Narra _____:
¿Qué cómo termine en la vida de los Kim y específicamente en una relación JongDae? Pues... girando el reloj unos años atrás, yo era una recién egresada, estaba muy emocionada y feliz, lo había logrado, conseguí trabajo pronto gracias a mis calificaciones, un día bastante temprano me llamaron, debía asistir con el jefe, esta algo nerviosa ¿Habría hecho algo mal? ¿No le gustaba el café dulce? ¿Me despedirían? Toda la mañana estuve en esa pensadera, que casi, me hace llegar tarde.
–Me alegra que hayas podido asistir señorita _____, estoy agradado con tu eficiencia y quisiera hablar de proyectos mayores con usted —Mi jefe, quien se dirigía a mi con mi apellido ya que anteriormente había admitido que ni nombre era un poco difícil de recordar, me sonrió ampliamente mientras se ponía de pie para recibirme, luego de sentarnos, una de mis compañeras nos trajo café a ambos—. Bueno, ahora voy con lo que me interesa.
–Le escucho señor —Dije antes de darle una probada a mi café, estaba en su punto, ni muy dulce, ni muy amargo.
– ¿Qué tanto sabes de gerencia? —Preguntó él mientras imitaba mi acción.
–Pues, algunas cosas mínimas señor —Contesté y no era del todo mentira, para el tiempo que llevo aquí aun estoy algo lejos de la gerencia.
–Muy bien, toma —Se apartó un poco de su escritorio, abrió una de las gaveta para luego sacar un sobre de manila, lo coloco sobre el escritorio, nuevamente se acercó y me lo entregó—. Te he inscrito en un curso básico de gerencia, nos hace falta un poco de eficiencia por allí.
—Mis cejas se alzaron en asombro mientras tomaba el sobre en mis manos—. Muchísimas gracias señor —Me puse de pie, el me imitó—. Ya verá que no le fallaré —Asentí enérgicamente mientras le sonreía.
–Gracias a ti, comienza mañana. Puedes retirarte ya, aun no estás en el campo y debo pedirle a alguien más que se encargue —Contestó con algo de cansancio.
–Con su permiso entonces. Que tenga buenas tardes señor.
Salí entusiasmada, revise el reloj, debía pasar por unas cosas al supermercado antes de volver a casa. Ya hechas mis compras venía por la acera, con las compras entre los brazos, parecía que le estuviera dando un abrazo al pan y a unas cuantas hortalizas, pensaba en pasar por casa de Yifan y quizás pedirle que me acompañe de regreso a casa, debía contarle la nueva noticia pues tenía más de un par de días sin verlo, hablábamos poco por mensajes. Mejor sería darle una sorpresa, pero al cruzar en su calle puedo verlo a lo lejos, reconocería su altura en cualquier lugar, llevaba a una chica desconocida -para mí- a su motocicleta, esta última hermosa y de color celeste como mi cabello actualmente. Decidí espiarlos, quizás no había nada malo en esta escena como a la vez sí, y tenía razón. Él la subió al asiento, ella al igual que yo es más pequeña que él. Acarició una de sus mejillas y le dio un beso en los labios al que ella correspondió sin vergüenza alguna. Escuché el crujir de las bolsas, un pan y un sonido similar, quizás fue una de las zanahorias, respiré con fuerza y continué hasta llegar con ellos.
– ¿Interrumpo?
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Los Hermanos Kim
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