El gran hombre que se había acercado a mi era un Teniente, probablemente Africano ya que era un Elefante y su apellido era Varkesh. El Teniente me dijo algo atónito: "Hijo, sobreviviste a 2 impactos de una de las armas más potentes de nuestro ejército..." Yo me le quedé mirando y le dije.. "Mi hermana no,.. Ella no merecía morir así!" quería golpear al elefante pero debido a mi torpeza los enfermeros me sujetaron para que no pudiera hacer nada. El Teniente alegó: "dejen que el joven y yo hablemos a solas" El personal obedeció de inmediato, dejando ver que aquel hombre tenía un rango muy alto. Aquel oficial solo quería ayudarme, se sentó junto a mi y me ofreció un vaso de agua y poniendo su mano en mi espalda "noche difícil, eh" aceptando el vaso y viéndolo sin decir nada, solo bebía el agua "Yo te entiendo perfectamente, yo también llegué como tu y también fui huérfano.. No intentes tonterías o los soldados te acribillarán y dudo que quieras terminar así" yo solo negaba, moviendo la cabeza de lado a lado, viendo apenado al Teniente Varkesh "Te recomiendo ser buen chico y no provocar a nadie, hasta que te recuperes te quedarás aquí y yo pasaré seguido a verte y enseñarte el lugar. También te recomiendo enlistarte, si no tienes a donde ir" El Teniente se retiraba a la puerta de las barracas de los heridos, en eso levanté un poco la voz "Se-señor!.." volteo a verme rápidamente, le di una leve sonrisa y le dije: "Gracias.." el amable elefante me devolvió la sonrisa y me contestó: "No es nada, zorro. A propósito, mi nombre es Tafari".
Unas horas después cuando era hora de la comida, una enfermera me había llevado una enorme charola, esta tenía una hogaza de pan blanco, puré de patatas, una caliente sopa y un vaso con jugo de naranjas recién exprimidas. Al ver esto creía que me estaban compensando por algo, pero sin darle tanta importancia había comenzado a comer, cuando el teniente Varkesh entró y se sentó enfrente de mí, con el pan en mi mano lo miraba algo apenado "Oh, no te detengas por mi, muchacho come, come.. necesitas fuerzas" -Está bien, teniente. ¿Qué hace aquí? digo, tiene mejores cosas que hacer que estar con un prisionero herido- el elefante se acercaba a mí, entregándome una bata de enfermería. "Ponte esto en cuanto termines tu cena. No debemos hacer que crean que eres un prisionero o te llevaran a un campo diferente donde te darán una ducha" Algo extrañado contestaba -No me caería mal, tengo sangre seca pegada en mi pelaje- dió un suspiro y soltó una risa diciéndome "Luego lo entenderás, por ahora come. Te llevaré a ver el lugar" algo desganado por mi condición y mis pensamientos contestaba con mi cabeza y empezaba a comer, remojando mi pan en la sopa y comiendo el puré a grandes cucharadas. Había dejado la charola a un lado y aun bebiendo del jugo le avisé al teniente, quien amablemente me ayudó a ponerme la bata y me subió a un auto Kübelwagen junto a 2 soldados que nos cuidaban. Uno de ellos me saludó "Hey, tu debes ser Richthofen, el zorro que trajeron desde Hamburgo. Mucho gusto, me llamo Eckbert, pero llámame Eck" lo miré con una sonrisa y movía mi cabeza de arriba a abajo, haciendo mis orejas hacia atrás, me sorpendió bastante que los soldados se estuvieran portando tan amables conmigo cuando yo era su prisionero y no sabía lo que me harían.
Fuí afectado por el Síndrome de Estocolmo y empecé a identificarme con ellos, igual ya no tenía a donde ir y con una guerra recién estallada no estaría a salvo..
Dentro del Kübelwagen junto a esos soldados y el Teniente, solo guardaba silencio mientras ellos me mostraban el campamento militar que habían montado, saliendo de las barracas de enfermería y viendo los campos de prueba donde la Polizei y los voluntarios donde estos se estaban preparando y adiestrando. El teniente con una leve sonrisa señalaba a ellos "Si quisieras podrías estar ahi, pero si muestras mas disciplina y dedicación puedes estar con esos" mas hacia a un lado, estaban marchando y cantando unos soldados de las SS Totenkampf, los veía sorprendidos al ver el respeto que tenían por su alto rango.
Llegabamos a unos pequeños muros manchados y semi derrumbados, una especie de trincheras con un fuego que olía muy mal, una especie de casona grande y un cuarto con una chimenea. Al notar mi seriedad y confusión, el soldado que conducía me decía: "nunca tomes un baño ahí, muchacho, tienes suerte de caerle bien al alto mando" solo me limité a decir -¿Y porqué nó?- contestaba de nuevo "ahí te mataran junto a los enemigos del estado, pero no tienen tiempo para explicaciones; o te fusilan o te encierran en un horno" Eck añadía "o te ducharán con gas hasta que seas un montón de cenizas" solo asentaba con la cabeza -Está bien, pero.. asesinar está mal- el teniente puso su mano en mi espalda y me dijo con un tono de seriedad "Nunca le digas eso a ningun soldado aquí o creeran que eres debil y te mandarán al horno, me entendiste?" contestaba con un seco -Está bien-
El auto daba la vuelta, pasando por unos salones con jovenes de todas las edades quienes saludaban al teniente y a los soldados que me acompañaban -Señor Varkesh, quienes son ellos- contestaba rascandome la cabeza "Son las juventudes Hitlerianas, hijo. Primero tienes que finalizar tu estudio y entrar a la Leibstandarte para convertirte en soldado y que te envíen al frente a combatir, claro si demuestras audacia y valor" Eck decía "allá estará, este muchacho es muy valioso y es mejor que esos mocosos juntos. ¿¡Cierto o no?!" el conductor exclamaba "Haha! Ya lo creo!!" soltaba una risilla y decía -Bueno, ustedes me darán un techo, comida y estudios como mis padres hubieran hecho.. acepto!- "De acuerdo" el Teniente con su trompa saca una solicitud firmada por el "le entregarás esto a la oficinista de la recepción cuando te sientas mejor, no decepcionarás al pueblo Alemán, ¿Verdad?" -por su puesto que no, señor!- contestaba un poco nervioso "jejeje" burlandose el Teniente me da un leve sape "Ahorrate el "señor" para el alto mando y esas cosas, aquí estaras en confianza, Rich" con una sonrisa y mas aliviado decía -Gracias señor Varkesh.. Gracias por la vuelta muchachos!- "cuando gustes!" decía el piloto "Aquí estaremos muchacho!" contestaba Eck.
Los días pasaron y mis heridas habían sanado, me había inscrito a las Hitlerjugend para terminar mis estudios mediosuperiores, el Teniente contento al ver esa actitud estudiosa mía y el respeto que le tenía a todos por mí, decidió ayudarme a ser aceptado en las Leibstandarte para comenzar mi entrenamiento. A las 5 semanas de entrenamiento harduo y riguroso podía controlar bien el armamento mas avanzado de la Wehrmacht y me había vuelto muy bueno en el combate cuerpo a cuerpo. 8 meses pasaron y mi militarización estaba completa, solo necesitaba ser provado en algo más real. El Teniente iba a enviarme a combatir a las trincheras, había tomado un curso de primeros auxilios y medicina por lo que fui asignado a una división como el médico de apoyo, teniendo los pantalones bien puestos para saborear la guerra. Fui enviado a las conquistas Alemanas en Luxemburgo y Holanda, me dijeron que tendría que suprimir las resistencias y hacer frente al enemigo.. Sería esa la segunda vez que tomaría un arma con la intención de asesinar..
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El Aborto Retroactivo de Richthofen
Science FictionEsta es una pequeña historia bélica de ficción y animales antropomórficos escrita por mi