Capítulo 2: The Zoomer and the Mage

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Luego de aquella noche que involucró retornos, liberaciones, portales cerrados, carreras en túneles interdimensionales, muchos abrazos y un demodog en la heladera, todos necesitaban dormir un poco

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Luego de aquella noche que involucró retornos, liberaciones, portales cerrados, carreras en túneles interdimensionales, muchos abrazos y un demodog en la heladera, todos necesitaban dormir un poco. Y a eso estaban dispuestos, excepto que antes Dustin había convencido a sus amigos de enseñarles D&D a las chicas, lo cual resultó ser algo muy prometedor, porque ambas entendieron al instante la mística del juego y poco a poco estaban aprendiendo. No obstante, no jugaron mucho rato, porque todos estaban agotados como nunca antes lo habían estado, y uno a uno fueron cayendo profundamente dormidos en donde estaban, sobre almohadas, frazadas, peluches o lo que encontraran. Will se durmió en su cama en un rincón, con Dustin acurrucado a sus pies, Lucas y Max cayeron rendidos sobre un montón de almohadas que Will tenía cerca del escritorio. Mike reposaba medio apoyado en la pared, junto a muchas almohadas, con El durmiendo abrazada a él envuelta en la bolsa de dormir que él mismo había usado hacía dos días atrás. Todos arropados bajo muchas mantas con las que Joyce los abrigó cuando fue a ver cómo estaban, encontrándolos  a todos profundamente dormidos.

Pero la noche había pasado, y ahora un tenue rayo de luz de sol entra por la ventana de la habitación de Will e ilumina las pecas del apasible rostro de Max, poco a poco, molesta por la luz, va abriendo los ojos. Al principio ni siquiera entendió dónde se encontraba, pero luego empezó a ver a sus amigos dispersos por la habitación de Will, todos dormidos de diferentes e incómodas formas. Pero con la tranquilidad reflejada en cada uno de sus rostros. Max sonríe para sí misma, percatándose de que en sus pensamientos los nombró como sus amigos, y es que sí, lo eran. Ellos seis ahora tenían en común un vínculo que nunca podrían romper, el vínculo de atravesar una situación horrible juntos y superarla, también juntos. Y superar todo lo que estaba por venir, porque Max bien sabía, y dudaba que los demás lo ignoraran, que quedaban ciertas heridas por sanar. Heridas que esperaba que no tardaran en cicatrizar.
Max paseó su vista por la habitación, ella había estado durmiendo al lado de Lucas, sobre un montón de almohadas, más allá en la cama de Will Dustin descansaba en posición fetal en la punta de la cama, durmiendo con la boca abierta y (por todos los cielos cómo ronca este chico), abajo de las sábanas Will reposaba tranquilamente. Él más que nadie merecía una noche de paz. Al lado de la cama de Will, en el suelo, Mike dormía medio apoyado contra la pared, sobre un colchón de almohadas, Eleven descansaba sobre su pecho mientras él la abrazaba, ambos respiraban con suavidad al mismo tiempo, detalle que a Max le pareció asquerosamente tierno.
Max sonríe con toda la situación, comenzando a rememorar los hechos de la noche anterior. 

Ella estaba en su casa intentando pegar su skate y... oh por dios. Con rapidez, pero procurando ser silenciosa, sale de la habitación y corre a la sala a buscar el teléfono, el cual ve que no está. Claro, la hermana de Mike lo arranco de la pared cuando sonó anoche. Maldita sea, sus padres iban a matarla. Bueno, su madre, y el inútil con el que se casó, aunque ciertamente Billy debería haberles informado ya de dónde estaba, pero vaya uno a saber dónde estaba Billy ahora mismo. Max mira el reloj de la cocina, las 08:00 AM, bueno, podía esperar unas horas y volver a casa, no podía irse ahora mismo, no quería irse ahora mismo. ¿Y que iba a decir cuando volviera? Podía contar que se reunió con sus amigos y se quedó dormida o... No, nada era lo suficientemente creíble, lo que si era seguro era que iba a estar castigada unas semanas. Con todo esto en la mente se sienta en la mesa y empieza a jugar con uno de los juegos de Bob que Mike había dejado en la mesa. Wow, alguien había muerto ayer. Max no conoció a Bob pero, ciertamente sabe que no merecía morir, y que murió como un héroe, arriesgando su vida por Joyce, Will, Hopper y Mike. Y por todos. En ese momento, Max se percató de que ella también arriesgó su vida ayer, arriesgó su vida impulsada por un sentimiento que todavía no sabe describir cual fue. Porque la realidad es que conoce a estos chicos desde hace una semana, con Mike recién empezó a sentirse cómoda ayer, y a El la conoció hace tan sólo unas horas, pero igualmente, siente que entre ellos existe algo real, muy real, que supera los niveles de amistad que ella conocía.

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