¨EL SECRETO QUE ESCONDE SU MUERTE¨

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AUTOR: MIGUEL EMANUEL

El reloj daba las doce y cuarto el temporal no quería ceder, era como si no quisiera dejar llegar al médico a la casa de los Preston. En la acogedora cabaña se encontraban los hermanos, tendidos a los pies de la cama de su padre, quien aparentemente estaba sufriendo un repentino ataque al corazón.

—¡Padre!.—dijo la pequeña con un llanto ahogado, al ver como la respiración de su ser amado se intensificaba y aceleraba de manera muy agravante—.

—¡Resiste!, el doctor ya esta en camino.—replicó Alex casi suplicando que no los abandone—.

—Tranquilos mis niños, no hay nada que temer.—comentaba el padre con apenas un hilo de vos, y con un rostro que solo reflejaba su dolor—.

En medio de tan difícil momento se escucho a lo lejos el relinchar de los caballos que tiraban con mucho trabajo de la carreta del señor Dison. toc toc toc, resonó la puerta de entrada que estaba hecha de madera de roble.

—Un momento,—grito el muchacho y acto seguido hizo pasar al doctor para que atendiese al que precisaba de sus conocimientos— esta muy dolorido y le cuesta respirar.

—¿Usted puede ayudarlo verdad?.—repetían ambos mientras dejaban trabajar al experto—.

—Solo puedo asegurar que haré todo lo que esté a mi alcance, más no puedo prometer.

Luego de éstas palabras sacó su estetoscopio para estudiar el corazón que tantos problemas le estaba causando al que se encontraba en cama.

—Bien a decir verdad no percibo ninguna anomalía, todo parece estar en orden. Dígame específicamente ¿cuáles son sus síntomas y las zonas donde percibe el intenso dolor?.

—¡Les dije que me encuentro bien doc! pero ellos insistieron en llamarlo a usted, solo tengo dolor de cabeza y me siento bastante cansado, de seguro el trabajo pesado y la edad me están jugando una mala pasada.

—¡No es así! hace un instante pegabas alaridos y te tomabas del pecho estoy seguro de que a eso no se lo puede llamar normalidad, exijo que seas llevado al hospital para un chequeo general.

—¡Tranquilo joven Alex! si su padre esta seguro de lo que dice no hay nada que hacer mas que reposo absoluto y tomar unos medicamentos que les puedo dejar; mas por el contrario me veo en la obligación de decirles que si ansían ir para realizar los estudios necesarios con gusto los llevaré sin importar el mal tiempo.

—¡¡Jajaja, el mal tiempo!!—dijo allan de manera irónica— él es mi mayor amigo.—agregó con un toque de sarcasmo mientras le hacia un gesto con el ceño fruncido al médico, quien parecía entender a la perfección aquella expresión—.

—Muy bien viendo que mi presencia ya no es necesaria mi viejo amigo espero te recuperes pronto, me voy yendo antes que la tormenta se intensifique sino no podre llegar! ¿te parece? —le preguntó con cara de tristeza y resignación mientras le apretaba muy fuerte su mano con la de él—.

—Me parece perfecto, no quiero que llegues tarde, tú sabes cuánto agradezco tu gran amistad y valoro lo que estas haciendo por mi.

Luego de éstas últimas palabras hubo un pequeño pero fuerte abrazo, que daba por sobreentendido un triste despido, y sin mas Berni se marcho.

—¿Padre qué fue todo ésto? ¿acaso hay algo de lo que aún no estoy enterado?.

Mientras el joven interrogaba a su padre con extrema curiosidad e intriga, la niña fue directo hacia la cabecera para abrazarlo con mucha fuerza.

ALEX ¨Y EL MISTERIOSO RELOJ DE ARENA¨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora