mañana, cuando Namjoon decía que su padre era quien lo hacía desde siempre.

Una tarde Hoseok se vio obligado a quedarse en casa sin compañía, su nuevo amigo tuvo pendientes de su padre que arreglar: iba a dar un encargo al palacio en nombre del señor Kim; el mayor quiso pegarse a él como sanguijuela para no tener que lidiar con la soledad de la casa pero rápidamente fue rechazado, el otro tuvo que explicarle que debía irse escondido y con mucho cuidado por los atajos que ya conocía de memoria, llevar a alguien que no los conociera los pondría en peligro a ambos y más por como estaba derrumbándose el reino. Así que ahí estaba, solo, escuchando las palabrerías de los vecinos y algunos ladridos del perro que lo asustó la primera vez que salió.

Un quejido cercano lo trajo de vuelta a la realidad de la casa, entonces recordó que había otro niño que Namjoon no le había permitido ver bajo ninguna circunstancia hasta que estuviera curado. Pero habían sido semanas de aquello, no parecía estar cerca de curarse por la forma en la que su amigo lo trataba: con tanto cuidado como si fuese a romperlo. Eso le extrañaba mucho, si él se enfermaba era única cuestión de ser atendido por el medico —a petición de la amable madre de Jungkook— y en unos días se sentía como nuevo. ¿Acaso Namjoon y su padre no habían intentado llevarlo al medico? Porque él podría salir a gritar que necesitaba uno, pues aquellos lamentos eran tan alarmantes que ponían de nervios al pobre Hoseok.

Quiso también ir a asomarse para verificar que era algo normal, después de todos eran días los que habían pasado escuchándolo quejarse de tal manera y ya no parecía alarmar a Namjoon, solo se resignaba. Se detuvo al pensar que el niño tuviera una enfermedad contagiosa, sin embargo su preocupación era más grande porque no había nadie más que cuidara de él, nadie que estuviera aunque fuese para apoyarle moralmente. Únicamente estaba él, y él mismo le ayudaría.

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⏰ Última actualización: Dec 15, 2018 ⏰

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Estigmatizado ➳YK.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora