Hy Sinh [Uzumaki Naruto]

[Capítulo 1]

La magnífica introducción a los ninjas más asombrosos de la aldea de la hoja. 

Konoha, la aldea oculta entre las hojas, era famosa no solo por su poderío militar, sino también por su influencia y estabilidad. Tras años de conflicto, finalmente había alcanzado una época de paz duradera, y sus habitantes disfrutaban de días tranquilos y sin sobresaltos. Sin embargo, aquella calma fue rota de manera abrupta el día en que una frenética persecución tomó lugar en sus calles

—¡No los dejen escapar, tienen que pagar por lo que hicieron! —vociferó uno de los ninjas que lideraba la persecución, corriendo a gran velocidad tras los responsables de los problemas que la aldea estaba teniendo—. ¡Nos dividiremos, no debemos dejar que esto se salga de control!

Los demás shinobis que estaban apoyando la persecución asintieron y se separaron en dos grupos para dar con los causantes de tal alboroto. 

—Oye, ¿estás segura de que por este camino no nos atraparan? —preguntó el chico, mirando alrededor con desconfianza.

—Claro que estoy segura, lo comprobé — respondió la castaña con una seguridad que, al menos para ella, le parecía absoluta. El chico solo hizo una mueca, no muy convencido de seguir el camino que su amiga sugirió —. ¿Qué es esa cara? ¿No me c-

Antes de que pudiera terminar la frase, Gwen chocó de frente contra alguien. Naruto, al ver quién era la persona con la que su amiga había tropezado, no lo pensó dos veces: saltó rápidamente hacia unos arbustos cercanos, ocultándose en un intento desesperado por evitar ser visto. Gwen, por su parte, no reaccionó tan rápido. Al levantar la vista y ver que ya no tenía tiempo para esconderse, hizo lo único que se le ocurrió: transformarse en una anciana con la esperanza de engañar al ninja que se había detenido frente a ella.

—¿Uh?

Gwen, intentó mantener la calma. No quería parecer demasiado nerviosa, pero el sudor frío ya se acumulaba en su frente.

—Yo-yo te ofrezco una disculpa joven...cito —rio de forma nerviosa—. No vi por dónde caminaba, que torpeza la mía...

El ninja la miró con desconfianza, observándola de arriba a abajo. Algo no cuadraba. ¿De dónde había salido la mujer? Además, parecía terriblemente nerviosa, lo que le aumentaba sus sospechas.

—No, está bien. Le ofrezco una disculpa, señora —dijo el ninja, con una ceja levantada.

—Oh, no te preocupes, querido —respondió Gwen soltando risas nerviosas—. Bueno, si me disculpas, me tengo que ir...

—Espere un momento —dijo, deteniéndola—. De casualidad, ¿ha visto a un par de chicos por aquí? Un chico y una chica —preguntó, analizando cada gesto de la "anciana", cada pequeño movimiento que delataba el nerviosismo de Gwen.

Gwen tragó saliva, intentando no temblar. Mantener la transformación y la compostura se volvía cada vez más difícil, y el ninja parecía estar a punto de descubrirla. Con una voz temblorosa, respondió lo mejor que pudo: