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Yo te conozco

Narra _____:

– ¡_____! —Yifan reconoció mi voz de inmediato—. No, no interrumpes nada —Hablo mientras se apartaba de la chica, nervioso.

– ¿Nada? —La chica se ofendió—. ¡YO SOY NADA PARA TI YIFAN! —Ella se bajó de la moto y le dio un empujón inútil, su cuerpo no se movió ni un poco—. Eres un asco.

—Comencé a reírme—. Un completo asco —Comenté en acuerdo.

—Yifan nos veía a ambas sin saber qué hacer—. Espera un momento _____.

– ¿Y yo que Yifan? Todo ella, todo ella —Reclamó la chica.

–No te preocupes, no te conozco pero, ya no tengo que ver con esto —Señalé con desagrado a Yifan—. Así que si me disculpas se me hace tarde —Me di la vuelta, no me sentía bien.

– ¿Te vas a ir así nada más? —Yifan me alcanzó, pues era muy sencillo, me tomó por el hombro, me giró medianamente, me miraba confundido—. ¿Vas a dejarme aquí? ¿Así?

Asentí despacio mientras que sujetaba mis compras con una sola mano, quité con la otra su mano de mi hombro y seguí con mi camino, habían sido diez meses, y todos lanzados por la borda ya que decidió quedarse con ella, quizás a desquitarse, siempre fue un tanto volátil. A unas dos o tres casas de la residencia Wu, de donde venía, se encontraba uno de los vecinos lavando un auto, supuse que era el suyo por la dedicación que le ponía, y lo hacía justo en la fachada. Para no estorbar preferí pasar por la calle ya que estaba vacía.

–Tranquila, no me molesta que quieras verme —Dijo él, tenía una sonrisa radiante aunque un tanto presumida si te fijas bien—. ¿Y esa cara larga? ¿Te ha dejado tu novio? —Tenía razón.

–No me interesa verte, y para tu información, fui yo quien lo dejó a él —Asentí, mantuve la frente en alto, es un extraño y me prometí no demostrarle mi dolor.

–Pues un gusto, me llamo JongDae —Hablaba, ignorando mis palabras.

—Puse los ojos en blanco por un par de segundos—. Pues JongDae, no recuerdo haberte preguntado tu nombre para ser precisa, ni me interesaba.

–Vaya, vaya —Él me sonrió una vez más—. Como que estás mas dolida de lo que aparentas, interesante.

–Claro que no —Le contesté de mala gana.

–No suelo equivocarme tan seguido —Negó—. No puedes mentirme.

– ¿Quién demonios te has creído? —Dije de inmediato disgustada, casi arruino otro de mis panes.

– ¿Entonces vienes de terminar con tu novio? —Me miró, no contesté—. ¿Lo descubriste? ¿Es más bonita que tú? ¿Mayor? ¿Menor?

–No me lo recuerdes, quiero matarlo —Hice la vista a un lado.

—En eso nos interrumpió una señora, pensé qué era su madre por la forma en que le habló—. JongDae pasa cariño. Quiere llover.

–Claro —JongDae me dirigió una mirada rápida mientras guardaba las cosas que utilizó para lavar su auto.

–Oh, linda —La señora me vio después—. No te quedes allí parada, ven, pasa.

– ¿Yo? —Me cercioré de que no hubiese nadie más en la carretera.

–Sí linda, la lluvia se acerca —Me sonrió.

Luego de entrar, la Señora nos dejó a JongDae y a mí en un recibidor, muy bonito por cierto, elegante y costosamente decorado en azul, blanco y plateado. Al adentrarme un poco más tres pares de ojos se fijaron sobre mí segundos después de notar mi presencia junto a JongDae. La primera era la menos intensa, pero, había curiosidad en ella. La siguiente era un poco más suave pero inmensamente cargada en dudas, podía notarlo por las leves arrugas que había entre sus cejas. La última si estaba inmersa en incredulidad.

Los Hermanos KimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora